Detrás de las grandes compañías de comercio hay personal dedicado a las estrategias y al marketing para conseguir el máximo de ventas, en Gastronomía y Cía lo hemos tratado más en relación a los supermercados, por ejemplo en Estrategia de los supermercados para vender más, Compras espontáneas en los supermercados o La decisión de compra es emocional. En el sector de la restauración también implantan estrategias para aumentar sus ventas, en mayor medida en los establecimientos que pertenecen a una cadena o franquicia, como los ‘restaurantes’ de comida rápida (fast food). Esta definición podría analizarse y cambiaría el concepto, pero no es el tema de hoy, la relación entre estos establecimientos y la comida que ofrecen es de una alimentación poco saludable, con muchas calorías, grasas, azúcares…
Queremos hablar sobre un estudio que hemos conocido en relación a la iluminación y la música en los restaurantes de comida rápida y su repercusión en la ingesta de comida y en la satisfacción. La conclusión es previsible, la misma comida de un fast food servida en un restaurante de ambiente acogedor y calmado, se disfruta más, pero además se come menos (y por lo tanto se ingieren menos calorías) a pesar de que se dedique más tiempo, lo que demuestra, entre otras cosas, que los restaurantes de comida rápida podrían mejorar su imagen. Actualmente es fácil comprobarlo, ha aumentado la oferta de hamburgueserías en establecimientos más cercanos a un restaurante tradicional (sea clásico o actual), en ellos se disfruta de una hamburguesa y los complementos que se elijan de forma pausada, el momento de la comida se experimenta de forma muy diferente, al margen de la calidad, otro tema a tratar.
El estudio que se ha publicado en Ammons Scientific, ha sido desarrollado por Brian Wansink (Universidad de Cornell) y Koert Van Ittersum (Instituto de Tecnología de Georgia), con la intención de conocer si al cambiar el ambiente de un establecimiento de comida rápida, los clientes cambiarían también su forma de comer. La respuesta es obvia, puesto que como comentábamos al inicio, detrás de estos establecimientos hay una estrategia con la que se pretende motivar a los clientes a consumir mucho y muy rápido, algunas de estas estrategias están basadas en los colores, priman el rojo y el amarillo, otras en la música, cuanto más movida más acelera el movimiento de las personas, también la iluminación tiene su repercusión a la hora de actuar de los individuos. Los fast food aceleran, se come rápido, no se saborea y no da tiempo a percibir cuando la ingesta de comida ya te deja satisfecho, «¿qué tal si pedimos otra de patatas?», «el postre está de oferta, ¿pedimos uno?».
En esta publicación nos detallan algunos datos de la investigación, afirmando que la iluminación y la música afectan al consumo de alimentos y la satisfacción de manera sorprendente. El ambiente del establecimiento puede estimular a las persona a comer más rápido y contrariamente a lo que se podría pensar, aunque en un restaurante de alta cocina permanezcas más tiempo, no se come más.
El estudio se llevó a cabo en el restaurante de comida rápida Hardee’s (Champaign, Illinois), parte del local se transformó en un espacio similar al de un restaurante de alta cocina, luz suave, música instrumental y jazz… Se seleccionaron al azar a los participantes de este estudio que elegían en qué espacio del establecimiento comer (la carta era la misma en ambos espacios), en el de ambiente de restaurante de comida rápida o en el ambiente de restaurante de alta cocina. Su comportamiento fue grabado discretamente para su posterior análisis, además se les preguntó el grado de satisfacción, la calificación de la calidad de la comida.
Ya conocemos las conclusiones, se rompió la hipótesis de los investigadores que pensaban que los que estaban en un ambiente más relajado, al permanecer más tiempo y con más tranquilidad, tomarían más comida, fue al contrario, los que comieron en el ambiente de un ‘fast-food’ ingirieron casi 200 calorías más. A esto hay que sumar la calificación de los participantes sobre su comida, fue más satisfactoria en el restaurante.
Con este estudio también se pretende demostrar que si los establecimientos de comida rápida cambiaran parte de su estrategia, ofrecer un ambiente más relajado, podrían reducir la idea o la relación de su comida con la obesidad, el sobrepeso, la insalubridad, etc. Pero, ¿creéis que esto les interesa?
Foto | Kolin Toney