Ya podemos ver en muchos mercados los guisantes frescos, nos encanta esta legumbre cuando está recién recolectada, fresca, crujiente, dulce… Los guisantes (Pisum sativum), también llamados chícharos o arvejas, pueden cultivarse desde otoño hasta primavera, según el clima de la zona, pues la planta soporta muy bien el frío.
La semilla o guisante se desarrolla en unas vainas de entre 5 y 10 centímetros de largo, cada vaina contiene varios guisantes y son de fácil extracción, como las habas frescas. Dichas vainas también se pueden consumir una vez peladas y cocidas, aunque no es tan habitual, para este fin se prefieren los tirabeques (Pisum arvensis).
Los guisantes son en muchas ocasiones la forma más fácil de que los niños coman legumbres, aunque aún hay quien cae en el error de creer que los guisantes son una verdura. Como legumbre que son, sus valores nutritivos son importantes, por lo que es más que recomendable incluirlos en nuestra dieta habitual en cualquiera de sus presentaciones.
En temporada lo mejor es disfrutar de los guisantes frescos, pero fuera de ella podemos consumir los guisantes congelados, los guisantes secos o los guisantes en conserva. Estos últimos son los que menos nos gustan. A continuación podéis ver una tabla con los valores nutritivos de cada una de las presentaciones de los guisantes.
Con los guisantes podemos hacer todo tipo de platos, desde la tradicional crema de guisantes a la menta, los guisantes salteados con jamón, simplemente cocidos con patatas y regados con un buen aceite de oliva virgen extra… Habitualmente se incluyen los guisantes en arroces y paellas, recordemos que cereales y legumbres en un mismo plato proporcionan la proteína completa, con todos los aminoácidos esenciales.
Os recomendamos disfrutar de los guisantes crudos como tentempié (como el que come pipas) o incluirlos en la ensalada por ejemplo. También podemos incluirlos en sopas, hacer hamburguesas, flanes salados, imprescindibles en la ensaladilla rusa, etc. No olvidemos que hay distintas variedades de guisantes (y con distintos colores), una valorada legumbre que llegó del Próximo Oriente hace miles de años, aunque aquí los más comunes son los guisantes verdes.