En el mes de febrero, la Asociación de Ganaderos de Estados Unidos (USCA) realizaba una petición al Departamento de Agricultura (USDA) para que se realizara una distinción entre la carne convencional y la carne producida en un laboratorio o la que deriva de alimentos vegetales. Para esta Asociación, estos alimentos que imitan a la carne tradicional no pueden denominarse carne ni con los términos asociados, ya que no derivan del sistema de ganadería tradicional, por lo que considera que no se debe permitir que se comercialicen las denominadas carnes alternativas con la descriptiva ‘carne de vacuno’ o ‘carne’ en general.
Pues bien, hoy podemos saber que los productores de carne limpia y de origen vegetal reaccionan contra los productores de carne de vacuno comentando que la petición de este sector muestra que se preocupan más por la competencia que por los consumidores, por ello, solicita que la petición realizada al USDA sea denegada principalmente por dos motivos. Los productores de “carnes limpias y sostenibles” opinan que la petición va más allá de la autoridad legal que tiene el USDA, ya que este organismo tiene potestad en el etiquetado a fin de proteger a los consumidores, pero no puede usar esa autoridad para abogar por unas empresas frente a otras.
La propuesta realizada por el USCA viola la Primera Enmienda, que protege las declaraciones realizadas por las compañías dedicadas a la elaboración de carne limpia y carne basada 100% en alimentos vegetales. La coalición de las “carnes alternativas” considera que, mientras los consumidores no sean inducidos a error, tienen todo el derecho, en base a la libertad de expresión, de llamar a sus productos con los términos utilizados hasta ahora. Por eso, los productores de esta industria, como Impossible Foods, Sweet Earth Foods, Lightlife Foods, Tofurky, etc., han enviado esta carta (Pdf) al USDA, exponiendo los hechos y pidiéndole que desestime la petición de la asociación de ganaderos.
Merece la pena recordar que para algunos expertos y organizaciones como Good Food Institute, que trabaja con investigadores, inversores y empresarios para el desarrollo de proyectos alimentarios innovadores, seguros y respetuosos con el medio ambiente, la carne es carne, sea de granja o de laboratorio, ya que la diferencia sólo radica en su método de producción, destacando que la carne in vitro o carne limpia y sostenible está formada por grasa animal, músculos y células de tejido conjuntivo.
Sobre la carne de origen vegetal, como ya se ha comentado, el USDA no tiene ninguna jurisdicción, independientemente del modo en el que se etiqueten, por lo que no debería pronunciarse en este tema. Además, restringiría la innovación en la industria alimentaria. El USDA sólo está autorizado a regular las etiquetas de carne para proteger la salud y el bienestar de los consumidores, pero no para apuntalar y proteger a una determinada industria o favorecer su método de producción sobre otro. A esto hay que sumar que la petición de los ganaderos sólo permite los términos cárnicos en los productos que se producen en la manera tradicional, es decir, donde los animales nacen, son criados y sacrificados para el consumo humano. Como leemos aquí, esto supondría poner al Departamento de Agricultura de Estados Unidos en una posición insostenible de la vigilancia de la ‘tradicionalidad’ de cómo se produce la carne.
Por tanto, se insta a la USCA a que apoye el mercado justo y que siga el ejemplo de otras grandes compañías de la industria cárnica, como Tyson Foods, el procesador de carne más grande del mundo que decidió invertir en la carne de laboratorio, o el Grupo PHW, uno de los productores más importantes de Europa de aves de corral, que también ha realizado una fuerte inversión en la startup israelí Supermeat, dedicada a la investigación y a la producción de carne de pollo in vitro. O sea, que se envía al USCA el mensaje de que deben evolucionar y aceptar las nuevas realidades como ya lo hacen otras compañías de la industria cárnica.
Seguramente no tardaremos en conocer la contestación de la Asociación de Ganaderos de Estados Unidos a la carta enviada, probablemente sigan aferrándose a sus convicciones, pero lo cierto es que deberían reconsiderar su posición, siendo necesario que evolucionen como ya lo han hecho otras empresas dedicadas a la producción de carne.