La AMA (Asociación Médica Americana) se ha pronunciado sobre el etiquetado de los alimentos modificados genéticamente, la asociación indica que no es necesario etiquetar los alimentos transgénicos, en cambio argumentan que es necesario realizar más pruebas que certifiquen su seguridad. Parece que en este sentido la AMA no respeta a aquellas personas que no quieren tener nada que ver con este tipo de productos, por otro lado se niega el derecho a que el consumidor pueda saber qué es lo que está comiendo. La AMA es una asociación que se constituyó en 1847 con el propósito de promover y mejorar la sanidad pública, su competencia es la salud, y en teoría no debería pronunciarse en la cuestión del etiquetado de los alimentos, en todo caso se esperaría de esta asociación, que a favor de la información y la transparencia, hubiera aconsejado el etiquetado.
La AMA parece contradecirse en un principio, podemos leer algunos de los artículos publicados en su página web hablando sobre el etiquetado de los alimentos. En uno de ellos se habla sobre la obligación de los restaurantes de comida rápida de proporcionar información nutricional sobre los alimentos a los ciudadanos y por supuesto, la AMA apoya este tipo de políticas informativas. Podemos encontrar todo tipo de artículos relacionados con el etiquetado de productos que la asociación respalda, entonces, ¿por qué en lo que respecta a organismos modificados genéticamente, se pronuncia de distinto modo? La Cámara de Delegados de esta asociación insta a gobiernos, organizaciones de defensa de los derechos del consumidor, comunidad médica, comunidad científica y a la industria alimentaria a que eduque al consumidor y mejoren la disponibilidad de información objetiva y científica que se proporciona en materia de transgénicos.
Una legislación transparente e informativa sobre los alimentos transgénicos pasa obligatoriamente, entre otras cuestiones, por el etiquetado, claro, que esto es un inconveniente dado que un sector de consumidores rechazaría estos alimentos al saber que contienen productos modificados genéticamente. Se apuesta entonces por la educación y la transparencia informativa que insufle confianza a los consumidores, además parece que hay que confiar en las pruebas, estudios e investigaciones que se realicen en materia de seguridad alimentaria. Si un alimento se está comercializando es porque no encierra ningún riesgo y no es necesario etiquetarlo como modificado genéticamente, es decir, sí se debe informar sobre las grasas, los azúcares, la aportación de minerales, etc., pero no se puede informar sobre los procesos que han originado los alimentos por modificación genética.
Como ya sabemos, el principal argumento utilizado para evitar el etiquetado es el principio de equivalencia sustancial, un alimento modificado genéticamente es seguro cuando es significativamente equivalente en composición y características nutricionales a un alimento tradicional. Superando esta prueba, no existen razones para etiquetar los alimentos transgénicos. La AMA apoya una política más severa en materia de evaluación alimentaria, pero apunta que no se han encontrado evidencias de que existan diferencias sustanciales o preocupaciones de seguridad en los organismos modificados genéticamente. La asociación invita a la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) a que esté alerta ante la aparición de nuevos datos sobre posibles efectos en la salud de los alimentos transgénicos y actuar, si fuera necesario, en consecuencia. Es decir, todo se deja en manos de terceros, ellos dictan si un alimento es seguro, pero no permiten que un consumidor tenga conocimiento. Si podemos elegir entre comprar una marca u otra de cualquier producto de consumo, ¿por qué no se puede decidir si consumir o no un alimento transgénico?
La política adoptada por la AMA es muy bien recibida por algunas empresas, Grocery Manufacturers Association (GMA) es una asociación de productores de alimentos, bebidas y productos de consumo, que ha alabado las declaraciones de AMA y la felicita por su voto a favor en las políticas de continuación del uso de la ingeniería genética, en lo que respecta a ingredientes para el suministro alimentario. Muchos organismos reguladores y científicos han alabado esta decisión y han indicado que los ingredientes transgénicos son totalmente seguros y, como decíamos, se alude al principio de equivalencia sustancial. ¿Pero qué tienen que ver estas cuestiones con proporcionar información a los consumidores?, parece evidentemente que saben que por ahora no es recomendable un etiquetado transgénico, posiblemente la industria alimentaria se vería afectada, pero no pueden obviar que una gran mayoría de consumidores reclama esta información, recordemos que está en marcha una iniciativa por la que se solicita una legislación transparente e informativa sobre los alimentos transgénicos.
Muchos estadounidenses se habrán sorprendido con la posición de la AMA y les habrá defraudado. Decíamos que la AMA parece contradecirse, pero su argumento principal es que el etiquetado se debe reservar para la información sobre seguridad alimentaria o información nutricional, es dar por sentado que un alimento transgénico y un alimento tradicional son equivalentes y no se debe realizar ningún tipo de discriminación (insistimos, no ha habido tiempo suficiente para que se demuestre lo contrario). Esta postura parece haberse adoptado como respuesta a la iniciativa que hemos mencionado y que se ha llevado a cabo en California. Seguramente la postura de la AMA tendrá su respuesta, pronto conoceremos más detalles al respecto.