Los japoneses enseñan cómo fomentar los productos ecológicos en España, concretamente a los productores ecológicos de Labregos Daiquí, un grupo de agricultores de la provincia de Orense que luchan por impulsar los productos ecológicos y el respeto por el medio ambiente.
Desde hace 12 años Daiquí desarrolla su labor ofreciendo alimentos naturales a buen precio, garantizando la máxima frescura y calidad, sin embargo, la cuota de clientes habituales es bastante reducida, sólo 300 y de ellos el 80% son de Madrid.
La asociación japonesa de productores ecológicos Daichi tiene más experiencia en este campo, de hecho se fundó hace más de 30 años y cuenta con 2.500 productores asociados que abastecen a 89.000 familias japonesas. Navegando a través de la página web de esta asociación podemos conocer el amplio surtido de productos que comercializan, al igual que la asociación Labregos Daiquí, también sirven sus productos ecológicos a «buen precio» y garantizan la máxima frescura.
Según los productores japoneses, existe carencia de concienciación e información entre los consumidores gallegos, de ahí que su mercado en Galicia sea tan reducido. Es evidente que una de las prioridades es informar a los consumidores sobre los beneficios y bondades que ofrecen los productos ecológicos en la alimentación como paso previo a potenciar la comercialización.
En Japón la información sobre los alimentos ecológicos no es escasa y se intenta llegar a todos los consumidores con ella. La conciencia ecológica parece estar muy instaurada en el país, pero ésta es fruto de un laborioso trabajo informativo en el que las propias empresas y asociaciones de productores ecológicos han estado siempre presentes.
Quizá esto es algo en lo que pecan los productores españoles, ante la carencia de información o conciencia ecológica se hacen obligadas las campañas informativas y promocionales que den a conocer todos los beneficios que ofrece la agricultura ecológica en todos los aspectos. Los japoneses indican que es cuestión de tiempo, la agricultura ecológica lleva más años promocionándose en Japón, mientras que en España ha sido bastante escueta hasta el momento. En Japón, igual que ocurre en Alemania, los consumidores aceptan pagar un poco más para alimentarse con productos sanos y naturales libres de cualquier producto químico, esto es distinto en nuestro país y más ahora, en la crisis en la que nos encontramos inmersos.
Lo que echa para atrás a la población es tener que pagar los alimentos ecológicos más caros que los industriales, se deberían desarrollar nuevas fórmulas y estrategias que lograran competir con los alimentos desarrollados industrialmente. Un ejemplo que podríamos poner y que se acerca a este planteamiento son las cooperativas ecológicas que logran que los precios de sus productos sean algo más reducidos que los que se barajan en el mercado, algunos incluso tan baratos como los industriales.
En fin, el modelo japonés puede ser un referente en cuanto a campañas publicitarias o informativas pero en lo que respecta a precios, son quizá excesivos. Podemos poner como ejemplo las patatas, la asociación japonesa de productores ecológicos Daichi vende sus patatas ecológicas a 2,30 euros el kilo, según el IPOD (Índice de Precios en Origen y Destino) de septiembre, las patatas industriales tienen un coste de 0,96 euros, y el precio que ofrecen las cooperativas ecológicas ronda los 1,5 euros por kilo, a la vista está que es necesario pulir el sistema de producción ecológica para que sea tan competitivo como el industrial, seguro que así si se incrementará significativamente su consumo.
Es difícil fusionar la conciencia ecológica con la economía.
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