Un artículo de la legislación brasileña indica que todos los alimentos que contengan más de un 1% de material transgénico deben ser etiquetados, esto es algo que no ha cumplido Nestlé y por ello, un tribunal brasileño ahora obliga a la compañía a etiquetar los alimentos que contengan ingredientes transgénicos. Es una batalla que ha perdido tanto el Gobierno de Brasil como la ABIA (Asociación Brasileña de la Industria de la Alimentación), ambas partes se habían aliado para luchar en los tribunales contra el etiquetado transgénico y evitar que Nestlé tuviera que aplicar el nuevo etiquetado. Para muchos la negación era faltar a la verdad, una traición a la confianza de los consumidores y a la legislación del país.
El tribunal brasileño ha considerado que tanto el Gobierno del país como la mencionada asociación estaban actuando de forma ilegal y que los consumidores tienen derecho a saber (esto nos recuerda el post legislación transparente e informativa sobre los alimentos transgénicos) si lo que comen contiene ingredientes modificados genéticamente. Es más, el tribunal puntualiza que aunque el porcentaje de materias primas transgénicas contenido en los alimentos procesados sea reducido, ello no exime del derecho a saber de los consumidores. Nestlé es obligada a etiquetar sus alimentos transgénicos en Brasil y debe indicar el porcentaje que contiene cada ingrediente de un producto, además, para que no haya dudas, acompañando la descriptiva «transgénico», se obliga a introducir un símbolo «T» enmarcado con un triángulo de color amarillo en aquellos alimentos que los contengan.
Sin duda, la sentencia sentará precedente y quizá sea secundada en otros países, sorprende saber que a pesar de que Brasil es uno de los grandes productores de alimentos modificados genéticamente, también va a ser uno de los primeros en obligar a que los alimentos se identifiquen de forma escrita y gráfica muy clara, que no deje lugar a dudas. No es extraño que el Gobierno y el ABIA se opusieran, hay que tener en cuenta que existen muchos intereses económicos, recordemos que este país podría convertirse en el principal productor de alimentos transgénicos del mundo.
El tribunal ha fijado además una multa de casi 2.000 euros por cada producto que se encuentre en el mercado con materia prima transgénica y viole la orden judicial que le obliga a etiquetarlo. Al parecer, en algunos análisis realizados se han encontrado alimentos modificados genéticamente en productos como unas galletas Bono de fresa, más de la mitad de la soja utilizada para la elaboración de las galletas era transgénica, y esto no estaba declarado en el envase tal y como se especificaba en una orden dictada anteriormente.
Claro que no es sólo Nestlé, toda la industria está obligada a indicar en el envase de los productos el contenido modificado genéticamente independientemente de su cantidad, es decir, aunque sea menor del 1%, como decíamos anteriormente, un contenido reducido no exime de la obligación de darlo a conocer y que sea el consumidor el que decida si quiere o no adquirir el producto en cuestión. Al parecer, el recurso que interpusieron el Gobierno del país y la ABIA ha sido desestimado y en teoría deberían acatar la sentencia con todo lo que ello conlleva, sin embargo, ya se está preparando la apelación y se intentará que no se lleve a cabo el etiquetado transgénico de los alimentos.
Foto | Chris.bono