Hoy conocemos un informe de Greenpeace titulado “Alimentando el problema. La peligrosa intensificación de la ganadería en Europa”, en el que se concluye que más del 70% de la superficie agrícola de la UE se destina a la alimentación del ganado. Si a esto sumamos la cantidad de materia prima vegetal que se importa también para la alimentación de ganado, podemos darnos cuenta de la enorme dependencia que Europa tiene de la carne.
Como sabemos, son muchos los expertos que han realizado estudios cuyas conclusiones aconsejan reducir al menos un 50% el consumo de carne y productos lácteos, las razones argumentadas son la salud, que el ganado ha superado los límites considerados seguros en las emisiones de gases de efecto invernadero, la pérdida de biodiversidad y el flujo de energía y nutrientes en los ecosistemas, etc. Parece evidente que los resultados de estos estudios caen en saco roto, la política europea no parece trabajar para reducir la producción y el consumo de carne, abogando por la producción y consumo de alimentos vegetales.
El informe Alimentando el problema. La peligrosa intensificación de la ganadería en Europa es interesante, ya que pone sobre la mesa algunos datos que muestran la incoherencia del sistema de producción alimentaria, la organización ecologista apunta que existe una deriva en la agricultura europea hacia un modelo destructivo que pone en peligro nuestra salud y la del planeta, con el consentimiento político y casi con el de los consumidores, ya que el 40% del presupuesto total de la UE, dinero que sale de los bolsillos de los consumidores, se destina a la PAC (Política Agrícola Común).
LA UE mantiene su apuesta por la carne, destina partidas presupuestarias para promover este alimento en Europa, para abrir nuevos mercados de la carne en otros países no comunitarios o se anuncian planes para expandir la producción de soja en Europa, y aunque se dice que es para reducir la dependencia de terceros países y satisfacer la demanda de alimentos vegetales para consumidores y animales, en realidad los esfuerzos se centran exclusivamente en la alimentación animal.
Greenpeace proporciona una serie de datos que invitan a la reflexión, datos que muestran claramente cuál es el rumbo de la política europea en relación con la promoción de la alimentación vegetal y la reducción del consumo de carne. En la UE, más del 70% de las tierras agrícolas se destinan a la alimentación del ganado, hasta un 79% de los pagos directos del PAC y un 20% del presupuesto total de la UE se destinan a tierras agrícolas para alimentar al ganado. Hablando de España, dos terceras partes de las tierras cultivadas se destinan a la alimentación animal, al respecto os recomendamos retomar la lectura de este post sobre la insostenible huella de la carne en España, se trata de un estudio que muestra que España es el segundo país europeo con mayor tasa de consumo de carne.
Entre el año 2004 y el año 2016, en España se redujo en un 27% el número de granjas agrícolas (granjas de pequeña producción), pero se incrementó en un 96% el número de las denominadas macro-granjas, cuyo impacto medioambiental y socioeconómico es mucho mayor que el de las pequeñas granjas. España se coloca entre los cuatro mayores productores europeos de carne porcina, ovina y caprina, y se coloca entre los tres mayores productores de carne de ternera, este último dato se coteja con el hecho de que es el segundo país europeo con mayor tasa de consumo de carne. En la actualidad, las grandes granjas y las denominadas macro-granjas acaparan el 93’7% de la producción de carne de cerdo, el 94’2% de la carne de aves de corral y el 80’6% de la leche y otros productos lácteos.
Greenpeace, igual que otras organizaciones medioambientales y muchos consumidores, considera que la PAC debe ser una apuesta por un modelo agrícola que respeta los límites planetarios, es decir, aquellos procesos que son fundamentales para la estabilidad de la Tierra, que beneficia a la salud, que permite reducir el desperdicio alimentario, el despilfarro de recursos como la tierra, el agua y la energía, que puede ayudar a reducir el hambre en el mundo, a mantener vivo el entorno rural, etc. No se puede permitir que la PAC siga impulsando la agricultura (para alimentación animal) y la ganadería industrial, Greenpeace comenta que la PAC debe abogar por la agroecología, por un modelo de dietas que se basen en los alimentos vegetales, reduciendo el consumo de alimentos de origen animal.
Merece la pena dar un vistazo al informe (Pdf) de Greenpeace para conocer con detalle la situación. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, la carne es el alimento menos eficiente para alimentar a la humanidad, es algo que muchos estudios han demostrado y es necesario realizar el cambio hacia un modelo alimentario más coherente y sostenible. Por cierto, todos podemos colaborar y decir «¡No más macro-granjas!», abogando por un modelo agroalimentario más sostenible, para ello tan sólo hay que acceder a este enlace donde encontraréis una petición online creada por la organización ecologista.
Foto 1 | Elizabeth Prata
Foto 2 | Lee Simpson