La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha realizado una revisión de la documentación científica existente sobre la presencia de microplásticos en el agua embotellada, y el resultado es que considera que no es un riesgo para la salud, aunque reconoce que es necesario realizar nuevas investigaciones con carácter urgente. Esta revisión se realizó a raíz de esta investigación en la que se concluía que el 93% del agua embotellada del mundo está contaminada con microplásticos.
Claro, que el material científico existente hasta la fecha no es suficiente como para emitir un veredicto, los microplásticos en el agua potable son un tema que preocupa, ya que se desconocen a ciencia cierta los efectos que pueden tener en el organismo humano. Por ello, la OMS comenta que, si bien no existe suficiente información sobre el tema para llegar a una conclusión en firme, de momento, la evidencia científica demuestra que no existe motivo de preocupación, coincidiendo con el juicio emitido en 2017 por la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea).
Merece la pena recordar que, según un estudio de la Universidad de Victoria (Canadá), los seres humanos consumen decenas de miles de partículas de microplástico al año, se trata de material que procede de la degradación de los envases, prendas de vestir sintéticas y otros plásticos presentes en el ecosistema. Según los resultados de esta investigación, el consumo medio de microplásticos por persona a través de los alimentos y bebidas se establece entre 39.000 y 52.000 partículas, estimación que aumenta a una cantidad de entre 74.000 y 121.000 partículas al año si se considera la respiración, otro canal de entrada de micropartículas al organismo.
Los microplásticos están presentes en el agua embotellada, en la sal, en los alimentos marinos, en los suelos agrícolas, en el aire que respiramos… La mayoría de los estudios que se han realizado se han centrado en los peces y el marisco, y por fortuna, están en marcha otras investigaciones que tienen el cometido de determinar los riesgos de los microplásticos para la salud humana, como la desarrollada por expertos de la Universidad Católica de Soegijapranata (Indonesia). El juicio de la OMS no se sustenta sobre una base científica amplia, de ahí que comente que los microplásticos no parecen representar un riesgo para la salud en los niveles actuales, pero que se necesita más investigación con urgencia, quizá debería haber esperado a pronunciarse cuando se hubieran presentado los estudios que se están realizando en la actualidad sobre el tema.
El análisis de la OMS se ha centrado específicamente en el agua embotellada y el agua del grifo, marcando el inicio de nuevos esfuerzos para evaluar los riesgos para la salud de los microplásticos y nanoplásticos. Aunque en la actualidad no existe una definición establecida de los términos microplásticos y nanoplásticos, con ellos se entiende que se habla de materiales plásticos con una variedad de formas, composiciones y tamaño, más pequeño que el diámetro de un cabello humano. Según la agencia, no es probable que los microplásticos de más de 150 micrómetros sean absorbidos por el cuerpo humano, por otro lado, se considera que la absorción de las partículas plásticas más pequeñas es de forma limitada.
Claro, que la absorción y distribución de partículas en un rango de tamaño menor a un micrómetro podría ser mayor, pero, como ya hemos comentado, existe muy poca información al respecto, por lo que no se pueden realizar juicios precipitados. La OMS comenta que las partículas de microplásticos plantean una preocupación limitada para la salud humana y que, aunque la información sobre las nanopartículas es escasa, no existe información confiable que sugiera motivos de preocupación. Lo dicho, es un juicio precipitado, sobre todo cuando la propia agencia reconoce que apenas hay documentación científica sobre el tema.
De momento, la OMS realiza un llamamiento para que se lleven a cabo investigaciones que evalúen de forma más precisa el impacto de los microplásticos, para que se desarrollen métodos y sistemas de medición de la cantidad de partículas plásticas presentes en el agua, así como para maximizar la eficacia de diferentes procesos para poder eliminarlas. En este sentido, merece la pena recordar el sistema diseñado por Fionn Ferreira, con el que se pueden eliminar un 87% de los microplásticos presentes en el agua mediante el uso de un ferrofluido, aceite e imanes. La OMS comenta que es importante y urgente saber más sobre el impacto en la salud de microplásticos porque son materiales que están en todas partes.
En fin, hay que esperar a que concluyan algunas de las investigaciones abiertas para conocer un poco más sobre el tema, de momento, podéis conocer más detalles del análisis realizado por la OMS a través de este artículo publicado en su página web.
Fotos| Todd Morris