Según una investigación desarrollada por la Universidad de Iowa (Estados Unidos), los consumidores pagarían por alimentos modificados genéticamente, hasta un 25% más de lo que cuestan los alimentos tradicionales, pero estos deben ofrecer beneficios para la salud, mayor contenido de vitaminas, antioxidantes, etc. Claro, no nos referimos a los alimentos transgénicos que combinan genes de diferentes especies, hablamos de modificaciones genéticas realizadas con plantas de una misma especie.
El método de obtención es similar al que se utiliza para cruzar variedades de plantas de la misma especie para conseguir una especie mejorada, pero con la ventaja de que se reduce el tiempo, obteniendo resultados más rápidamente. El método tradicional de cruzamiento no se puede aplicar a todos los alimentos aunque sean especies de una misma familia, algunos no pueden hibridarse, algo que sí logran las herramientas de ingeniería genética.
La transferencia de genes de especies de la misma familia parece que se acepta de buen grado por los consumidores, al menos en Estados Unidos. Ya lo decíamos en el post ¿Cómo aceptar los alimentos transgénicos?, no se puede pretender únicamente mejorar la rentabilidad de las producciones, es necesario que los alimentos tengan un valor añadido, un beneficio de tipo saludable o medioambiental. Es por ello que algunos investigadores ya trabajan desarrollando cultivos modificados genéticamente que ofrezcan cualidades beneficiosas para los consumidores.
En el año 2001 se realizó una investigación para determinar la disposición de los consumidores a adquirir alimentos transgénicos, los resultados no tienen nada que ver con las cifras obtenidas ante la posibilidad de comprar alimentos genéticamente modificados con especies de una misma familia. Los alimentos transgénicos sólo pretenden ofrecer beneficios de rentabilidad (cuestionados), son alimento insecticida que no aportan valores añadidos como los que hemos mencionado.
En el estudio se ofreció a un grupo de personas a elegir entre tomates y brócoli transgénico y los mismos alimentos modificados genéticamente con genes de las mismas especies, ambos tipos contenían un mayor nivel de antioxidantes y vitamina C. Tras ofrecer la información sobre los dos tipos de alimentos los consumidores lo tenían claro, pagarían más por los alimentos modificados genéticamente o intragénicos. En cambio, no estaban dispuestos a pagar más por los transgénicos aunque tuvieran un mayor aporte vitamínico, estos resultados no serán nada satisfactorios para las empresas biotecnológicas como Monsanto o Bayer, empresas que han desarrollado algunos alimentos para que contengan mayores niveles de ácidos grasos omega-3, pero son trabajos testimoniales, su fuerte es la combinación de genes de varias especies.
En el artículo publicado en la Universidad de Iowa se destaca que los consumidores tuvieron acceso a todo tipo de información, positiva, neutral y negativa, procedente de diferentes fuentes, los grupos ecologistas, la industria alimentaria, la comunidad científica… explicando además las diferencias entre transgénico e intragénico. Es evidente que se debe pensar también en la rentabilidad y productividad, ponemos como ejemplo el arroz, algunos investigadores tratan de combinar las cualidades de un arroz africano capaz de soportar mejor la sequía y la salinidad con un arroz asiático más rico en nutrientes y más productivo.
En definitiva la pregunta es, ¿pagarías más por un alimento modificado genéticamente con genes de una misma especie y que aportara beneficios para la salud y el medioambiente?
Vía | Sciencedaily
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