Las frutas tropicales que aparecen en nuestro mercado cada vez son más, su consumo también aumenta, pero todavía hay confusión con los nombres de algunas de ellas, por ejemplo, con los frutos que ofrece la Passiflora Edulis, una planta trepadora cuya flor, en forma de corona de espinas, hizo que los colonizadores españoles la denominaran flor de la pasión. También de ahí surge uno de los nombres de su fruto, la fruta de la pasión.
Fruta de la pasión, maracuyá, granadilla púrpura, pasionaria, curuba, parcha, calabacito, ceibey… todos estos nombres corresponden al fruto de la Passiflora Edulis, de ella hay muchísimas variedades (se estiman unas 500), algunas con más valor gastronómico que otras, se prescinde de las menos sabrosas, pero aún así, hay muchas variedades que se comercializan.
El hecho de que haya tantas variedades de la planta hace que haya distintas frutas de la misma familia, y también muchos nombres, pero al parecer, todos definen a todas las frutas de la Passiflora Edulis, porque hemos adoptados los nombres que se le da en los distintos países de cultivo.
La confusión la encontramos los consumidores cuando en un establecimiento nos ofrecen la misma variedad con nombre distinto al que, por el momento, hemos podido conocer. Hay quien dice que la fruta de la pasión no es la misma que el maracuyá, también hay quien asegura que son la misma fruta, ¿pero a cuál se refieren, a la pequeña violácea o a la grande amarilla-anaranjada? Las diferentes especies y variedades de los frutos que da la Passiflora Edulis, difieren en sabor, aroma y apariencia, así que lo ideal es conocerlas por el nombre científico.
Entre las más consumidas, pues ya hemos dicho que algunas no son, gastronómicamente hablando, muy valoradas, encontramos en primer lugar la Passiflora edulis f. edulis (foto de cabecera), la que generalmente denominan fruta de la pasión o maracuyá púrpura y la Passiflora edulis flavicarpa (segunda foto) , la denominada fruta de la pasión amarilla, de un tamaño mayor que la primera, menos redonda y con un aroma más dulce pero igualmente ácida.
La Passiflora edulis ligularis se conoce como granadilla o maracuyá dulce. Su piel es algo más anaranjada, lisa y con pigmentos más claros cuando está madura, su pulpa no es ácida. Menos fácil de encontrar en nuestro país está la Passiflora mollissima, llamada Tumbo en Perú, Tacso en Ecuador, Parcha en Venezuela y Curuba en Colombia. Su forma es alargada, la pulpa anaranjada y de nuevo algo ácida.
Como granadilla real o gigante conocemos a la Passiflora quadrangularis, mide hasta 20 centímetros de longitud y tal vez es la menos sabrosa. De pulpa blanca y destellos rosados, ofrece un sabor agridulce. Tampoco es muy común encontrarla en Europa, pero en su país de origen consumen hasta su cáscara para cocinarla y tomarla como verdura.
Hay muchas más variedades y a esto hay que sumar los híbridos, innumerables y muchas veces ofrecidos en los comercios como frutos originales.
Estas frutas ofrecen una cantidad importante de hidratos de carbono, así como provitamina A, vitamina C y minerales como el potasio, el fósforo y el magnesio, además de fibra, cada variedad en su proporción.
A muchos nos resulta difícil disfrutar de estas frutas tal cual (por su acidez), así que las consumimos extrayendo la pulpa, desechando las semillas (no de todas las variedades) y añadiéndolas a zumos, cremas o cócteles, así ofrecen un delicioso y exótico sabor en distintas elaboraciones.