Los nabos (Brassica rapa) son los bulbos de una planta de la familia de las brassicaceae, como las coles, los rábanos o los berros, cuyo origen es dudoso, se dice que son de Europa pero también se cree en la posibilidad de que su origen se encuentre en Asia Central. Fue uno de los alimentos más importantes durante la Edad Media, pero su consumo se redujo con la llegada de la patata.
Después de cuatro mil años de existencia, los nabos no son uno de los ingredientes más valorados en la cocina, pero su cultivo se encuentra en todo el mundo, tanto para consumo humano las variedades más tiernas, como para forraje del ganado las variedades menos finas. También crecen de forma silvestre en tierras cálidas y frías. Son quizá las regiones más frías las que más aplicaciones culinarias le dan a los nabos, incluyendo las hojas cuando son muy frescas.
Las primeras hojas que brotan del nabo son las nabizas, las hojas más tiernas, después están los grelos con un tallo más o menos grueso y que se consumen antes de que florezcan para que estén tiernos. Tanto las nabizas como los grelos son ingredientes básicos en el recetario tradicional gallego.
El nabo es una hortaliza que podemos encontrar en el mercado todo el año, hay variedades que se recolectan en otoño, otras en primavera, pero además, los nabos son de muy buena conservación, aunque quizá es en otoño cuando se le presta más atención. Dentro de estas variedades podemos encontrar nabos redondos, cilíndricos, cónicos… su color va del blanco al amarillento, algunos con corona morada o púrpura, por donde le da la luz.
A la hora de comprarlos debemos decantarnos por las piezas medianas o pequeñas, según el uso que les queramos dar, que estén firmes, muestren la piel lisa y si acompañan de las hojas, que estén bien frescas, de lo contrario, lo mejor es eliminarlas.
De las propiedades nutricionales de los nabos hay que destacar que son ricos en vitamina C y folatos (ácido fólico), por eso se recomienda el consumo de esta hortaliza en la dieta para embarazadas, además ofrece un bajo contenido den hidratos de carbono y apenas proporciona calorías, unas 25 por cada 100 gramos. Su aporte de fibra también es muy valorado, mientras que las vitaminas del grupo B se encuentran en proporciones reducidas.
En cuanto a los minerales, el potasio es el que está más presente en los nabos, y en menor proporción ofrece calcio, fósforo y yodo. Es importante saber que estos valores nutricionales son mucho mayores en las nabizas y en los grelos, así que no desaproveches la ocasión de adquirirlos y cocinarlos si los encuentras frescos.
Los nabos proporcionan a nuestros caldos, purés, cremas o guisos un sabor suave y agradable, puede acompañar a cualquier elaboración culinaria compuesta por carne, pescado, verduras… algunas variedades también se pueden consumir en crudo, éstas nos encantan, tienen un sabor parecido al rábano y la textura crujiente, estos nabos son ideales para hacer ensaladas o simplemente aliñarlos con aceite de oliva y sal.
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