Más del 50% de las latas de atún superan el límite de mercurio establecido por la UE

BLOOM es una organización ambiental sin ánimo de lucro que se dedica a la conservación marina y a la protección de la biodiversidad de los océanos, y ha presentado un informe que resulta preocupante, señala que más del 50% de las latas de atún superan el límite de mercurio establecido por la UE.

El informe titulado Toxic Tuna: Chronicle of a Health Scandal (Atún Tóxico: Crónica de un Escándalo Sanitario), revela una preocupante crisis de salud pública que, como hemos indicado, está relacionada con los altos niveles de mercurio en el atún en lata. Este metal pesado que está presente en concentraciones peligrosas en el océano debido a las actividades industriales humanas, se acumula especialmente en especies depredadoras como el atún debido a su posición en la cadena alimentaria.

El mercurio entra en el ciclo ambiental y a través de diversos medios acaba depositándose en las zonas acuáticas. Allí, las algas y las bacterias lo transforman mediante un proceso de metilación generando una toxina muy potente y peligrosa denominada metilmercurio. Así se inicia la cadena alimentaria, algas y bacterias son ingeridas por peces pequeños, que a su vez sirven de alimento para peces más grandes, y cuanto mayor es el pez, mayor es la cantidad de toxina acumulada en su organismo.

La organización BLOOM advierte que este problema no sólo es un reflejo de la contaminación ambiental, también influye en gran medida el impacto de la industrialización pesquera, que ha incrementado drásticamente el consumo y la pesca del atún en todo el mundo. El metilmercurio no desaparece, se acumula en los tejidos de los peces a medida que avanzan en la cadena alimentaria, por lo que las concentraciones son significativamente altas en el atún. Como sabemos, el mercurio es reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las diez sustancias más peligrosas para la salud pública, y a pesar de eso, en su momento y con el fin de poder seguir manteniendo la actividad económica con terceros países, la Comisión Europea propuso aumentar la tasa de mercurio permitida en el pescado de mayor tamaño, aunque al final la iniciativa se suspendió.

Contaminación por mercurio y sus efectos en la salud

En el informe se apunta que la exposición prolongada al metilmercurio es especialmente perjudicial para el sistema nervioso, pudiendo ocasionar graves problemas neurológicos, cardiovasculares y en el desarrollo cognitivo de los niños. Incluso en pequeñas dosis, el metilmercurio puede acumularse en el organismo con efectos que perduran a largo plazo.

BLOOM denuncia que los estándares de salud actuales no protegen adecuadamente a los consumidores de los efectos de esta neurotoxina. A través de una serie de pruebas realizadas con 148 latas de atún recogidas en cinco países europeos (Inglaterra, Alemania, Italia, Francia y España), la organización ha constatado que todas contenían metilmercurio, algo obvio, pero más de la mitad de las latas (57%) superaba el límite de 0,3 miligramos/ kilo establecido para otras especies de pescado en la Unión Europea.

Además, el informe subraya que los límites de mercurio para el atún son tres veces superiores en comparación con peces que están menos contaminados como el bacalao o la sardina, lo que permite la venta de productos que de otro modo estarían prohibidos. Como dato destacado, la organización señala que una lata de atún de la marca Petit Navire adquirida en un Carrefour de París, tenía un nivel récord de 3,9 miligramos por kilo, es decir, un nivel 13 veces superior al establecido para las especies sujetas al límite más restrictivo de 0,3 mg/kg.

Este enfoque permite que más del 95% de los productos de atún que están en el mercado sean legales, independientemente del riesgo que representan para la salud. El informe destaca que esta estrategia refleja un compromiso con la viabilidad económica del mercado de atún y no con la salud de los consumidores. A modo de comparativa, la organización explica que los estándares para alimentos de mascotas, son más estrictos que los que se aplican a los alimentos destinados a la alimentación humana, por lo que parece que se protege mejor a los animales que a las personas.

Influencia de la industria pesquera en los estándares internacionales

El documento también denuncia cómo los intereses comerciales de la industria pesquera han influido en los estándares de salud de organismos como la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y la OMS. Desde la creación del Codex Alimentarius en el año 1963, la influencia de los principales países pesqueros y de las empresas influyentes ha sido notable. Recordemos que el Codex Alimentarius o Código Alimentario se creó con el objetivo de poner en marcha unas normas alimentarias internacionales armonizadas que protegieran tanto la salud pública como el comercio.

La organización comenta que en comités y delegaciones nacionales donde se debaten los límites del mercurio, representantes de la industria suelen participar activamente, mientras que las ONGs y organizaciones de consumidores están prácticamente ausentes. Se trata de una falta de transparencia que ha derivado en una política de «duda manufacturada», es decir, una estrategia deliberada de la industria pesquera para crear confusión y cuestionar las pruebas científicas sobre los efectos nocivos del mercurio en el atún. Hay que apuntar que los lobbies del atún financian investigaciones que destacan los beneficios de otros componentes del pescado, como los ácidos grasos omega-3, de este modo se distrae a la opinión pública de los efectos dañinos del mercurio.

En consecuencia, el mercurio en el atún se presenta como un riesgo manejable, la industria pesquera y otros interesados en la venta de atún intentan minimizar la percepción de riesgo al presentar la contaminación por mercurio este pescado como algo que las personas pueden controlar o que simplemente no es tan grave, a pesar de que la ciencia demuestra lo contrario y que incluso en pequeñas cantidades el mercurio pueden tener efectos negativos para la salud, y especialmente con una exposición prolongada.

El sistema de regulación del mercurio en el atún es insuficiente

La falta de controles efectivos sobre el mercurio en el atún es otro punto crítico en el informe. Podemos leer que en la Seychelles, país insular ubicado en el océano Índico y epicentro de la pesca del atún para el mercado europeo, se realizan sólo una docena de pruebas anuales para certificar millones de kilos de atún. En países como Francia, menos de 50 atunes frescos se analizan anualmente y desde el año pasado no se realizan controles en el atún enlatado. Esta limitada vigilancia se combina con el hecho de que los niveles permitidos de mercurio son demasiado altos, lo que contribuye a un engañoso sentido de seguridad entre los consumidores.

Por ello, BLOOM exige que la Comisión Europea y los gobiernos nacionales adopten un límite máximo de mercurio de 0,3 mg/kg para el atún, alineando el nivel permitido con el establecido para otros pescados. Además, recomienda la eliminación del concepto de «ingesta semanal tolerable», ya que como hemos comentado, incluso en pequeñas dosis el metilmercurio puede tener efectos perjudiciales a largo plazo. La organización realiza un llamamiento para que los gobiernos implementen campañas de información pública sobre los peligros del mercurio y que regulen la promoción del consumo de atún, especialmente entre los grupos más vulnerables, como son las mujeres embarazadas y los niños.

BLOOM y la organización de consumidores Foodwatch, han iniciado una campaña internacional que busca el compromiso de diez de los principales minoristas europeos, incluyendo Carrefour, Intermarché y Leclerc en Francia, Carrefour, Mercadona y Lidl en España, Conad, Coop y Esselunga en Italia, así como Edeka, Rewe y Aldi en Alemania. Estas organizaciones no gubernamentales solicitan a las cadenas de supermercados que asuman su responsabilidad acerca de la salud de los consumidores, y solicitan:

*Implementación de controles estrictos y prohibición inmediata de productos de atún con niveles de mercurio superiores a 0,3 mg/kg, en lugar del límite actual de 1 mg/kg.

*Paralización de toda publicidad y promoción de productos de atún.

*Etiquetado claro en los productos de atún, tanto en tiendas físicas como en lineales, que informen a los consumidores sobre los riesgos para la salud relacionados con la contaminación por mercurio.

Es importante señalar que la responsabilidad en esta cuestión recae sobre la Unión Europea, ya que es el organismo que debe legislar y establecer normas que regulen la seguridad alimentaria. Si bien las iniciativas de organizaciones como BLOOM y Foodwatch son cruciales para crear conciencia, tiene que ser la UE la que implemente reglamentaciones efectivas que limiten los niveles de mercurio en los productos de atún, garantizando además un etiquetado transparente. Sólo a través de una legislación adecuada se podrá proteger realmente la salud de los consumidores y garantizar su derecho a información precisa sobre los riesgos asociados a la contaminación por mercurio o metilmercurio.

Por cierto, recordemos que según una investigación realizada por el Departamento de Química Analítica de la Universidad del País Vasco, además del metilmercurio y micropartículas de plástico, los peces acumulan en su organismo antidepresivos, antibióticos y componentes de cremas solares. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de BLOOM y en este documento (Pdf) podréis conocer el estudio realizado.

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