La nanotecnología en los alimentos está adquiriendo una gran relevancia durante estos últimos años, las aplicaciones de la nanotecnología son infinitas, la ingeniería molecular es capaz de manipular sustancias o dispositivos cuyo tamaño es inferior a una micra, lo nano adquiere cada vez mayor importancia en cualquier campo y los resultados llegan a ser espectaculares. La nanotecnología promete avanzar más y mejorar en aquellos campos en los que se aplica, a nivel médico, científico, tecnológico y por supuesto alimentario, en este último campo se busca mejorar la salud de los alimentos, de su embalaje, etc.
Sin embargo, todo aquello que se encuentre sujeto a una manipulación científica suscita preocupación, podemos poner por ejemplo los alimentos transgénicos o los alimentos que se obtienen a partir de animales clonados. Estos dos tipos de alimentos han generado una gran polémica y expectación, no iba a ser menos la nanotecnología en la alimentación.
Recientemente se ha realizado una conferencia en la ciudad de Orlando (Estados Unidos) en la que han participado varias asociaciones que defienden los derechos de los consumidores estadounidenses y cuyo tema era la seguridad alimentaria y los alimentos desarrollados mediante la nanotecnología. En esta conferencia se puso de manifiesto que los alimentos nanotecnológicos o también denominados nanoalimentos, se están introduciendo en los mercados de un modo sigiloso, es decir, sin que exista una identificación explicita en las etiquetas, algo que los consumidores al menos deberían conocer. Igual que se obliga a identificación de los alimentos transgénicos o los alimentos obtenidos de animales clonados, los nanoalimentos también deberían ser identificados.
Las empresas agroalimentarias que utilizan la nanotecnología indican que gracias a ella se logra realzar el sabor de los alimentos, que se consiguen potenciar cualidades que mejoran la salud, como es el aporte vitamínico, por ejemplo. Esto es algo en lo que están de acuerdo las agencias gubernamentales de salud del país y por ello creen que para no generar alarmismo y preocupación a los consumidores porque se trata de una manipulación científica, lo mejor es no identificar estos alimentos en las etiquetas, a no ser que pudiera existir algún tipo de riesgo.
No es una conducta apropiada que respete el derecho del consumidor de saber qué es lo que está comiendo y cómo se ha producido, además, tampoco existen estudios científicos que avalen una completa salubridad a largo plazo ante la ingesta de este tipo de alimentos. Por ello, las asociaciones en pro de los derechos del consumidor indican que debe ser obligatorio identificar los alimentos desarrollados con nanotecnología. Realmente, la mayoría de los consumidores no conocen muy bien cómo son las aplicaciones nanotecnológicas en los alimentos y tampoco conocen los posibles riesgos, a pesar de que la industria indique que no existe ninguno.
El riesgo radicaría en la posible interacción entre las moléculas de nuestro organismo y las nanopartículas, o en la posibilidad de que estas nanopartículas circularan libremente por el organismo, pasando a nuestra sangre y accediendo a cualquiera de nuestros órganos. Además, si fueran nanopartículas insolubles, podrían permanecer largos periodos de tiempo en nuestro organismo alojadas en un órgano y las consecuencias de ello no se conocen, puesto que como decíamos, no existen estudios realizados a largo plazo.
Como ocurre con los alimentos transgénicos, son ciencias muy jóvenes, y en muchos casos, la falta de estudios o la carencia informativa son la causa del rechazo. Pero si además parece que se esconde la información, como es el caso de la falta de identificación de los nanoalimentos, el rechazo podría ser incluso mayor. Cada semana se lanzan al mercado nuevos productos en los que la nanotecnología ha estado presente, se podría decir que se trata de la ciencia que más terreno ha ganado en el sector de la alimentación en un periodo de tiempo muy corto y las razones son evidentes, son muchas las mejoras que puede ofrecernos esta ciencia.
Recordemos que la Comisión Europea ha estado estudiando junto a los científicos la posibilidad de regular todas aquellas aplicaciones nanotecnologicas relacionadas con la alimentación, de ello hablábamos en el post nanotecnología en la alimentación, es necesaria una regularización. En este caso la Unión Europea ha actuado con mayor corrección que las agencias estadounidenses, la solución planteada en Europa ha sido un código básico de conducta para todos aquellos científicos que trabajan en el campo de la nanotecnología, es decir, se da rienda suelta a las investigaciones y aplicaciones siempre que se cumplan los puntos del código, se podría decir que se trata de una especie de juramento hipocrático.
Sin embargo, ni la Unión Europea ni Estados Unidos han identificado los alimentos a través de las etiquetas, por tanto, posiblemente el paso siguiente será la exigencia de las asociaciones de consumidores europeas de identificar los nanoalimentos.
Mejorar la calidad de los alimentos también pasa por mejorar la información que se proporciona al consumidor.
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