Años atrás no hubiéramos imaginado que las marcas blancas hubieran acaparado tanto mercado, y que su evolución les hubiera conducido a dejar de ser un producto de segunda para convertirse productos de primera en muchos hogares. En ello ha intervenido la crisis y también el trabajo que han venido desarrollando para demostrar que un producto que no tiene marca de fabricante también puede ofrecer calidad y a mejor precio. Sobre la mencionada evolución nos hacíamos eco en el post Las marcas de distribuidor en el sector de la alimentación.
Es una lectura que seguimos recomendando leer, pero quedémonos con el título, que es el de un estudio realizado para dar a conocer cómo nacieron las marcas de distribuidor, el valor que aportan al mercado, cómo han evolucionado, cómo han mejorado su reputación… Como véis, hablamos de marcas de distribuidor, no marcas blancas… ¿por qué?
La mayoría hemos utilizado la descriptiva marca blanca para citar a aquellos alimentos que no son de marca de fabricante, los que en su desangelada etiqueta mostraban apenas una descripción del producto y el nombre del supermercado que lo comercializaba, o sea, el distribuidor, por lo tanto, el nombre correcto de estos productos no es marca blanca, sino marca de distribuidor.
Y el avance de algunas de estas marcas ha sido muy positivo, llegando a adquirir valores que hasta el momento sólo tenían las marcas de fabricante, es el caso de la marca Hacendado de Mercadona, ya no considera en absoluto una marca blanca, quizá sí se le denomina como marca de distribuidor porque parece ser superior a la marca blanca, pero a día de hoy quizá lo más habitual es designarlo como marca, directamente Hacendado. Este es un ejemplo, pero se podría mencionar alguno más.
Con este ejemplo además hemos visto otros cambios, si en principio eran los distribuidores los que estaban a disposición de los fabricantes para vender sus excedentes bajo una ‘marca blanca’, ahora son muchos los fabricantes los que han perdido su marca para dar toda su producción a la marca del supermercado. No dejan de ser distribuidores, pero bajo su marca.
No es una marca blanca, es una marca de distribuidor que se ha abierto un mercado que le ha dado la capacidad de trabajar como los fabricantes, hay innovación, que era de lo que se quejaban años atrás los fabricantes, argumentaban que las marcas de distribuidor no ayudaban a evolucionar porque no investigaban, no innovaban, sólo copiaban, pero incluso eso ha cambiado.
Es evidente que la crisis económica ha dado alas a estos productos y con ellos los distribuidores han asegurado el consumo y los beneficios, las marcas de fabricante se disipan frente a la competencia de las marcas de distribución, más baratas y con una calidad en muchos casos bastante aceptable. En Puro Marketing nos hablan de este tema, nos han invitado a reflexionar sobre la acepción correcta de los productos etiquetados con el nombre del distribuidor o incluso con la marca creada por el distribuidor, ya no tiene sentido llamarla marca blanca, pero deberán pasar muchos años para que deje de usarse esta descriptiva.
Nos cuentan también una historia que termina con una pregunta y os lo transcribimos a continuación:
«Hace muchos años existía una pareja de hermanos que tenían una empresa textil. El negocio, que habían heredado de su padre, había experimentado un crecimiento muy importante durante finales de los años 70, pero en los 90 el nivel de competencia se tornó más agresivo. Los hermanos decidieron seguir en el mercado pues su marca, al ser histórica, gozaba de un buen nombre. Los tejanos que hacían tenían buena calidad, pero las decisiones de ambos hermanos eran enfrentadas y ante la caída de ventas decidieron separarse.
Uno de los hermanos dijo que él sólo quería la marca, y el otro pensó que prefería seguir fabricando sus pantalones de calidad bajo una nueva imagen menos desgastada. Uno con la producción y otro con la marca salieron a vender. A uno le fue muy bien, en cambio al otro, no.»
Muchos estaréis pensando que el que salió ganando fue el que optó por ofrecer calidad, pero no es así, en la década de los 90 las marcas tenían mucho poder y la economía de la población no estaba mal, así que el hermano que se quedó con la marca ganó mucho dinero al venderla, mientras que el que apostó por la calidad del producto, al no ser conocido, quebró. En la actualidad posiblemente se hubieran girado las tornas. ¿Qué opiniáis?
Foto | Gonmi