Aunque a simple vista pueden parecerse mucho, hay diferencias entre magdalenas, muffins y cupcakes, a todo esto, cabe destacar que tampoco las auténticas magdalenas, llamadas madeleines (de origen francés), son como las que actualmente endulzan desayunos y meriendas. Pero de ellas hablaremos en otra ocasión.
Magdalenas, muffins y cupcakes comparten ingredientes pero en distintas proporciones y alguna variación en la técnica. Básicamente se hacen a partir de una masa con harina, huevos, grasa (aceite o mantequilla), azúcar y levadura, que después se puede aromatizar con limón o vainilla, incluir frutas, frutos secos o vegetales y cubrir con una crema o frosting, dependiendo de la variedad de dulce que queramos elaborar.
Podemos describir básicamente que una magdalena actual es un dulce de repostería que generalmente se hornea en un molde de papel rizado, cuya característica es la esponjosidad debido a las burbujas que se crean al batir la masa y al efecto de la levadura, normalmente la grasa que se utiliza en su elaboración es aceite, además de huevos, y se aromatizan con limón.
Los muffins, que nada tienen que ver con los muffins ingleses, tienen una apariencia similar pero con menos ‘copete’ o más chatos (tienen forma de seta) en la superficie. Se pueden hacer en moldes rizados o lisos, sean de papel más resistente o en molde metálico y se elaboran tanto dulces como salados. Los muffins dulces no son tan dulces como las magdalenas o los cupcakes, tienen menos cantidad de azúcar.
También se caracterizan porque la masa hay que batirla lo mínimo para incorporar la mínima cantidad de aire, obteniendo así una miga más compacta, con pocos agujeritos, pero que igualmente resulta esponjosa, y jugosa, ya que generalmente se añaden frutas que aportan humedad a la masa. En las versiones saladas es habitual incorporar vegetales, como calabacín, zanahoria, tomate…
El muffin se ha descrito en ocasiones como un pan rápido, hecho con polvo de hornear y bicarbonato sódico en lugar de sólo polvo de hornear. Contiene menos grasas porque se incorpora menos cantidad de huevos, pero a la vez, muchas veces se equilibra con la adición de nata, queso o yogur. En ocasiones los muffins se cubren con una crema que puede ser de diversos sabores, pero esto es más propio de los cupcakes.
Los cupcakes son pequeños pasteles, literalmente se traduce como pastel de taza (originalmente se hacían en tazas de cerámica o similar), y es que su función es la propia de un pastel pero en tamaño individual. Así pues, la elaboración de la masa de un cupcake es como la de un bizcocho pero se hornea en los mismos moldes rizados que las magdalenas, aunque también pueden ser moldes lisos, e incluso se pueden hacer en los ramequines. Después se rellenan y/o se cubren con los ingredientes que normalmente forman parte de un pastel, crema pastelera, crema de mantequilla, mermelada…
La idea del cupcake es ofrecer a los comensales su propia porción del pastel, es una forma práctica de deleitar a los niños en las fiestas de cumpleaños, pues además hay un arte sorprendente en la elaboración de cupcakes, resultando tan o más llamativos que un gran pastel.
Cualquier receta de un pastel se puede llevar a la práctica haciendo cupcakes, la diferencia será el tiempo de horneado de la masa, que se verá reducido dado el menor volumen de los pequeños pasteles.
Posiblemente queden algunas dudas y falten algunos datos para aclarar y diferenciar cupcakes, magdalenas y muffins, así que esperamos entre todos ampliar esta información que ampliará nuestro diccionario culinario, ¿qué datos quieres aportar?.
¡Comparte también tus recetas de estos irresistibles dulces!.
Foto 3 | Kristin a