El Molcajete y el metate se puede decir que son los morteros mexicanos, cada uno tiene su función y su origen se remonta a varios miles de años atrás. Ambos utensilios están elaborados con piedra volcánica tallada de una sola pieza, igual que la mano que se utiliza para moler, aunque algunas zonas de México lo elaboran con barro cocido.
El molcajete tiene forma de cuenco con tres patas cortitas, es común verlos con el tallado de alguna cabeza de animal, y es utilizado junto al tejolote o temachín (mano de mortero) para triturar las especias e ingredientes que a continuación formarán parte de la salsa que se elabora en el mismo recipiente, resultando ideal para la molienda gracias a la superficie rugosa que ofrece.
Parece ser que antiguamente eran mucho más grandes y se podían hacer grandes cantidades de salsas, como la receta de guacamole. Se dice que un buen guacamole se hace y se sirve en molcajete, y que tanto su textura como su sabor son especialmente mejores.
El metate tiene también la función de moler semillas y granos, como el maíz para hacer tortillas. Es una superficie plana con una ligera forma cóncava y el metlapil se utiliza como rodillo y también como mano de mortero.
Todavía no comprendemos como el mortero tradicional de nuestro país puede ser tan liso y fino, tanto el suribachi como el molcajete o el metate nos parecen infinitamente mejores.
Más información | Wikipedia