El mijo es uno de los cereales más valorados nutricionalmente pero generalmente olvidado en la dieta humana. Muchas veces nos resulta curioso pensar que disponiendo de cereales y pseudocereales como la quinua, el amaranto, el teff, la avena, el alforfón o el bulgur entre otros, muchos ni se conozcan y otros se omitan en la dieta diaria, siendo grandes aliados de nuestra salud por los compuestos nutritivos que ofrecen.
El mijo también es un cereal que merece la pena destacar y conocer, y no sólo por su valor nutricional, también por el sabor que proporciona en las distintas elaboraciones culinarias en las que se puede incluir. Además, es precisamente uno de los cereales indicados para los celíacos, ya que no contiene gluten.
Se cree que el mijo tiene su origen en África y que posteriormente se introdujo en La India. Su mayor consumo se encuentra en el país de origen y en Asia, y al parecer, se está redescubriendo en Europa gracias al interés popular de cocinar y comer sano.
De los 30 millones de toneladas de mijo que se calcula que se producen al año, el 90% está destinado a los países en desarrollo, siendo dos terceras partes destinadas al consumo humano y el resto a los piensos, elaboración de bebidas y otros usos agrícolas.
El mijo es un cereal muy energético, muchas veces sustituye a la pasta o al arroz en la dieta. Su aporte en proteínas es similar al trigo, pero proporciona más hierro, además de los aminoácidos esenciales, vitaminas del grupo B, vitamina A, así como minerales, el ya mencionado hierro, magnesio, fósforo y silicio.
Es por esto que su consumo está indicado para personas con gran desgaste físico en su actividad diaria, para las embarazadas, para quienes padecen estrés o debilidad, y es muy recurrido por los vegetarianos o en las dietas de adelgazamiento que buscan el equilibrio nutricional.
Podemos encontrar distintas variedades de mijo, uno de los más valorados es el mijo perla. En este enlace podéis ver unas tablas en las que se indican los valores nutricionales de cada variedad de mijo incluyendo su zona de cultivo, que como sabemos, también hace variar estos valores.
Este cereal se puede encontrar en tiendas de dietética y su inclusión en la cocina es tan versátil como la mayoría de cereales. El mijo es muchas veces sustituto de pasta y arroz, las variedades más habituales que podemos encontrar son el grano que es muy similar al cuscús en tamaño y color, y otro algo más grande y de color más pálido.
Es apto tanto para elaboraciones dulces como saladas, se incluye muchas veces en la elaboración de pan, en combinación con harinas con gluten, de lo contrario no subiría. También podemos hacer sopas con mijo, o incluirlo en ensaladas, en guisos de carne, legumbres, verduras, utilizarlo como un ingrediente más en croquetas, hamburguesas, etc. Y en su versión dulce es ideal para tartas y bizcochos, magdalenas, crepes, galletas y como no, un ingrediente ideal para añadir a nuestro muesli casero.
Foto | Matt Lavin