Hace poco más de un mes que se ha inaugurado en la ciudad de Brujas (Bélgica) un museo muy singular fruto del proyecto de Eddy Van Belle y su hijo Cédric, se trata del Museo de las patatas fritas, Frietmuseum. Una de las preguntas que se formulan en el museo es conocer cuál es el origen de las patatas fritas, algo que se han atribuido varios países durante más de 200 años.
Eddy Van Belle y su hijo Cédric querían hacer algo diferente y original con algún producto típicamente belga y que fuera exclusivo, de ahí que se creara el Museo de la patatas fritas, Frietmuseum.
El museo, lógicamente pretende defender la nacionalidad de las patatas fritas, es decir, que esta exquisitez culinaria fue descubierta en Bélgica, concretamente en el Valle de Mozza. Esta es la explicación que proporcionan los responsables del museo, los habitantes de este valle tenían por costumbre extraer peces pequeños del río y después comérselos fritos, vaya, lo que viene a ser el pescadito frito del sur de España. Un año, el río se congeló y los aldeanos optaron por buscar otro producto que suplantara a los pescados.
La idea fue utilizar patatas y las cortaron emulando la forma de los pequeños peces para después freírlas y comerlas, las patatas fritas habían nacido. Claro que esta es una de las tantas historias que giran en torno a las patatas fritas. Otra teoría indica que la procedencia originaria de las patatas fritas es española, se dice que Santa Teresa de Ávila utilizaba las patatas como elementos curativos aplicados en las personas enfermas (esta es una referencia utilizada para determinar la extensión de este alimento por el territorio español), en aquella época los alimentos se cocinaban fritos y por tanto, la explicación lógica es que probablemente también se frieran las patatas.
Pero la realidad es que no se sabe qué país fue el precursor en la elaboración de las patatas fritas, no existen pruebas ni indicios de ello. Para los habitantes de Bélgica, poder demostrar la procedencia de este alimento parece imposible, aunque por lo visto sí parece que demuestran quienes no las inventaron. Los belgas indican que nunca pudo ser un descubrimiento francés y el hecho de que se hayan internacionalizado bajo el nombre French fries, no implica el descubrimiento.
Según los belgas, la atribución francesa de las patatas fritas comenzó en la Primera Guerra Mundial, los norteamericanos que se encontraban presentes en la guerra, en la parte francófona del país, creyeron que estaban en Francia, cuando en realidad estaban en Bélgica y denominaron a las recién probadas patatas French fries en vez de Belgium fries, que es como deberían haberse denominado.
Lo cierto es que Bélgica promueve sus patatas fritas y según la opinión de los habitantes del país, son las mejores del mundo. Incluso ofrecen la receta más adecuada para elaborarlas, se han de freír exactamente a 140º C y después, tras un breve reposo, dorarlas durante un minuto a 170º centígrados.
Pero hablemos del Museo de las patatas fritas, ¿qué puede el visitante encontrar en él además de todas las explicaciones que hemos dado? Esculturas con patatas fritas, figuras de arte primitivo peruano con motivo de la procedencia de este alimento (por cierto, recordemos que este año es el Año Internacional de la Papa), y todos aquellos elementos en los que la patata frita aparece, ya sea en ilustraciones u otras obras.
Por supuesto, también se exponen todos los utensilios que se utilizan para elaborarlas. Y para quien quiera disfrutar de unas auténticas patatas fritas belgas, un lugar habilitado en el sótano del museo ofrece la degustación.
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