Lo normal es que cuando terminamos un tarro de mermelada lo apuremos con la cuchara, incluso disponemos de utensilios específicos para ‘rebañar’ todos los rincones, recordáis el rebañador de tarros, ¿verdad?. Pues podemos hacer algo más práctico que además potenciará nuestra creatividad en la cocina, no apures el tarro de mermelada, haz una vinagreta.
Y quien dice el tarro de la mermelada, dice el de la mostaza, la miel, la mahonesa u otros tipos de salsa que compremos. Cuando queda aproximadamente una cucharada, o algo más, según nuestros gustos o la idea que tengamos para hacer un aderezo, podemos empezar a pensar en hacer una ensalada para la vinagreta.
Por ejemplo, con una mermelada de higos podríamos elaborar una ensalada de jamón de pato y nueces. Al tarro de la mermelada le podemos añadir aceite de oliva virgen extra y vinagre (3:1), un poco de pimienta y sal.
No hay que cambiar de recipiente para hacer la vinagreta, lo volvemos a cerrar con su tapa y agitamos enérgicamente para emulsionar la salsa, recuperando la mermelada que quedaba en el tarro. Y listo el primer plato, seguramente un nuevo entrante para degustar.
Si casi hemos terminado el tarro de la miel, podemos hacer esta salsa de mostaza, cerveza y miel, también si hablamos del tarro de la mostaza, para el que además os proponemos esta vinagreta. Cuando estemos apurando el recipiente del tapenade, podemos hacer esta vinagreta de aceitunas negras, y ¿qué otros tarros podemos dejar de rebañar?
Podemos poner más ejemplos, pero puede ser un buen momento para que os dejéis llevar por vuestra intuición, inspiración, creatividad… no obstante, no dudéis en realizar vuestras consultas si os surge alguna duda para aprovechar los restos de una salsa o mermelada para hacer una vinagreta, o si necesitáis alguna recomendación para el plato que va aderezar.