En los últimos años hemos conocido diferentes estudios científicos que relacionan el consumo de alimentos ultraprocesados con diferentes riesgos para la salud, por ejemplo, se ha concluido que existe mayor riesgo de sufrir cáncer colorrectal en los hombres, aunque un estudio más reciente apunta que el riesgo es para cualquier tipo de cáncer. Los ultraprocesados se han asociado a tener una peor salud mental, así como a enfermedades relacionadas con una dieta insana por el elevado contenido en sal, grasas, azúcares y aditivos de los que apenas se informa a los consumidores.
Sin embargo, algunos investigadores y expertos en nutrición afirman que los alimentos ultraprocesados ofrecen numerosos beneficios para la salud humana y para el planeta, aseguran que tienen un gran potencial porque ofrecen una nutrición más segura y más sostenible. Los expertos comentan que ‘procesado’ es un término amplio utilizado para describir el cambio que se producen en los alimentos tras ser sometidos a procesos químicos, el calor, o la fuerza, y en la cocina de los hogares existen ejemplos comunes de procesado, como hervir, rallar, etc.
Desde hace miles de años los seres humanos han consumido alimentos procesados y han brindado beneficios nutricionales evidentes, de hecho, gracias al procesado de los alimentos se aumentó la disponibilidad de nutrientes y energía en los mismos, facilitando además el acceso y la ingesta de alimentos para la población, así lo explica Andreas Hakansson, profesor del departamento de tecnología alimentaria, ingeniería y nutrición de la Universidad de Lund (Suecia).
El experto comenta que en la actualidad una buena parte del procesado de alimentos se realiza en un entorno industrial, y esas prácticas continúan desempeñando un papel clave para garantizar la disponibilidad de nutrientes y energía. Parte de lo que comemos ha sido procesado industrialmente, y es que, aunque una buena parte de los alimentos se pueden consumir crudos, éstos perecen rápidamente y para alimentar a una creciente población de manera eficiente y sostenible, es necesario recurrir al procesado, así lo explica en este artículo publicado en la página de FoodDrinkEurope (FDE), organización que representa los intereses de la industria alimentaria en la Unión Europea.
El investigador explica que no se deben pasar por alto los beneficios del procesado de los alimentos en la historia de la salud pública, apuntando que antaño la mayoría de los alimentos que se consumían eran de calidad nutricional pobre, nada que ver con lo que se realiza en la actualidad, donde asegura que el procesado tiene como objetivo mejorar los alimentos. Como ejemplo habla de la leche en polvo, su desarrollo permitió que se pudieran guardar y fortificar proteínas convirtiéndose en un alimento procesado de gran importancia, suponiendo un “cambio de juego” en la nutrición humana. Quizá habría que diferenciar un poco más, porque la realidad es que buena parte del procesado de alimentos no persigue mejorar la nutrición, sobre todo si hablamos de los ultraprocesados.
Merece la pena recordar que en la clasificación de alimentos NOVA, que clasifica los alimentos según el grado de procesado, el grupo tercero corresponde a los alimentos procesados y ultraprocesados, y en este grupo, se encuentran alimentos elaborados por procesos industriales como la hidrólisis, la hidrogenación, el moldeado o la remodelación, la extrusión, etc. Se trata de alimentos que además pueden contener colorantes, aromatizantes, emulsionantes, humectantes…, así como grasas, sal y azúcares.
Por cierto, algunos de los investigadores que avalan los alimentos procesados y ultraprocesados no están de acuerdo con la clasificación NOVA, ya que consideran que no ha sido validada científicamente. Sin embargo, fue desarrollada por un grupo de expertos e investigadores de la Universidad de Sao Paulo (Brasil). Hay que decir que organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) o la Guía Brasileña de Alimentos, reconocen el sistema de clasificación como una herramienta de calidad y legítima.
Según leemos aquí, Edith Feskens, profesora de nutrición global en la Universidad de Wageningen (Países Bajos), proporciona otro ejemplo, habla de la pasta de tomate que se elabora a partir de tomates crudos, explicando que los procesos de triturado, calentamiento y concentración rompen las paredes celulares de los tomates facilitando que los micronutrientes estén más biodisponibles para los consumidores. Como se puede comprobar, hay varios expertos que defienden el procesado de los alimentos y argumentan sus beneficios, pero no entran en los estudios que ponen en tela de juicio a los alimentos procesados y en especial los ultraprocesados, no hablan ni justifican algunos procesos industriales que no son precisamente para mejorar la calidad nutricional, sino para mantener los alimentos durante más tiempo, atrapar al paladar del consumidor y, en definitiva, aumentar los beneficios económicos.
A la hora de hablar de alimentos procesados y ultraprocesados citan ejemplos clave, argumentando que la principal responsabilidad de la industria alimentaria es proporcionar productos de calidad que incluyan información clara y veraz, esto suena a chiste porque no es así. Recordemos, por ejemplo, este post en el que hablábamos de la gran cantidad de aditivos que tienen los alimentos procesados y ultraprocesados, y de los que apenas brindan información.
La ciencia detrás del procesado de los alimentos puede ayudar a mejorar los sistemas alimentarios haciéndolos más saludables y sostenibles, pero lamentablemente no es así debido a los intereses económicos de las empresas agroalimentarias. Por otro lado, sólo hay que dar un vistazo a la gran cantidad de literatura científica existente, sobre los problemas de salud asociados al consumo de estos productos, los ultraprocesados, para darse cuenta de ello.