Anteriormente hemos hablado de las frutas y verduras feas, es decir, de alimentos que no cumplen con los estándares de mercado pero que tienen las mismas cualidades organolépticas y nutricionales que los que cumplen por su tamaño, apariencia y cuestiones estéticas en general.
Pues bien, hoy podemos saber que el marketing para vender frutas y verduras feas o imperfectas ha dado un giro ingenioso y original, el simple hecho de añadir ojos saltones (como los que se muestran en la fotografía) y darles nombres humanos a esas frutas y verduras, hace que los consumidores cambien su percepción. En realidad, podríamos pensar que se trata de una táctica humorística o trivial, pero lo cierto es que lo han analizado bien y se ha demostrado que esta estrategia es efectiva, ya que influye de forma significativa en la decisión de compra de los consumidores.
El estudio ha sido realizado por expertos de la Universidad Bryant (Estados Unidos) y en él se concluye que humanizar los productos agrícolas con imperfecciones estéticas puede hacer que los consumidores los vean de forma más atractiva y tengan más predisposición a comprarlos que a descartarlos. Esta investigación se ha basado en la idea de que la mayoría de los consumidores tienden a evitar productos con imperfecciones estéticas (algo que es una absoluta verdad), y como resultado millones de kilos de frutas y verduras se desperdician cada año.
El desperdicio alimentario debido a los estándares del mercado es una realidad y queda mucho por hacer para que la percepción de los consumidores cambie. Se han puesto en marcha diferentes estrategias para incrementar la venta de estos productos, siendo la más recurrida la reducción del precio de venta. Se han llevado a cabo campañas que fomentan la venta de productos «feos o imperfectos» a precios reducidos, pero no ha sido suficiente, la percepción de los consumidores apenas ha cambiado como para generar un impacto considerable. A esto hay que añadir que este tipo de estrategias lo que hacen es perpetuar la idea de que estas frutas y verduras imperfectas tienen menos valor, y no es así.
No hay duda de que se ejerce una presión estética en los productos alimenticios, se buscan frutas y verduras que sean perfectas en apariencia, una simple imperfección puede ser motivo suficiente para descartar un producto. Sobre la estrategia de venta a un menor precio, los investigadores consideran que es inadecuada, creen que no se deben reducir los precios, sino que se debe hacer lo posible para que estos productos se vean atractivos a los ojos de los consumidores, y precisamente es donde entra en juego esa estrategia de colocar ojos saltones y poner nombres humanos a esas frutas y verduras estéticamente imperfectas.
Se utiliza la antropomorfización como estrategia de marketing, un proceso en el que se le atribuyen características, comportamientos o cualidades humanas a objetos, animales, etc. Al dotar a un objeto inanimado o a productos como las frutas y verduras unos rasgos humanos, se busca generar una conexión emocional más fuerte con el consumidor, haciendo que parezca más simpático o cercano, lo que hace que se perciban de un modo más positivo.
La investigación se ha inspirado en campañas de marketing anteriores que intentaban humanizar productos imperfectos, pero en este caso la idea se llevó más allá. El estudio ha demostrado que el hecho de agregar características visuales que recuerdan a los seres humanos, incrementaba la percepción de que se trataba de productos simpáticos. En uno de los experimentos se mostró a un grupo de participantes unas berenjenas “feas”, algunas tenían colocados los ojos saltones, otras no. Los resultados obtenidos eran contundentes, los consumidores percibían a las berenjenas «humanizadas» más atractivas y por tanto, tenían mayor disposición a adquirirlas.
En otro experimento se otorgó nombres humanos a las frutas imperfectas, por ejemplo, se llamó Taylor a un limón, a una fresa Jordan, y como ocurrió con las berenjenas, los sujetos del estudio tuvieron mayor predisposición a comprar esas frutas imperfectas con nombres humanos. Los investigadores explican que la clave está en cómo la mente humana procesa la información, ya que estamos programados para identificar patrones que nos resulten familiares y positivos, y al otorgar a estos alimentos rasgos humanos, los consumidores los perciben de una manera más amigable.
Para el equipo de investigación, esta estrategia tiene el potencial de reducir el desperdicio alimentario, y como comentábamos antes, se aumenta el atractivo de estos productos feos o imperfectos sin necesidad de reducir el precio. Las ventajas de ello son la reducción del desperdicio alimentario, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la reducción de la pérdida de recursos (los utilizados para producir los alimentos), etc.
Los investigadores comentan que las tiendas de comestibles podrían dar nombres humanos a estos productos agrícolas imperfectos y colocarlos en lugares destacados con carteles atractivos para crear una conexión con los consumidores. Paralelamente, se podrían crear en las redes sociales campañas informativas que contribuirían a ampliar aún más su alcance y calado. Los responsables del estudio consideran que poner en marcha estrategias innovadoras como la antropomorfización de frutas y verduras, podría tener un impacto positivo en la reducción del desperdicio alimentario al lograr cambiar la percepción en los consumidores.
A pesar de que los resultados del estudio son positivos, una estrategia de marketing como esta tendrá sus limitaciones y complicaciones, seguramente sería poco factible para los comercios poner ojos saltones a las frutas y verduras, también sería un reto importante llevar a cabo campañas publicitarias que humanizaran a los alimentos sin caer en lo ridículo o trivial, sería cuestión de trabajar en profundidad en esta idea.
Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad Bryant, y en este artículo publicado en la revista científica Psychology & Marketing.
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