Según una encuesta titulada “Encuesta de Alimentos y Salud 2021” realizada por el Consejo Internacional de Información Alimentaria (IFIC) de Estados Unidos, los productos químicos en los alimentos son una de las principales preocupaciones de seguridad alimentaria entre los consumidores. Claro, que esta preocupación se arrastra desde hace años, recordemos que en la encuesta realizada en 2015 por el IFIC, los consumidores manifestaron estar más preocupados por la presencia de productos químicos en los alimentos que por los alimentos transgénicos.
En la encuesta realizada online el pasado 23 de marzo participaron 1.014 estadounidenses con edades comprendidas entre los 18 y 80 años de edad, los responsables del Consejo Internacional de Información Alimentaria comentan que los resultados se ponderaron por edad, genero, educación y raza o etnia, a fin de poder comprender las creencias, preocupaciones, comportamiento y decisión de compra de los consumidores en relación a los alimentos. Con este trabajo se quería conocer el impacto del COVID-19 en los hábitos de alimentación, qué es lo que promueve la compra de ciertos alimentos y bebidas, qué importancia tiene la sostenibilidad medioambiental y social en las decisiones de compra, qué preocupa más de los alimentos en relación a la seguridad alimentaria, etc.
De todas las cuestiones, nos centramos en los productos químicos presentes en los alimentos que, según los resultados, es la principal preocupación de seguridad alimentaria para el 29% de los encuestados, aunque lo cierto es que se encuentra entre las tres principales preocupaciones de los participantes de este estudio, incluso por encima de las enfermedades trasmitidas a través de los alimentos. Los responsables del estudio comentan que desde que se realizó la primera encuesta en 2009, ha sido siempre una preocupación de peso.
Según los resultados, un 54% de los encuestados considera importante que los ingredientes presentes en los alimentos no tengan nombres químicos desconocidos e incomprensibles. Los consumidores no están seguros de que el gobierno federal realmente esté garantizando que los aditivos sean inocuos, de ahí que intenten proteger su salud evitando consumir productos alimenticios con ingredientes químicos, ya que es el único modo de poder controlar ese riesgo percibido.
Se realizó una pequeña evaluación, se proporcionó a los encuestados dos productos alimenticios hipotéticos que tenían la misma etiqueta nutricional. El primero tenía una larga lista de ingredientes pero ninguno con nombre químico, el segundo tenía una lista de ingredientes donde aparecían nombres químicos. A la hora de que los encuestados evaluaran los productos, un 48% comentó que era más probable que el primer producto fuera el más saludable y sólo un 9% consideró que el segundo producto era mejor. El 53% de los consumidores manifestó su preocupación por esos ingredientes químicos en relación a la salubridad y la seguridad.
En relación a las preocupaciones de los consumidores, algunas empresas alimentarias han puesto en marcha programas de «etiqueta limpia» que eliminan estos ingredientes o utilizan nombres de ingredientes químicos que pueden resultar engañosos al intentar esconder ciertos ingredientes conocidos. Recordemos, por ejemplo, que el mensaje “sin azucares añadidos” de los productos alimenticios puede ser engañoso porque se esconde el azúcar con otros nombres químicos que los consumidores no saben reconocer, de ello hablábamos aquí. Otro ejemplo a citar es el aceite de palma, existen hasta 590 nombres alternativos para este ingrediente y la mayoría son desconocidos para los consumidores, por lo que el uso de estas variantes no se enmarcaría en la denominada etiqueta limpia.
Desde el IFIC explican que lo mejor es garantizar que los productos químicos presentes en los alimentos son seguros y saludables, en lugar de dejar que los consumidores decidan según les suenen o no estos ingredientes, algo difícil teniendo en cuenta que la FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentación de Estados Unidos) permite que las empresas alimentarias decidan en secreto qué aditivos son seguros, en los estudios realizados no se considera el efecto acumulativo que tienen en la salud y para complicar más el tema, no se realizan nuevas reevaluaciones ni si aparecen evidencias de que un determinado ingrediente puede suponer un riesgo para la salud.
De ahí que se desconfíe de las agencias estadounidenses, por lo que la recomendación es que la FDA aborde estas deficiencias a fin de garantizar que los alimentos sean seguros, algo que facilitará restaurar la confianza de los consumidores, y no sólo en relación a los ingredientes y aditivos de los alimentos, también sobre los posibles contaminantes que se integran en los productos alimenticios desde que se producen, hasta que llegan a la mesa del consumidor.
Lo cierto es que esa preocupación también está presente en otros países del mundo, recordemos que en el caso de la UE, gracias a las reevaluaciones se han podido prohibir aditivos químicos que habían sido aprobados y que investigaciones posteriores demostraron que eran peligrosos para la salud, por ejemplo, el dióxido de titanio. Podéis conocer los resultados de la encuesta del IFIC a través de este enlace (Pdf), seguramente algunas cosas os sorprenderán.