El pasado mes de febrero nos hacíamos eco de un truco sencillo para saber cuánto tiempo puede envejecer un vino, con una simple prueba se puede tener una idea sobre si los vinos que adquirimos son vinos de guarda, y tener una orientación sobre el tiempo que podrían permanecer en nuestra bodega antes de empezar a apagarse al no seguir evolucionando en botella.
Hoy conocemos un estudio realizado por Laithwaite’s Wine, una empresa dedicada a la comercialización de vino, en el que se proporcionan datos sobre la gran cantidad de vino que se desperdicia en el Reino Unido, así como información sobre cuánto tiempo se conserva en buen estado el vino tras abrir la botella, a fin de contribuir a reducir el desperdicio que se realiza de esta bebida.
Al parecer, los hogares medios británicos tiran a la basura casi dos vasos de vino por semana, lo que representa un volumen de unos 624 millones de botellas al año que se desperdician irremediablemente. Abrimos una botella de vino para disfrutar de una copa y después lo tapamos y guardamos en la nevera, aquí es donde entra la percepción del consumidor sobre la duración y buen estado del vino.
En el caso de los británicos, uno de cada cinco considera que una vez abierto el vino dura como máximo un día, por lo que existen altas probabilidades de que terminen desechando el preciado líquido. Si hablamos de champán, uno de cada tres consumidores cree que la bebida pierde sus cualidades en apenas unas horas. Laithwaite’s Wine proporciona otras razones que contribuyen al desperdicio de vino, no beberlo (hay quien realiza una guarda tan excesiva que cuando descorcha el vino tiene que tirarlo), dejar la botella demasiado tiempo fuera de la nevera, olvidarse de poner el corcho o tapón, abrir más botellas de la cuenta para servir vino a los invitados, etc.
Algunos consumidores (uno de cada cincuenta) aseguran que llegan a tirar nada menos que dos botellas de vino por semana por algunas de las razones antes expuestas. Se proporcionan otros datos comparativos para tener una idea sobre la gran cantidad de vino que los consumidores desperdician, por ejemplo se calcula que a nivel nacional, al año se tira tanto vino como para llenar 333 piscinas olímpicas, todos estos datos sirven de respaldo para dar consejos de conservación del vino, pero lamentablemente obviando algunos datos.
A fin de reducir el desperdicio de vino, la empresa ha preparado una infografía con esta información y con consejos sobre el tiempo de conservación de diferentes tipos de vino una vez abierta la botella, con ello se espera reducir la cantidad de vino que se desecha. En este sentido, hay que decir que los consejos que proporcionan no son nuevos y se pueden encontrar en cientos de páginas de internet, por otro lado, faltan datos e información sobre sistemas que pueden ayudar a conservar el vino mucho más tiempo que el que indican los responsables de esta tienda, a fin de cuentas, su negocio es la venta y cuanto menos dure el vino mejor.
Según esta infografía, un vino generoso (Sherry, Madeira, Oporto, etc) puede durar hasta 28 días una vez abierto, ya que se trata de un vino en cuya elaboración se realizan procesos especiales para aumentar su estabilidad y su graduación alcohólica. Una vez que se abre la botella, comienza a producirse una cierta evolución de algunas de las características organolépticas del vino, expertos en vinos de Jerez explican que una botella de fino/manzanilla se mantiene en buenas condiciones na vez uabierta durante una semana, otros vinos que elabora, hasta dos meses y en el caso de los vinos que tienen una edad media superior a 20 años, hasta tres meses.
Claretes y vinos rosados se pueden mantener entre tres y siete días una vez abiertos, siempre que se sustituya el corcho y se guarden en el frigorífico. El clarete es un vino joven elaborado con uvas tintas y blancas, por lo que su color es asalmonado, hay que decir que el vino clarete no existe bajo ese nombre y se comercializan en el marco de otras categorías, como rosado. En el caso del rosado, se trata de un vino que se elabora con uvas tintas o mezcla de uvas tintas y blancas, donde la proporción de estas últimas es menor, el tiempo recomendado por otros expertos es de entre uno y tres días, ya que se trata de vinos cuyos aromas afrutados se desvanecen rápidamente, algo que no coincide con la recomendación de Laithwaite’s Wine.
De tres a cinco días se conservarán los vinos espumosos y el champán, si se guardan en la nevera sustituyendo el tapón y cubriéndolo con un envoltorio plástico. Primero hay que decir que se trata de la bebida más difícil de conservar, ya que una vez abierta la botella desaparecen rápidamente las burbujas, el sabor, el aroma y la textura, por ello, existen diferentes tapones y sistemas que permiten restablecer la presión interna de la botella, pudiendo conservarla abierta hasta 15 días. Por cierto, más adelante veremos qué diferencia hay entre champán y cava, ambos utilizan el mismo método de elaboración, el “méthode champenoise”, pero adaptado a las variedades con las que se produce, por lo que el tratamiento quizá debería ser el mismo hablando en términos de conservación.
El vino tinto se puede guardar entre tres y cinco días sustituyendo el tapón y almacenándolo en un lugar fresco, para el blanco se da el mismo periodo de tiempo, pero si se guarda en la nevera. Para empezar, hay que aclarar que un vino tinto joven puede durar hasta siete días, ya que se oxida con mayor lentitud que el vino blanco, si se trata de un vino envejecido que contiene menos taninos, el tiempo de conservación ronda los tres días. En todo caso, no estaría mal recomendar el uso de sistemas de conservación que podemos encontrar en el mercado como las bombas de vacío, aunque parece que es preferible obviarlo.
Finalmente, los vinos espumosos como el prosecco o el cava, se mantendrán entre uno y tres días si se sustituye el tapón y se almacenan en el frigorífico. Aquí parece haber un error al englobar los dos tipos, como ya hemos comentado antes, el cava se elabora con el “méthode champenoise”, por lo que los consejos de conservación deberían ser los mismos que se brindan para el champán. El prosecco es un tipo de vino espumoso italiano que se produce utilizando el método charmat o método italiano, muy diferente al del cava, por lo que la conservación también varía. Según algunos expertos italianos, a diferencia del champán, el prosecco no fermenta en botella, por lo que es preferible consumirlo antes de cumplir los dos años en botella, y aseguran que se puede conservar perfectamente hasta una semana si se utilizan los sistemas actuales de conservación.
Según los consejos de esta empresa, merece la pena considerar la compra de vinos de calidad (más caros), ya que según las encuestas que ha realizado, es más probable que los consumidores acaben con más rapidez la botella, evitando el desperdicio. Parece que poco les importa el tema del consumo responsable, por el contrario, se aprecia el interés en la venta de vinos, recordemos que los consumidores buscan buena relación calidad/precio decantándose por vinos más económicos.
Otros consejos que proporcionan: el vino una vez abierto, se ha de mantener siempre en posición vertical, de este modo se minimiza el área de exposición al oxígeno, algo que acelera el proceso de degradación. En el caso de una celebración, una reunión de amigos, etc., las botellas de vino se deben abrir una a una y a medida que se acaben, nunca se deben abrir todas a la vez, ya que aumenta el riesgo de desperdicio. Pero ni no dicen ni pío de los sistemas de conservación y como pueden ayudar a reducir ese desperdicio de vino.
Nos sorprende el volumen de vino que se desperdicia, ¿serán correctos los datos que facilitan? En todo caso, los consejos que ofrecen son incompletos, no dan una explicación sobre el porqué del tiempo de conservación de cada vino (esto también lo encontramos en cientos de páginas españolas), el porqué se ha de cambiar el tapón, etc. Sería interesante desarrollar un estudio para saber cuánto vino se desperdicia en España, ¿será tanta cantidad como en el Reino Unido?
A continuación podéis ver la infografía preparada por Laithwaite’s Wine que hemos conocido a través de este artículo en The Independent.
Foto | Sharon Mollerus