Son muchas las investigaciones que concluyen que es necesario comer menos carne para poder frenar el cambio climático, además, reducir el consumo de carne facilitaría aumentar la disponibilidad de superficies de cultivo, reducir el consumo de agua a nivel mundial, etc. Como hemos comentado en otras ocasiones, muchas personas creen que el tráfico de coches, aviones, barcos, etc., es el mayor contribuyente en el calentamiento global, así se ha concluido en algunas encuestas, sin embargo, el sector ganadero es responsable de casi el 15 por ciento de las emisiones globales, una cifra que es similar a la producida por el sector del transporte.
David Chalmers Bryngelsson, un investigador de la Universidad Tecnológica Chalmers (Suecia), considera que no es necesario llevar una dieta vegetariana para alcanzar los objetivos climáticos, propone la adopción de una dieta en la que predomine la carne de aves de corral como una manera más inteligente y eficaz para reducir el impacto que tiene la alimentación en el clima, explica que lo único que hay que hacer es sustituir la carne de vacuno por la carne de pollo.
Durante los últimos 20 años en Europa se ha incrementado en un 50% el consumo per cápita de carne, aunque todavía no se ha alcanzado el nivel de consumo de Estados Unidos. Según el investigador, la tendencia a nivel mundial es la misma, cada vez aumenta más el consumo de carne vacuna, algo que juega en contra de la lucha contra el cambio climático y la limitación del aumento de la temperatura global a 2 grados centígrados. Recordemos que una investigación desarrollada por el centro de estudios Chatham House de Londres (Reino Unido), concluía que la dieta occidental es incompatible con los objetivos para frenar el cambio climático. Se destacaba además que se está haciendo muy poco para limitar el consumo de carne y productos lácteos en el mundo, algo necesario para frenar el impacto en el cambio climático, de todo ello hablábamos aquí.
En la tesis doctoral presentada por David Chalmers Bryngelsson sobre el uso de la tierra, las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con los alimentos y el cambio climático, se presentan diversos escenarios futuros para determinar cómo se vería afectado el clima si los seres humanos cambiasen su dieta. En esta tesis explica que se pueden seguir consumiendo proteínas animales y además realizar una importante contribución en la lucha contra el cambio climático, según el investigador, bastaría con sustituir la carne vacuna y los lácteos por la carne de pollo y los huevos.
Según el experto pueden existir objeciones éticas a la producción de pollo, pero considera que los beneficios para el clima serán significativos. Quizá se pueden poner en práctica métodos de producción vacuna que sean más respetuosos, contribuyendo a reducir el impacto climático de la industria alimentaria, pero el ganado sigue siendo un problema, hay que tener en cuenta que necesitan una gran cantidad de alimento y superficie, que liberan irremediablemente gases que contribuyen al calentamiento del planeta, que cada vez se necesita más espacio para la producción provocando la deforestación de los bosques. En definitiva, el ganado interviene de forma directa e indirecta en el cambio climático.
David Chalmers cree que la solución pasa forzosamente por cambiar los hábitos de consumo de una manera efectiva para poder reducir el impacto que la producción de comida tiene sobre el clima, claro, que algunos cambios no serían aceptados de buen grado por los consumidores, especialmente por lo que están habituados a la carne y no quieren renunciar a ella. En este caso podríamos sugerir la lectura de los resultados de este estudio realizado por expertos del Instituto de Estudios Ambientales de la Universidad VU (Países Bajos), en esta investigación se concluía que es posible reducir el consumo de carne, pero es necesario desarrollar estrategias personalizadas para cada segmento poblacional.
El investigador explica que sus estudios muestran que costaría mucho menos alcanzar los objetivos climáticos a nivel mundial con una estrategia basada en el consumo de carne de ave de corral, además, la reducción de la producción de vacuno traería otros beneficios, menor uso de los transportes, reducción del gasto energético, etc. Según explica David Chalmers, el 70% de las tierras agrícolas se utiliza para la cría de ganado, una conversión hacia el consumo de carne de pollo permitiría liberar parte de estas tierras para el cultivo de alimentos vegetales para los seres humanos. Según los estudios de este investigador, la dieta vegana es más respetuosa para el medio ambiente, siendo más eficiente la producción de plantas que la de ganado, pero también se podría usar un término medio que será mejor aceptado, como una dieta donde predominase la carne de pollo.
Independientemente del método de producción, la diferencia de las emisiones que favorecen el calentamiento del planeta entre la carne de pollo y la carne de vacuno es significativa, la carne de pollo deja una menor huella de carbono y es algo indiscutible. De todos modos hay que decir que una estrategia basada en una dieta donde la carne de vacuno sea sustituida por la de pollo, no terminaría de convencer a muchos consumidores que prefieren la carne roja. Las cifras lo dicen todo, a pesar de que se habla continuamente sobre la necesidad de reducir el consumo de carne vacuna, su demanda y consumo no dejan de aumentar, es un problema bastante complejo y difícil de solucionar.
Podéis conocer más detalles sobre esta investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad Tecnológica Chalmers.
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