A principios de este mes, una noticia informaba de la escasez mundial de garbanzos, a lo largo del año 2017 el precio de esta legumbre aumentó de forma significativa y a día de hoy se mantiene alto, lo que ha provocado que productos alimenticios procesados como el hummus aumentaran de precio un 29% en el Reino Unido. La situación es complicada, sobre todo para los países que dependen de esta legumbre, como la India, Pakistán y Etiopía, donde una de cada cinco personas tienen los garbanzos como principal fuente de proteínas.
Pues bien, hoy conocemos una investigación desarrollada por expertos de la Universidad de Vermont (Estados Unidos) en la que se concluye que los garbanzos están amenazados por el límite genético, es decir, existe una extrema falta de diversidad genética, así como otros factores que amenazan a la adaptabilidad futura de los garbanzos domésticos. Los investigadores explican que el cambio climático traerá más periodos de sequía, estrés por temperaturas altas, plagas de insectos y otros problemas que obligan a buscar nuevas variedades de plantas con características concretas que permitan adaptarse a las condiciones climáticas cambiantes.
Pero para conseguir nuevas variedades de plantas, es necesario contar con recursos genéticos para la introducción de rasgos y características concretas en los cultivos, recursos que se pueden obtener de los parientes silvestres de los cultivos actuales, siendo la reserva genética más prometedora para alcanzar ese objetivo. Por ello, los investigadores han analizado a conciencia la ecología y la genética de las plantas de garbanzos, descubriendo que existe una extrema falta de diversidad genética, así como otras amenazas a la adaptabilidad del actual cultivo de garbanzos.
De momento se han descubierto parientes silvestres de esta legumbre en Turquía que cuentan con características genéticas interesantes, como la resistencia al estrés hídrico, al valor extremo y al ataque de unos escarabajos que atacan la vaina de la legumbre (gorgojo de las leguminosas). Los expertos comentan que los garbanzos fueron probablemente domesticados en Mesopotamia hace unos 10.000 años, siendo su pariente genético más cercano en la actualidad el Cicer reticulatum, una variedad amenazada, en declive y endémica de Turquía que se estudia desde hace años por los rasgos genéticos mencionados.
Los expertos han estado buscando en Turquía y Kurdistán dos especies silvestres estrechamente relacionadas con los actuales garbanzos, logrando recolectar semillas de 371 plantas y material genético de 839 plantas. Gracias a este material se pudo descifrar la historia de las poblaciones silvestres parientes de las plantas de los garbanzos domesticados, estimando cómo el medio ambiente ha impactado en la evolución y genética de la legumbre, estableciendo relaciones entre las especies silvestres y las domésticas. A raíz de la investigación, se descubrió que existía un cuello de botella genético extremo a lo largo de la domesticación de los garbanzos, detectando que más de un 93% de la variación genética en las plantas silvestres es inexistente en los programas actuales de investigación y producción de la legumbre.
La falta de diversidad es una amenaza para el stock de garbanzos comerciales debido a que las condiciones en las que los agricultores los cultivan, se parecen cada vez menos a las condiciones tradicionales de cuando fueron domesticados, ahora las temperaturas son más elevadas, existe un mayor estrés hídrico, más enfermedades y plagas, etc. Los expertos comentan que los actuales recursos genéticos procedentes de los parientes silvestres cercanos están infrautilizados a pesar de que tienen un gran valor para poder afrontar los actuales desafíos a los que se enfrenta la agricultura. En esta nueva investigación, los expertos han estudiado en profundidad estas especies relacionadas con la legumbre realizando pruebas de campo en distintos micro hábitats y cruces entre plantas silvestres y domésticas, con esta investigación se ha obtenido como resultado una línea de trabajo para poder mejorar genéticamente los actuales garbanzos, así como otros cultivos similares.
Los investigadores han descubierto muchos rasgos útiles de las plantas silvestres, pero sólo se podrán utilizar si se pueden producir plantas que tengan las cualidades y características que interesan a los agricultores, por ejemplo, el crecimiento en posición vertical en vez de un crecimiento a ras de suelo, cáscaras de las semillas que no se rompan durante la cosecha, resistencia a las enfermedades y plagas, al estrés hídrico y a las altas temperaturas, etc. Se pretende mantener las características de la actual producción de garbanzos añadiendo el resto de características interesantes que proceden de las variedades silvestres.
Los expertos comentan que este trabajo es necesario con otras especies vegetales, el problema de las plantas actuales de garbanzos lo tienen otros cultivos, por lo que es necesario recolectar y conservar sus parientes silvestres como herramientas que permitirán mejorar los cultivos para hacer frente a las cambiantes condiciones del medioambiente ahora y en el futuro. Podéis conocer más detalles de esta interesante investigación a través de este artículo publicado en la página web de la Universidad de Vermont y en este otro publicado en la revista científica Nature Communications.