Un grupo de investigadores de la Universidad de Huelva trabajan en el desarrollo de microalgas funcionales para la alimentación con alto contenido en carotenoides, un grupo de pigmentos orgánicos presentes en plantas y organismos fotosintéticos (que realizan la conversión de energía luminosa en energía química), como algunos tipos de baterías, hongos o algas.
En organismos fotosintéticos como pueden ser las microalgas, los carotenoides desempeñan un papel fundamental al ser elementos protectores contra la auto oxidación, se podría decir que amplían la vida útil de las microalgas. Los carotenoides son sustancias beneficiosas para nuestro organismo, recordemos que los seres humanos no podemos sintetizar estos pigmentos precursores de la vitamina A y debemos recibirlos a través de la alimentación. Los expertos del departamento de Química y Ciencia de Materiales de la mencionada universidad, darán un gran paso con el desarrollo de microalgas para la alimentación.
Cada vez son más los consumidores que desean disfrutar de una dieta sana y equilibrada con alimentos totalmente naturales, por ello, las normativas sobre el origen de los aditivos empleados en la alimentación se hacen más restrictivas y exhaustivas, especialmente aquellos que son fruto de la síntesis química. Uno de los problemas a los que se enfrenta la industria alimentaria es poder utilizar aditivos naturales sin que ello suponga un incremento en el coste de producción, ante la falta de alternativas viables o la indiferencia de las ya descubiertas, se opta por los aditivos artificiales.
Recordemos la investigación iniciada hace un par de años por expertos de la Universidad de Jaén para intentar producir a gran escala colorantes naturales alimentarios a partir de microalgas. Los expertos lograron obtener colorantes proteicos a partir de las cromoproteínas implicadas en la fotosíntesis que realizan las microalgas. Se logró desarrollar una gama de colores variada y además el método para obtener los colorantes era más barato y efectivo que el desarrollado por la industria, desgraciadamente no hemos sabido si alguna empresa se interesó por el sistema y se ha puesto en marcha la producción.
Podríamos citar también la investigación del Departamento de Ingeniería Química Ambiental de la Universidad Politécnica de Cartagena, en la que se trataba de utilizar los pigmentos de los higos chumbos como colorante alimentario, no sólo se daría color a los alimentos con los pigmentos, además obtendrían un aporte extra de vitaminas, minerales o fibras. Nueve años de investigación dieron sus frutos, sin embargo, tampoco hemos tenido noticias de que la industria agroalimentaria se haya interesado por el nuevo aditivo natural.
Con estos ejemplos queremos destacar los grandes avances científicos realizados y la escasa o nula aplicación en la industria, ¿de qué sirve desarrollar los nuevos componentes si no se aceptan y utilizan?, quizá un toque de atención a la industria agroalimentaria no estaría de más.
Retomando la investigación para la utilización de microalgas en la dieta, los expertos estudian el modo de desarrollar microalgas que sean capaces de sintetizar nuevos carotenoides o en su defecto, que produzcan muchos más de los que ya producían. Para ello, la investigación genética es fundamental, determinar aquellos genes implicados en la síntesis de los carotenoides será el primer paso, también será necesario silenciar aquellos genes que puedan incidir en la producción de estos componentes. De la investigación se esperan obtener nuevas variedades de microalgas capaces de producir cantidades elevadas de carotenoides de forma natural mediante la fotosíntesis.
Al parecer, los especialistas han sido los primeros en modificar genéticamente microalgas que no producían cetocarotenoides, un determinado tipo de carotenoides que no producía una variedad de microalgas y que gracias a la inclusión de genes de otra especie de microalga, ha permitido la producción de este elemento. Este es sólo un ejemplo de lo que los expertos pueden lograr, sin embargo, volvemos a realizar la pregunta, ¿por qué los nuevos aditivos naturales no logran captar la atención de la industria?, hemos hablado de métodos que se pueden aplicar a escala industrial y que resultan más sanos y baratos.
En fin, en el caso de que la industria agroalimentaria no centrara su atención en las microalgas funcionales, como alternativa cabe destacar que las empresas de acuicultura sí podrían estar interesadas en el proyecto, mejorando con ello la calidad de los peces o crustáceos producidos y por tanto otorgando mayor valor a su producto.