Actualmente hay muchos estudios científicos sobre los probióticos, su efectividad, la dosis o el tiempo en el que se hacen efectivos los beneficios para la salud que le otorgan, y su acción entre muchas otras cuestiones, sea cierto o no, se han difundido ciertos beneficios digestivos si se consumen productos con probióticos, pero realmente se conoce menos de lo deseado (y de lo que pensamos) sobre los efectos de estas bacterias en la flora intestinal, aunque hay muchas esperanzas, también hay investigaciones que muestran resultados desalentadores, como los comunicados por un grupo de investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington (St. Louis) que concluye que los yogures probióticos no modifican la composición de la flora bacteriana.
Aquí podemos leer los resultados obtenidos en la línea de investigación, no concluida, sobre el impacto de los probióticos en el intestino que han realizado en ratones gnotobióticos (libres de gérmenes patógenos) y en siete pares de gemelos monocigóticos (gemelos idénticos), y es que los yogures probióticos no modifican la composición de la flora bacteriana pero podrían realizar un pequeño cambio en el metabolismo.
Recordemos que en líneas generales, los probióticos se describen como microorganismos concretos vivos que se añaden a ciertos alimentos para que lleguen al intestino donde sobreviven, y en dosis adecuadas, trabajen en beneficio para la salud intestinal, regeneración de la flora bacteriana, prevención de infecciones, reforzar el sistema inmunitario, etc. Los investigadores han obtenido resultados desalentadores sobre dichos beneficios del consumo de yogures probióticos que actualmente se instalan en la cesta de la compra de casi toda la población.
Para conocer la acción de los yogures probióticos, se realizó un muestreo antes, durante y posteriormente al consumo de un producto lácteo fermentado disponible en el mercado con contenido de bacterias Bifidobacterium animalis subsp. lactis, dos cepas de Lactobacillus delbrueckii subsp. bulgaricus, Lactococcus lactis subsp. cremoris, y Streptococcus thermophilus. Como indicábamos, los resultados no mostraron ningún cambio significativo en la comunidad bacteriana intestinal, no se da la colonización en la flora intestinal como se pensaba.
Lo que sí hallaron, con un posterior análisis genómico, fue una pequeña modificación en el metabolismo de los hidratos de carbono en los ratones (cuya flora intestinal había sido modificada para que contuviera las bacterias comunes del tracto intestinal humano), lo que sin duda va a abrir una nueva línea de investigación. La comunidad alaba el estudio dirigido por el doctor Jeffrey I. Gordon, que ha establecido un camino a la ciencia para continuar con la investigación de los efectos de los probióticos y también de los prebióticos que también podrían proporcionar modificaciones en los efectos metabólicos.
Las conclusiones de este estudio nos han llevado a recordar el realizado en el año 2007 por un equipo de científicos en Viena en el que se comparaban los efectos de un yogur probiótico y un yogur normal, tras estudiar la situación inmunológica de los dos grupos a los que se les suministró uno u otro tipo de yogur, concluyeron que casi desde el inicio, la ingesta de cualquiera de los dos yogures mostraba un aumento en la actividad intestinal, pero apenas se registraron mayores beneficios por el consumo de yogures probióticos, quizá únicamente un efecto algo más duradero que se solventaría con un consumo habitual de yogures convencionales.