En el Reino Unido, los supermercados y minoristas están en el punto de mira de la Cámara de los Lores del Comité de la Unión Europea, un informe determina que están trasladando el problema del enorme volumen de desperdicios alimentarios a consumidores y agricultores, por un lado con las habituales ofertas del 2×1, lo que incita a los consumidores a comprar más productos de los que necesitan, consideran que esta práctica es una de las principales causas del desperdicio alimentario.
Por otro lado influyen decisivamente en los agricultores, cancelan pedidos de alimentos que ya han sido cultivados, por lo que el desperdicio se traslada a la cadena de suministro de productores y agricultores. Este es sólo uno de los problemas apuntados en relación con los productores, otro problema importante apuntado es la penalización que reciben los productores si no proporcionan suficientes alimentos para el abastecimiento, con lo que se produce una sobreproducción en riesgo de convertirse en parte de desperdicio alimentario. Para los agricultores que dependen principalmente de estos minoristas y supermercados es un problema, al no tener un mercado alternativo, los excedentes terminan convirtiéndose en desperdicios alimentarios.
En este informe de la Cámara de los Lores se condena la actitud y actuación de minoristas y supermercados, ya que es causa principal del gran desperdicio alimentario que se genera. Las estimaciones publicadas por la Comisión Europea determinan que los minoristas son causantes únicamente del 5% de los desperdicios alimentarios que se generan, en cambio se apuntan como causas principales a los consumidores con un 42% y a los productores con un 39% del volumen de residuos alimentarios generados. Pero realizando un análisis más detallado como el del informe citado, se sugiere que los minoristas, y especialmente los supermercados, han desarrollado líneas de actuación y formas de distribución que son causa del desperdicio de alimentos, dando la impresión de que productores y consumidores son más culpables en este tema.
Cómo operan los minoristas, supermercados, cadenas de distribución, etc., influye de forma determinante y afecta a productores y consumidores, deben asumir su responsabilidad y no lanzar balones fuera, deben asegurarse de que sus promociones e incentivos no se convierten en residuos desde la tienda al hogar. Todos los eslabones de las cadenas de suministro tienen su parte de responsabilidad. Os recomendamos, como información complementaria, leer el post La FAO condena el desperdicio de alimentos aptos para el consumo.
Se considera que los minoristas son parte responsable del gran volumen de alimentos desperdiciados, sin embargo, y como hemos indicado anteriormente, no se refleja en las estadísticas, atribuyéndoles tan sólo un pequeño porcentaje del volumen de desperdicios alimentarios generados. Quizá los supermercados lo están haciendo bien (para ellos) en lo que respecta a su sistema de trabajo, las cifras así lo parecen mostrar, pero las consecuencias muestran una imagen totalmente distinta. También se ha criticado a los minoristas por no informar correctamente a los consumidores sobre cómo se deben almacenar los alimentos, así como facilitar que puedan interpretar correctamente lo que significa fecha de consumo preferente y fecha de caducidad, en este caso sería interesante poner en marcha soluciones como la etiqueta inteligente de la que hablábamos hace unas semanas.
Según algunas investigaciones, tan sólo el 37% de los consumidores del Reino Unido sabían interpretar la leyenda de consumo preferente, por otro lado parece que sólo el 58% de los consumidores comprobaba la fecha de caducidad de los alimentos antes de tirarlos a la basura, lo que muestra que el desperdicio alimentario generado es significativo. Los minoristas desempeñan un papel clave a la hora de hacer entender las leyendas de fecha de consumo preferente y caducidad, procurando no inducir a errores, pero lamentablemente este tipo de leyendas siguen induciendo a error y los supermercados tampoco proporcionan consejos que ayuden a reducir el desperdicio de alimentos.
Los minoristas tienen un alto nivel de control en el sector alimentario y especialmente sobre los productores, son intermediarios que buscan obtener la mayor rentabilidad sin que les preocupen las consecuencias para quienes producen alimentos. Si un productor no proporciona suficientes alimentos a un minorista es económicamente penalizado, a esto hay que añadir el riesgo de que se pierda la colaboración con el minorista. Por eso se produce en exceso y si no cuentan con un mercado alternativo, los excedentes terminan desechándose. Claro, que también habría que añadir que se exigen unos estándares de calidad determinados en los alimentos, los que no los pasan, por ejemplo por tamaño, en ocasiones se desechan. Si un productor produce exclusivamente para una única cadena de distribución, está en sus manos y sujeto a sus deseos, esto es algo que no conviene.
Hablando de los estándares de calidad, estándares que están sujetos sobre todo a la imagen, los supermercados se niegan a vender frutas y verduras que no muestren un color perfecto, una estructura perfecta y sin deformidades y un tamaño mínimo, lo que provoca que una buena parte de la producción se deseche. Esto es condenado, ya que provoca una gran pérdida de alimentos, y de acuerdo que está perdida se genera en origen, pero es causada por las exigencias de los minoristas y supermercados.
A través de este artículo publicado en la página del Parlamento del Reino Unido, podemos saber que el Comité de la Cámara de los Lores solicita urgentemente una acción para reducir el desperdicio de alimentos en Europa, destacando que actualmente se desperdician cada año, como mínimo, 90 millones de toneladas de alimentos en Europa. En este artículo nos facilitan diferentes informes sobre costes y fórmulas para prevenir el derroche alimentario.
Por supuesto, los minoristas han contestado y argumentan que el problema les preocupa seriamente, a primeros de año se anunciaba que el próximo año los principales supermercados del Reino Unido tendrían que dar a conocer las cifras de comida que se desperdicia en sus establecimientos. Por otro lado y según leemos aquí, hay iniciativas en marcha, como por ejemplo la de la cadena Tesco, en los seis primeros meses del año 2013 esta cadena generó unas 30.000 toneladas de residuos alimentarios, ahora también está en marcha un plan por el que se garantiza un porcentaje fijo de una orden de compra a los agricultores independientemente de cualquier cambio en el pedido realizado. La verdad, es un plan que no parece evitar que se produzca más de lo necesario, tampoco se habla de cambiar los estándares de calidad o de abaratar el precio de los productos en vez de ofrecer las conocidas ofertas 2×1.
Lo cierto es que el desperdicio de alimentos es un grave problema que hay que abordar decisivamente para garantizar la seguridad alimentaria en el futuro a corto y medio plazo.