A finales de noviembre del año pasado nos hacíamos eco de una noticia en la que se denunciaban casos de fraude en el aceite de oliva virgen extra de España, la Junta de Andalucía encargó la inspección del etiquetado de las botellas de aceite de oliva virgen extra comercializadas en 25 establecimientos de Jaén y en otros 25 de Córdoba, en muchos casos se detectó que según las etiquetas, se comercializaba aceite de oliva virgen extra de la mejor calidad cuando en realidad eran aceites de una calidad inferior, por ello se abrieron expedientes sancionadores. No hay fraude en el aceite de oliva virgen extra español, en realidad se baraja que el problema es la incorrecta conservación del aceite.
Las empresas expedientadas han aportado la documentación correspondiente que acredita que en el momento del envasado, el aceite cumplía todas las normas establecidas, siendo el aceite que se reflejaba en las etiquetas de los envases. Ahora se trabaja en determinar los fallos de conservación del aceite que han provocado que se degradara pareciendo ser aceite de oliva virgen o aceite de oliva a secas, cuando en realidad era aceite de oliva virgen extra.
Como sabemos, el aceite de oliva virgen extra va perdiendo sus cualidades con el tiempo, si no se conserva adecuadamente, la pérdida de las cualidades organolépticas se acelera. Ahora el fallo se traslada de las empresas productoras a las cadenas de distribución y comercialización, parece que son las responsables de que el aceite llegue a los consumidores con una calidad inferior a la identificada en las etiquetas de los envases, la temperatura, el transporte o el almacenaje son algunas de las causas que han determinado la incorrecta conservación del aceite de oliva y su degradación.
Desde la Consejería de Salud y Consumo se argumenta que con el vino ocurre algo similar, si no se conserva adecuadamente pierde cualidades, por otro lado se está diseñando una campaña informativa para que los consumidores puedan comprobar si el aceite de oliva que van a comprar está perfectamente conservado y presenta todas sus cualidades organolépticas, en esta campaña trabajan el sector del aceite y la junta de Andalucía, se ofrecerá una serie de recomendaciones que se deberán tener en cuenta para garantizar que se adquiere un aceite de oliva virgen extra con todas las garantías.
Pero nos asaltan varias dudas, en noviembre se detectaron varios lotes de aceite cuya calidad era inferior, además hay que decir que los aceites se comercializaban a un precio mucho más bajo de lo habitual, algo que provocó la sospecha de fraude. Quizá se sabía que el aceite no estaba bien conservado y por eso se vendía mucho más barato, también será interesante tener en cuenta los posts sobre el fraude del aceite de oliva en Estados Unidos y el fraude del aceite de oliva en Uruguay.
En estos casos también se hablaba de aceite de oliva que no correspondía a la descriptiva del etiquetado, se hablaba de fraude argumentando adulteración con aceite de oliva lampante o aceite refinado, calidades dudosas e inferiores, etc. Eran denuncias que desprestigiaban al sector y quizá también ha ocurrido lo mismo, el aceite no ha sido tratado y conservado adecuadamente por los intermediarios, cadenas de distribución, etc. De ser así, no se podría acusar de fraude al sector, en todo caso se pondría al descubierto el poco conocimiento y la irresponsabilidad en el trato del producto por parte de las cadenas de distribución, intermediarios, almacenes, etc. En el caso de Uruguay y Estados Unidos, el problema de las deficiencias del aceite de oliva virgen extra podría haberse originado en esos países por las deficiencias en la conservación.
La Consejería de Salud y Consumo habla de una campaña orientada a los consumidores, pero quizá también debería poner en marcha una campaña para las empresas relacionadas con la comercialización de aceite de oliva. Ahora podemos entender por qué la Junta se negó a dar los nombres de las marcas que estaban implicadas en este caso, hasta que no finalice el procedimiento no conoceremos realmente el número de empresas que quizá sí han defraudado al consumidor, al menos así se indica en el artículo de la publicación digital El País.
Foto | Monica Arellano-Ongpin