Las especias son joyas de la gastronomía que desde su mínima expresión emanan aromas y sabores despertando los sentidos del comensal, hablamos de bayas, semillas, raíces, cortezas, estigmas, brotes… combinadas o de forma individual, nos ofrecen un amplio abanico de posibilidades de enriquecer nuestra cocina. Conviene conservarlas en condiciones óptimas para que no se deterioren precipitadamente, no es que tengan fecha de caducidad, pero con el paso de los días, el contacto con la luz, el aire, la humedad… van perdiendo propiedades. Hablaremos de la conservación de las especias, pero antes queremos valorar la practicidad del molinillo de especias.
Sabéis que en nuestra cocina las especias son imprescindibles, además de la gran variedad de la que nos gusta disponer en la despensa, también nos gusta preparar nuestras propias mezclas, tanto las tradicionales como las que surgen de nuestra incesante investigación de sabores. Muchas de ellas se convierten en mezclas de especias fijas, de fondo de despensa, y particularmente éstas no las guardamos en un tarro de cristal normal, sino en un molinillo de especias.
Seguramente ya sabéis la razón, en varias ocasiones os hemos comentado (y seguramente la mayoría de vosotros lo lleváis a la práctica) que para extraer la mayor expresión de las especias hay que triturarlas o molerlas al instante, y mucho mejor si antes se han tostado ligeramente, liberando así las moléculas de sabor que se incorporarán al plato casi al final de la cocción.
Las especias que se comercializan en polvo, ya molidas, puede resultar muy cómodas pero poco más, una vez abierto el tarro de la especia empieza la cuenta atrás de su pérdida de aroma y sabor. Es cierto que en ocasiones es la única forma que tenemos de encontrar ciertas especias, pero hay muchas otras que las podemos encontrar con la misma facilidad, pero enteras. También el mercado está cada vez más repleto de líneas de molinillos de especias, hasta cocineros como Jamie Oliver pone sus recetas e imagen a una de ellas. Resultan prácticas, obtenemos más sabor y aromas al moler las especias justo en el momento de incorporarlas, pero el precio del producto se ve aumentado.
Así llegamos a los molinillos de especias que con la creciente afición por la cocina y la gastronomía de las nuevas generaciones, son muy fáciles de encontrar y además con la posibilidad de elegir entre un gran catálogo de tamaños, materiales, diseños, calidades y precios. Para las mezclas de especias elaboradas en casa y poder molerlas al instante, lo interesante son los molinillos de pequeño tamaño para que podamos tenerlos cómodamente en el armario de las especias y para que su contenido no se pase en él meses y meses.
Siendo aficionados a cocinar con especias, es una interesante opción tener cuatro o seis pequeños molinillos de especias para las mezclas de especias más utilizadas (o más, o menos, según los gustos y el espacio que nos cede la cocina para guardarlos). Condimentar un plato con las especias recién molidas marca una gran diferencia, estos pequeños detalles hacen que la cocina huela, sepa y sea mejor.
Foto | Kyocera