En Estados Unidos ha ido creciendo el número de Estados en los que se puede consumir marihuana para uso recreativo, lo que ha favorecido la proliferación de un segmento de la industria alimentaria dedicada a la elaboración de productos alimentarios y bebidas que integran en su composición extractos de cannabidiol. La disponibilidad de productos comestibles con cannabis crece, pudiéndose comprar fácilmente en grandes tiendas online como Amazon, son productos que parecen ser socialmente más aceptables y que se ofrecen como alimentos que mejoran la salud, pero lamentablemente no son necesariamente productos de consumo seguros.
Decimos esto porque no existen normas regulatorias de seguridad para los productos comestibles elaborados con cannabis en el país, la mayoría de consumidores que compran este tipo de productos no saben que los están adquiriendo bajo su propio riesgo, ya que, si bien la FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentación de Estados Unidos) es responsable de la seguridad de muchos de los alimentos que se comercializan en el país, no supervisa ni administra la seguridad de los productos comestibles que integran cannabis.
Algunos de estos productos se elaboran en instalaciones que no están reglamentadas, son inseguras e insalubres, además, en algunos casos los alimentos y bebidas contienen ingredientes que no han sido aprobados por las agencias competentes, se han producido en condiciones inseguras y tienen declaraciones de propiedades saludables en su etiquetado que no cuenta con un respaldo científico. No se entiende que esta creciente industria no haya sido regulada hace tiempo por la FDA y menos sabiendo que ya son varios los estados del país que han legalizado el consumo recreativo de la marihuana.
En muchos casos los productos comestibles con cannabis que se comercializan en Estados Unidos no tienen el efecto deseado que buscan los consumidores, pueden ser peligrosos para su consumo debido a que contienen niveles incorrectos de CBD (cannabidiol), uno de los principales componentes del cannabis que supone el 40% de sus extractos. Son productos que integran ingredientes que no son de calidad alimenticia, por lo que no son seguros para el consumo, pueden existir problemas de contaminación cruzada y debido a la falta de higiene o saneamiento en las instalaciones que se han producido, pueden transmitir enfermedades alimentarias.
En general, los productos que ofrece la industria alimentaria del cannabis no están regulados, produciéndose en instalaciones donde se han obviado las reglas más básicas de seguridad alimentaria. Se apunta que no se presta atención a cuestiones críticas de importancia como el control de los tiempos y temperaturas, el almacenamiento adecuado, no se cuenta con instalaciones o equipos limpios y desinfectados, por lo que existen problemas con insectos, roedores y microorganismos patógenos como los hongos, no existen políticas higiénicas como el lavado de manos en los procesos de manipulación, apuntando que es posible que en algunas instalaciones ni siquiera se cuente con agua caliente, no existen políticas y procedimientos para evitar la contaminación cruzada, etc.
A pesar de todo lo comentado, se siguen preparando alimentos y bebidas que los consumidores adquieren creyendo que son totalmente seguros, si los consumidores conocieran estos problemas, quizá no se lanzarían alegremente a adquirir dichos productos con cannabis. Pocos son los Estados en los que se llevan a cabo inspecciones en las instalaciones donde se elaboran estos productos, el hecho de que no existan normas de seguridad federales deja en el limbo sin leyes a este segmento de la industria alimentaria. Por otro lado, cada Estado del país tiene sus normas y regulaciones, lo que da lugar a que no existan estándares de seguridad consistentes en la industria del cannabis, como los que existen en la industria alimentaria.
En Estados Unidos hay un plan nacional de análisis de peligros y puntos críticos de control en la industria que se dedica a la fabricación de alimentos y servicios alimentarios, algo necesario para que se comercialicen productos que sean seguros para el consumo humano. La industria de los alimentos y bebidas que integran cannabis deben conocer y seguir los protocolos y procedimientos de seguridad alimentaria existentes, así como seguir las normas de seguridad alimentaria y poner en marcha las medidas necesarias para garantizar que los consumidores adquieren productos seguros. Por fortuna, son cada vez más las empresas que por la falta de regulación contratan a expertos en seguridad alimentaria y cannabis a fin de elevar los estándares de seguridad antes de que la FDA se ponga manos a la obra para legislar.
Según leemos aquí, la recomendación que se realiza a los consumidores que buscan productos con cannabis es que adquieran aquellos cuyas compañías informan sobre los procedimientos de seguridad alimentaria que siguen en la fabricación de sus alimentos y bebidas. Mientras la FDA no regule esta industria, existe un riesgo potencial para la salud a la hora de adquirir estos alimentos y bebidas que integran cannabidiol. Es imperioso que se desarrolle una legislación federal que regule este sector, ya veremos que tarda la FDA en ponerse manos a la obra.