La mayonesa hecha con zumo de naranja puede ser una realidad gracias a las investigaciones que se están llevando a cabo en el marco de la gastronomía molecular para tratar de encontrar nuevos emulsionantes capaces de mejorar algunos aspectos de los alimentos.
Al parecer, es posible utilizar el dióxido de silicio coloidal (dispersión acuosa de partículas de dióxido de silicio hidrolizadas que se emplea en la industria alimentaria, por ejemplo en el chocolate en polvo para que no aparezcan grumos o con el vino para clarificarlo), como emulsionante y utilizar zumo de naranja para elaborar mayonesa en lugar de utilizar huevo o leche como viene siendo habitual.
Empleando esta sustancia como emulsionante se restaría sustancialmente el contenido de grasas y calorías de la mayonesa, además, al no intervenir el huevo, la nueva mayonesa podría ser consumida por aquellas personas que tienen alergia a los huevos.
Así lo indica Raimundo García del Moral Garrido, catedrático de Anatomía Patológica de la Universidad de Granada. El investigador afirma además que esta sustancia sería una buena alternativa para las personas que padecen obesidad o diabetes, ya que puede sustituir al almidón (polisacárido que proporciona hasta el 80% de las calorías que consumimos) o a las amilasas (enzima cuya función es digerir el almidón formando azúcares simples).
No hace mucho tiempo, en el post gastronomía y ciencia son una combinación perfecta, hablábamos de Raimundo García del Moral Garrido y destacábamos el trabajo que realiza junto a grandes chefs con el fin de mejorar la denominada cocina vanguardista. Ya entonces mencionamos que el investigador se encontraba sumido en una investigación para tratar de obtener nuevos agentes emulsionantes estables.
Es evidente que la denominada gastronomía molecular puede ofrecer soluciones para la obtención de nuevos productos alimenticios más saludables, nuevas texturas, sabores o funcionalidades. Mucho han tenido que ver los científicos en la revolución gastronómica, gracias a ellos y a los cocineros hoy podemos disfrutar con nuevos conceptos inimaginables hace algunos años.
Vía | El Economista