Entramos en la salsa de la presentación del Concurso de Cocina Aplicada al Langostino de Vinaròs, al menú degustación que Ángel Palacios, chef de La Broche, elaboró con motivo de dicha presentación y utilizando en dos de los platos el preciado Langostino de Vinaròs. Además, anteriormente disfrutamos de un aperitivo con una elaboración muy respetuosa para el langostino, cocido en agua salada lo justo para disfrutar de una carne jugosa, tersa y llena de sabor.
Cabe señalar que el Menú degustación del Langostino de Vinaròs en La Broche estuvo maridado con los vinos que elabora las Bodegas Vicente Gandia, presentando tres de sus vinos para acompañar convenientemente a cada plato, incluyendo los postres.
Al sentarnos en la mesa nos encontramos con una cajita que en su interior escondía unos aperitivos o entretenimientos, entre ellos había una galleta salada, una empanadilla una semiesfera o buñuelo de queso, garbanzos fritos y lo que más nos gustó, una oblea crujiente y dulce con frutos secos, con estos pequeños bocados nos terminamos la bebida de los aperitivos e inmediatamente empezamos con los entrantes.
Primero nos sirvieron el Mejillón con crema de ajo tomate y perejil, buen comienzo con un entrante fresco en uno de los primeros días más calurosos de la primavera. El mejillón, majestuoso, lo mojaron en la mesa con una suave crema de ajo muy correcta.
Seguidamente llegó el Anca de rana con amontillado, una delicia, la carne estaba jugosa y bien sabrosa, acompañada de cebolla pochada que endulzaba el bocado y una crema untuosa de guisantes (o eso nos pareció), el toque aromático del amontillado llegaba en forma de aire.
Los entrantes fueron los que acogieron a los protagonistas del menú, los Langostinos de Vinaròs, y hay que decir que fueron de los platos que más gustaron en general, impresionante el Milhojas de melocotones asados con langostinos de Vinaròs y su bisque, un bocado que combinaba en el paladar sabores marinos, dulces y ligeramente ahumados, texturas crujientes de la fina masa que soportaba los melocotones asados, carnosas de los langostinos, en su justa cocción, y las finísimas lonchas de la fruta, el bisque de nuevo en forma de aire potenciaba el sabor del marisco. Lo dicho, nos encantó.
La Fondue de queso tupí con Langostinos de Vinaròs y huevo de pollita a baja temperatura con aceite de manzanilla fue otro gran éxito, era un plato muy potente en sabor debido al queso, y extremadamente cremoso por el mismo y por la yema de huevo que al romperse, se mezclaba con la fondue. La combinación muy equilibrada, aunque podía apagar el sabor del langostino, sólo era cuestión de tomar las cucharadas de forma equilibrada.
El primer plato principal vino precedido por una copita de escabeche de caballa que podíamos empezar a degustar antes del servicio del plato, era la preparación del paladar para la Caballa con cucurbitáceas escabechadas, un pescado jugoso y sabroso que se acompañaba del intenso sabor de las aceitunas negras en forma de paté o tapenade y crujiente, muy bueno.
Continuamos con el Pollo en pepitoria en una versión actualizada, modificando presentaciones de los ingredientes básicos de esta receta tradicional, bajo el ‘canelón’ que ofrecía un suave sabor a bechamel, se esconde la yema, las popiettas de pollo rellenas bien jugosas como se puede apreciar y el sabor de los frutos secos enriquecían aún más el plato.
El chef español del Bocuse d’Or 2009 nos sorprendió también con delicados y exquisitos postres, como la Flor de mango y azahar, fruta cremosa y refrescante que se funde en el paladar limpiándolo de los sabores antes degustados, la hoja verde, crujiente, un caramelo exquisito.
Antes de los dulces y chocolates característicos de La Broche, disfrutamos de otro postre tradicional actualizado, el Músico de frutos secos acompañado de una cremosa quenelle de queso fresco, un pistacho envuelto en caramelo, piñones también cubiertos de su crujiente dulce, daditos de chocolate blanco con el corazón cremoso, gelatina de licor…
Después de este Menú degustación del Langostino de Vinaròs, regresamos a casa con grandes deseos de volver pronto a Madrid para seguir probando la cocina de Ángel Palacios, continuamente en evolución y presentación de nuevos platos. Ángel está en su cocina y eso se agradece, se contempla y se disfruta a través la cuidada selección del producto, la maestría en los fogones, su sorpresiva creatividad.