El crecimiento de la producción de cereales alcanzó el pasado año casi 92 millones de toneladas más, la mayor parte de esta producción pertenece al continente americano. Se trata de un récord histórico que posiblemente sea superado el presente año, hemos pasado de una tendencia a la baja en la productividad de los cereales en el año 2004 a una superproducción en 2007, y la razón es la producción de biocombustible, sin embargo también se incrementa el hambre en el mundo.
La demanda de biocombustibles ha sacudido al mercado mundial, algo incomprensible teniendo en cuenta que aquellos países que más lo necesitan para producirlo son los que más cultivan. La mayoría de los agricultores se suben al carro del abastecimiento de cereales para elaborar biocombustibles y no precisamente para mejorar las reservas mundiales de cereales, ya que se prevé que este año vuelvan a reducirse hasta un 5%.
El aumento de producción de cereales provee a la creciente demanda existente, pero ésta es cada vez mayor y no se puede lograr una estabilidad para poder abastecer al mercado alimentario y al mercado de los biocombustibles, de hecho, ambos son totalmente incompatibles. Existe un claro favor en pro de la industria del combustible, además es una oportunidad única para los pequeños productores, ya que la fuerte demanda les proporciona mayores beneficios al vender sus cosechas.
Un dato que tenemos que tener en cuenta, algunos países subdesarrollados se aprovechan de esta situación para lograr más producción y por tanto, se trata de un medio para desarrollar más rápidamente el país, algunas entidades financieras ya empiezan a proporcionar créditos que permitan a miles de campesinos cultivar cereal para abastecer al mercado, saben que se trata de un negocio redondo para ambas partes, pero quienes pagan las consecuencias son los países industrializados, alimentos mucho más caros que desbaratan la economía de millones de consumidores.
Evidentemente es necesaria una regularización de la producción y velar primero por abastecer las necesidades alimentarias y después los biocombustibles, no como está ocurriendo actualmente, totalmente lo contrario. Muchos países dependen de los cereales, especialmente los que se encuentran en vías de desarrollo, las subidas de los precios de los cereales no hacen más que elevar los costes del propio producto, los costes de importación y diversos gastos asociados que hacen que sean alimentos más inalcanzables. De nada ha servido aumentar la producción de los cereales, el presente año vamos a poder presenciar cómo el problema se agrava.
Ahora recordamos la solicitud que realizaba un experto en alimentación a la ONU, Jean Ziegler solicitaba una moratoria de cinco años antes de comenzar a fabricar biocombustibles y la razón que ofrecía era una gran verdad, es un crimen humanitario utilizar los alimentos para fabricar biocombustibles y más sabiendo los millones de personas que pasan hambre.
La moratoria solicitada estaba orientada a buscar nuevas alternativas con otros cultivos que no se utilizaran para la alimentación humana, para ello la investigación era vital. Se podría lograr desarrollar un producto específico no apto para el consumo humano pero sí para la elaboración de biocombustibles. Por desgracia, el ruego realizado no se ha tenido en cuenta y hoy nos enfrentamos a una cruda situación, como siempre los intereses económicos superan a los intereses alimentarios y morales.
Este año vamos a volver a ser testigos de nuevas subidas en los precios de todos aquellos alimentos relacionados con los cereales, algo realmente lamentable.
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