Según una investigación desarrollada por científicos de la Universidad de California (Estados Unidos), los desperdicios alimentarios fermentados podrían ayudar a mejorar el crecimiento de los cultivos agrícolas. Los expertos comentan que en sus pruebas han observado que este tipo de desechos fermentados, pueden estimular el crecimiento de bacterias que contribuyen a aumentar el crecimiento de las plantas gracias a que las hacen más resistentes a los microorganismos patógenos, además, se reducirían las emisiones de CO2 de la agricultura.
La explicación es la siguiente, estos desperdicios sirven de alimento a las bacterias beneficiosas, lo que incrementa su número y dado que producen metabolitos y compuestos antimicrobianos, favorecen una mayor resistencia de los cultivos ayudando a que las plantas crezcan mejor y mucho más rápido. El ensayo se ha llevado a cabo en un invernadero, un entorno cerrado donde no ha faltado riego, temperatura controlada y suministro de desperdicios, ¿funcionaría el modelo en entornos al aire libre?
Los expertos comentan que el objetivo de la investigación era la creación de un ciclo sostenible que permitiera ahorrar agua y aprovechar los desperdicios alimentarios que, como sabemos, son un grave problema en el mundo. Se cita como ejemplo Estados Unidos, país donde se ha llevado a cabo la investigación y donde el volumen de desperdicio alimentario es enorme, según los investigadores un 50%, según otras fuentes un 40%, pero, en todo caso, se trata de cifras inconcebibles. La mayoría del desperdicio alimentario no se recicla y supone un 20% de lo que acaba en los vertederos, se trata de una enorme pérdida económica y de recursos como la tierra utilizada, el agua, la energía, el trabajo, etc.
Con diferentes cambios se podría optimizar la producción y reducir el desperdicio de alimentos, lo que ayudaría a alimentar a millones de personas y mejorar la seguridad alimentaria a nivel mundial, por ello y con el propósito de aportar una alternativa que ayude a combatir el problema, se empezaron a investigar alternativas para el desperdicio alimentario. Cierto es que ya existen alternativas, pero no absorben todo el desperdicio generado, se puede citar como ejemplo la elaboración de galletas con pan duro, la elaboración de snacks 3D, la transformación de los desperdicios en alimentos de valor comercial como helados, chips de verduras, mermeladas, productos base para la elaboración de smoothies, etc.
En el estudio se analizaron los subproductos derivados de la elaboración de cerveza y alimentos que han sido desechados y que procedían de tiendas de alimentación. Los dos tipos de desperdicios fueron fermentados y añadidos al sistema de riego del invernadero para regar plantas de cítricos. Según los análisis, en sólo 24 horas la población de bacterias beneficiosas para las plantas aumentó hasta tres veces, en comparación con las plantas que no recibieron estos nutrientes. A esto hay que añadir que la tendencia se mantuvo cada vez que se regaba con agua y residuos fermentados. Posteriormente se analizaron otros nutrientes, como el carbono y el nitrógeno en el suelo de los cultivos sujetos a estudio, determinándose que se produjo un aumento de la cantidad de carbono después de cada tratamiento que fue utilizado por las bacterias para replicarse.
Los expertos explican que los subproductos de desecho pueden mejorar la conversión y proporción de carbono a nitrógeno en los cultivos, lo que puede ayudar a optimizar los sistemas de producción de alimentos vegetales. Un punto importante es saber que esta práctica no provocó que aparecieran bacterias patógenas asociadas a las enfermedades alimentarias, algo que resulta muy positivo. Los investigadores consideran prioritario poner en marcha prácticas agrícolas novedosas que ayuden a mejorar los cultivos, optimizarlos y aprovechar recursos, y esta es una posible vía. Hay que decir, además, que se podría reducir significativamente el uso de otros aditivos que se utilizan actualmente en los cultivos, por lo que el coste de la producción debería reducirse.
Se trata de una alternativa que permitiría a los productores utilizar subproductos de desperdicio alimentario con fines agrícolas, lo que ayudaría que la sociedad pueda avanzar hacia un sistema de consumo más ecológico y saludable. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad de California, y en este otro publicado en la revista científica Frontiers in Sustainable Food Systems.