¿Están los cítricos españoles en peligro?, parece ser que sí, es una de las consecuencias del cambio climático que estamos sufriendo, gracias a ello la introducción de nuevas enfermedades en entornos que hasta ahora resultaban hostiles a insectos, bacterias y microorganismos en general, es un hecho. La Asociación AVA (Asociación Valenciana de Agricultores) integrada en ASAJA (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores), acaba de solicitar al Gobierno Español y a la Comisión Europea que se realice una vigilancia más exhaustiva en los puertos españoles por los que acceden los cítricos importados de otros países para evitar la introducción de la enfermedad en los cítricos de España.
La razón es la enfermedad denominada Greening o Huanglongbing, una enfermedad considerada como la más grave que puede afectar a la citricultura mundial sin posibilidad de curación. Afecta a cualquier variedad de cítrico afectando al árbol y a la fruta, las hojas se vuelven amarillas y los frutos crecen de forma asimétrica, el interior de éstos también se deforma. La producción de cítricos, sean naranjas, limones, etc., termina siendo inviable y los árboles mueren irremediablemente. La única cura que existe es la eliminación por completo de toda la plantación donde haya sido detectada la enfermedad y un periodo de cuarentena que deberá ser respetado antes de comenzar con la producción plantando nuevos árboles.
El caso es que esta enfermedad se encontraba restringida a climas tropicales, pero el aumento de las temperaturas permite que las bacterias que causan la enfermedad de Greening puedan adaptarse al clima mediterráneo. La enfermedad es producida por una protobacteria denominada Candidatus Liberobacter que proviene de dos vertientes, una de procedencia africana y otra de procedencia asiática.
La protobacteria viaja a través de dos tipos de insectos, uno africano y otro asiático. Poco a poco se ha ido introduciendo en otros países, en Brasil se detectó en el año 2004 y su difusión fue espectacular causando estragos en las plantaciones, ahora existen posibilidades de que la enfermedad haga acto de presencia en varios países.
El riesgo se cierne sobre los cultivos españoles, una importación citrícola proveniente de alguno de los países que hemos citado anteriormente, podría ocultar una carga no deseada, la enfermedad podría terminar asolando los cultivos de cítricos españoles, regiones como Valencia serían de las más perjudicadas. No son temores infundados, de hecho, se ha detectado uno de los insectos que transmiten la enfermedad en las Islas Canarias, lo que obliga a extremar forzosamente las medidas de seguridad.
Por el momento Estados Unidos ya está en alerta y supervisa concienzudamente todas las importaciones cítricas que se realizan a través de la frontera mexicana al haber sido detectado uno de los insectos en la ciudad de Tijuana, por otro lado, la enfermedad parece que ya se ha introducido y algunos cítricos en el estado norteamericano de Louisiana ya están afectados. Los investigadores estadounidenses creen que la adaptación de la bacteria al clima mediterráneo puede ser un hecho y advierte de ello.
Será difícil evitar que la enfermedad se introduzca en España, incluso con un control exhaustivo. Quizá lo mejor sería dejar de importar cítricos de otros países, aunque esto tampoco garantizaría que no se introdujera la enfermedad de Greening en nuestro país. Algo que parece evidente es el aumento de los precios de los cítricos en sucesivos meses ante una mayor demanda por la escasez. Si la enfermedad se introduce en España, terminaremos pagando las naranjas, las mandarinas o los limones a precio de oro.
Más información | AVA-ASAJA
1 comentarios
A la citricultura Española le quedan 2 telediarios, si añadimos el bicho este, dejémoslo en 1. Las explotaciones se están abandonando a un ritmo acelerado (agricultores que se jubilan y no tienen a nadie que continúe su trabajo, herederos que pasan de invertir en un negocio ruinoso, gente que simplemente se rinde tras varias malas cosechas.
Sólo necesitas darte una vuelta en coche por cualquier carretera comarcal en Valencia para verlo. El campo abandonado, con los frutos pudriéndose en el suelo y las hierbas bien altas era antes una cosa excepcional. Ahora en algunas zonas es 1 de cada 4 parcelas… y no me cabe duda de que irá a más.
Quizás este parásito sea el golpe de gracia.
Mi teoría es que a 15 años vista las naranjas de Valencia podrían ser un producto escaso y minoritario para aquel que quiera pagar su precio, porque la producción masiva habrá terminado.
Hasta cierto punto el declive agrícola va siendo compensado por la industrialización y el paisaje rural se convierte en urbano e industrial. Seguramente, desde el punto de vista del PIB es incluso positivo.
Pero qué quieres que te diga, yo espero tener al menos un par de docenas de naranjos en la casa familiar si no echaría mucho de menos el olor de azahar en Pascua.