Según la Comisión Europea es necesario crear una serie de normas para respaldar el mercado de los alimentos ecológicos, la comisión considera necesario reforzar la confianza de un mercado que se encuentra en plena expansión, cada vez son más los consumidores que quieren adquirir alimentos ecológicos que se hayan producido de forma respetuosa y sostenible con el medio ambiente, desean conocer el verdadero impacto medioambiental. Pero apunta que uno de los problemas a los que se enfrentan los consumidores es la dificultad que tienen para elegir los productos con conocimiento de causa.
Los países comunitarios utilizan diferentes metodologías para evaluar las credenciales ecológicas de los alimentos y las empresas que trabajan en este segmento, algo que dificulta las comparativas y la elección. La CE también apunta que se utilizan términos y descriptivas en las etiquetas de los productos que en ocasiones son imprecisos y suelen confundir. Curiosamente hace un par de años se decidió cuál sería el logotipo oficial de los alimentos ecológicos europeos, un logotipo unificado que representa un sello de garantía oficial sobre el origen y la calidad del producto. Dicho logotipo entró en vigor en julio del año 2010 y con él una nueva normativa, junto a este sello se podían incluir los logotipos regionales o nacionales que indicaban el carácter ecológico del producto, aunque tendría mayor validez a nivel europeo el oficial de la UE, ya entonces se deberían haber incluido las normas que ahora pretenden introducir.
En definitiva, parece que es necesario reforzar el logotipo oficial que opera en todos los países comunitarios, no se ha llevado a la práctica una reglamentación competente sobre el impacto medioambiental. Esto se puede deducir a raíz de las estadísticas aportadas por la UE. Al parecer, el 48% de los consumidores europeos pone en duda la información que reciben de las empresas y las razones ya las hemos citado, términos imprecisos y pluralidad en los criterios para la evaluación de las credenciales ecológicas.
Las normas propuestas son: la medición del impacto medioambiental en determinados alimentos y la evaluación del comportamiento ambiental de empresas y organizaciones. Estas normas se basan en metodologías ya existentes que ofrecen datos precisos y son eficaces. Ahora bien, la Unión Europea vuelve a incurrir en un error ya que recomienda a organizaciones, empresas y gobiernos comunitarios que utilicen estas normas de forma voluntaria, en nuestra opinión deberían ser obligadas, dado que quienes no decidan llevarlas a cabo seguirán alterando el mercado y confundiendo a los consumidores.
Las declaraciones ecológicas de los alimentos deben ser obligatorias, sólo así se logra un mayor cumplimiento de la legislación y se brinda mayor transparencia al consumidor, estas normas deberían haberse adoptado cuando se lanzó oficialmente el nuevo logotipo ecológico comunitario, claro, que los problemas suelen aparecer sobre la marcha y se van solucionando según las necesidades y exigencias. La Comisión Europea también planea ofrecer orientación sobre el etiquetado para que los consumidores realicen con total confianza sus compras, apunta que las declaraciones ecológicas deben ser transparentes, para ello se debe incluir información sobre el procedimiento que se ha empleado para la evaluación del producto, los criterios y las fuentes empleadas, se debe poder brindar al consumidor información completa, fiable y muy clara de los alimentos ecológicos que adquieren.
La UE considera que estas normas podrían animar a las empresas a elaborar productos ecológicos debido a que se simplificarían los trámites administrativos y se reducirían costes al tener que cumplir con diferentes normativas comunitarias. Además, en lo que respecta a la competencia, todas las empresas tendrían igualdad de oportunidades al tener que utilizar una misma reglamentación.
Este es sólo un primer paso, la Comisión Europea tiene previsto en un plazo máximo de tres años elaborar una serie de reglas que evalúen el impacto medioambiental de los alimentos, así mismo, tiene como objetivo elaborar una serie de normas mejoradas de carácter internacional con relación al impacto medioambiental (siempre tendrán mayor impacto los productos de importación que los de proximidad). Es una medida que tiene mucho sentido, nada que ver con lo que se anunció el año pasado, una certificación para que los alimentos ecológicos europeos y estadounidenses fueran equivalentes, como ya explicábamos en su momento, esta certificación no tenía sentido y mucho menos se podría aplicar una equivalencia.
Podéis conocer más detalles de las intenciones de la Comisión Europea a través de su página web.
Foto 1 | Marfis75