El pasado mes de junio la Comisión Europea contestó a las denuncias realizadas por algunos países de Europa del Este sobre las diferencias en la calidad de los productos que se comercializan en Europa. La CE aseguraba que no existían evidencias significativas de diferencias entre alimentos, en teoría, iguales, comercializados en Europa Occidental y Europa del Este. Sin embargo, diferentes estudios mostraban que las compañías multinacionales comercializaban productos de marca de una peor calidad en Europa del Este, tienen menos contenido en frutas, carnes o verduras, mayor contenido en sal, grasas y azúcares, y además, un precio más elevado.
Věra Jourová, Comisaria de Justicia, Consumidores e Igualdad de Género de la Comisión Europea, cuyo cometido es garantizar que toda la Unión Europea sea un espacio de libertad, seguridad y justicia, se ha comprometido a luchar contra las diferencias de la calidad de los alimentos que se comercializan en Europa, concretamente contra la venta de productos de menor calidad en los países de Europa del Este. Hace un par de días, en una reunión del Consejo de Agricultura y Pesca la comisaria recogió las quejas de los países afectados, las mismas del pasado mes de marzo, cuando declaró lo mismo que ahora declara.
Para la Comisaria no tiene sentido que un producto de una misma marca, con un mismo nombre y un mismo embalaje, tenga una calidad diferente dependiendo del país en el que se comercialice, por lo que ha manifestado su intención de eliminar este doble rasero. Věra Jourová asegura estar del lado de los consumidores europeos, no concibe que puedan ser tratados como ciudadanos de segunda clase si pertenecen a la UE, por lo que promete ofrecer a las organizaciones de protección al consumidor más orientación, así como una interpretación más clara sobre esta situación alimentaria de las dobles calidades, una práctica comercial que considera desleal.
Recordemos que a consecuencia de esta situación, en Hungría se planteó la idea de poner en marcha un Proyecto de Ley para etiquetar los alimentos de doble rasero, es decir, identificar a aquellos productos que tienen diferencias en composición y calidad con respecto a los alimentos homónimos que se comercializan en Europa Occidental. Esta iniciativa no ha sido vista con buenos ojos, algunos expertos comentaron que su aplicación era complicada, discriminatoria y afectaba a la libre circulación de mercancías en el mercado único. Para la comisaria es claramente discriminatorio comercializar productos de calidad diferente según el país, por lo que no quiere dejar a un lado el tema como supuestamente quiere hacer la Comisión Europea, remitiéndonos a lo que declaró el pasado mes de junio.
Estudios anteriores han concluido que las grandes compañías utilizan materias primas e ingredientes más económicos, o se reducen las cantidades de determinados ingredientes, para elaborar los productos alimenticios que se destinan a los mercados de Europa Central y a los países orientales. En la actualidad hay tres estudios en curso, además, el Parlamento Europeo también ha puesto en marcha un estudio sobre este tema, los resultados servirán para unir fuerzas y poner freno a esta práctica llevada a cabo por las compañías alimentarias según los países denunciantes.
La comisaria ha explicado que continuará sus conversaciones con las empresas alimentarias para pedirles que pongan fin a esta clara violación de la legislación comunitaria y que incrementen la calidad del producto en aquellos países donde es menor. Recordemos que la industria alimentaria ha negado la diferencia de calidades argumentando que está dispuesta a colaborar con las autoridades nacionales y comunitarias para proporcionar mayor transparencia, aclarando el por qué algunas formulaciones son diferentes dependiendo del país y desmintiendo que exista un “apartheid alimentario”.
Ejemplos sobre las diferencias de calidades alimentarias existen varios, se puede citar un fiambre alemán marca Tulip que en Alemania se elabora con carne de cerdo y en la República Checa con carne de ave, mucho más económica, o los palitos de pescado marca Iglo de Alemania que contienen mucho más pescado que la versión que se comercializa en la República Checa. Pero las diferencias no se encuentran en unos pocos productos, la lista es amplia y afecta a todo tipo de alimentos procesados de grandes compañías. Se destaca un estudio desarrollado por expertos de la Universidad de Tecnología y Química de Praga en el que se demostraban que existían notables diferencias entre los mismos productos que se comercializan en diferentes países europeos. Los expertos concluyeron que se trataba de una situación inaceptable y discriminatoria a la que hay que poner punto y final.
Hace varios años que se denuncia esta situación, ya en el año 2012 se realizó un estudio sobre el tema mostrando las mencionadas diferencias y en 2015 se presentó otro estudio con resultados similares. Tanta evidencia hace que algunos países consideren que se les da un trato de segunda, pero las compañías insisten en afirmar que las variaciones de las formulaciones están sujetas a los gustos y cultura de cada país. En fin, que la Comisaria de Justicia, Consumidores e Igualdad de Género de la Comisión Europea muestre su posición favorable a los países de Europa del Este no significa mucho, quien tiene la voz cantante en este tema es la CE y como dicen aquí, la posición de la Comisión Europea es ambigua.
De este tema se seguirá hablando, esperaremos a conocer el resultado de los actuales estudios que se están llevando a cabo, veremos si éstos logran convencer a la Comisión Europea de que realmente existe un doble rasero en los alimentos que se comercializan en suelo comunitario.
Foto 2 | Alex Juel