Como ya explicábamos en 2016 a raíz de un informe de Oceana, el fraude con los productos pesqueros es un grave problema mundial, una lacra que afecta a la seguridad alimentaria, a la salud de los consumidores, a los ecosistemas marinos, a las especies que en ellos habitan, etc. El caso es que a pesar de que se lucha contra este tipo de fraudes, parece que no deja de crecer, algo causado por la pesca industrializada, intensiva y globalizada.
Hoy conocemos un nuevo informe de Oceana en el que se concluye que más del 20% del pescado y el marisco de Estados Unidos está etiquetado incorrectamente. En esta nueva investigación, la organización internacional ha evaluado más de 400 productos pesqueros procedentes de más de 250 puntos de venta de 24 Estados del país, además de su capital, Washington D.C. Los resultados muestran que uno de cada cinco productos pesqueros estaba etiquetado de forma incorrecta, hay que decir que se evaluó el pescado y el marisco que no estaba incluido en el programa de trazabilidad federal.
Este programa federal pretende combatir la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, mediante la identificación del origen del pescado y el marisco importado al mercado estadounidense, siendo un plan similar al adoptado por la Unión Europea. Como ya sabemos, la trazabilidad es una herramienta muy importante con la que se pueden combatir actividades ilegales, en este sentido, merece la pena retomar la lectura de este post en el que explicábamos algunas de las razones por las que es tan importante la trazabilidad alimentaria.
El año pasado, el Gobierno estadounidense exigió la trazabilidad de los productos pesqueros en riesgo de pesca ilegal y fraude, pero en la actualidad, el mencionado programa de trazabilidad sólo se aplica a 13 tipos de pescado importado, además, sólo rastrea estos productos marinos desde el barco hasta la frontera estadounidense, existiendo eslabones de la cadena donde se puede dar el cambiazo y etiquetar incorrectamente los productos. Por tanto, se puede decir que este programa sirve de poco mientras no cubra la mayoría de productos pesqueros y amplíe su rango de seguimiento.
Oceana comenta que el fraude en el pescado y el marisco es un problema en Estados Unidos (y en muchos países del mundo), por lo que considera que el Gobierno debe tomar cartas en el asunto de una vez por todas, por todos los riesgos que comporta para la salud, el medio ambiente, para el bolsillo del consumidor, etc. La trazabilidad tiene que garantizarse desde el barco que realiza las capturas hasta el plato de los consumidores, sólo así se puede garantizar que los alimentos marinos son seguros, se han capturado legalmente y se han etiquetado de forma honesta y correcta.
Los datos más relevantes del informe son los siguientes: el 21% de los 449 productos marinos analizados estaba mal etiquetado, uno de cada tres comercios vendió marisco mal etiquetado, los mariscos se etiquetaban con más frecuencia en los restaurantes y en pequeños mercados, la lubina y el pargo son las especies más sujetas a un etiquetado incorrecto, algunas especies de mariscos importados se comercializan como favoritos regionales, haciendo creer a los consumidores que son productos locales, especies vulnerables como el mero del Atlántico se comercializan como capturas más sostenibles, algunas especies se venden con nombres genéricos como «lubina» y «bagre», siendo en realidad otras especies de menor valor comercial.
Oceana USA comenta que en cada estudio que realiza de este tipo, descubre niveles preocupantes de engaño, por tanto, invita al Gobierno estadounidense a abordar el problema con celeridad por el bien de la salud y los océanos, quizá se podría pensar en adoptar las nuevas directrices de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) para frenar las capturas ilegales de pescado. A través de este documento (Pdf) podréis acceder al informe completo.