Según los datos de un estudio realizado el año pasado por Foodwatch Holanda, hasta un 70% de los productos alimenticios de un supermercado son ultraprocesados. Posiblemente esta cifra varíe dependiendo del país, pero como mínimo se superará el 50% en cualquier otro país industrializado. Tanta oferta provoca que muchos consumidores introduzcan en la cesta de la compra varios de estos productos ultraprocesados, encontramos platos preparados, productos de confitería y repostería industrial, preparados de sopas instantáneas, y así un largo etcétera.
Estos productos contienen un gran número de conservantes, colorantes, saborizantes, estabilizantes… a lo que hay que sumar el elevado nivel de grasas, sal o azúcares añadidos, recordemos que estudios anteriores revelan que los azúcares añadidos están presentes en un 56% de los productos de un supermercado. Pues bien, hoy conocemos un estudio realizado conjuntamente por investigadores franceses y brasileños en el que se concluye que los alimentos ultraprocesados están relacionados con un mayor riesgo de sufrir cáncer, algo que ya se sabía, la novedad es que es el primer estudio en investigar y resaltar un aumento en el riesgo de cáncer general asociado a la ingesta de alimentos con porcentajes de consumo y porcentajes de riesgo.
Los investigadores del CREES (Centre of Research in Epidemiology and Statistics Sorbonne Paris Cité) analizaron los registros médicos y los hábitos alimentarios de 104.980 personas mayores de 18 años, participantes en el estudio NutriNet-Santé, trabajo a largo plazo para analizar la relación entre la nutrición y la salud en la población francesa. Los expertos recabaron información de los registros dietéticos para determinar el consumo habitual de 3.300 alimentos diferentes que se pueden encontrar en un supermercado. Estos alimentos fueron clasificados en tres grupos según su grado de procesamiento utilizando el sistema de clasificación NOVA diseñado por expertos de la Universidad de Sao Paulo (Brasil) y reconocido por la comunidad científica.
En la clasificación NOVA aparece como primer grupo el de los alimentos no procesados o mínimamente procesados, alimentos que pueden haber sido modificados sin que se le hayan agregado sustancias, como puede ser el pescado, la carne o los productos vegetales congelados. En el segundo grupo aparecen productos que se han extraído a partir de alimentos procedentes de la naturaleza o de procesos industriales como, por ejemplo, la harina refinada o los aceites.
El tercer y último grupo corresponde a los alimentos procesados que, a su vez, se dividen en dos subgrupos, procesados y ultraprocesados, estos últimos son aquellos que pueden imitar la apariencia y las cualidades sensoriales de diferentes alimentos, pero que no son reconocibles de los alimentos originales. Integran grasas, sal y azúcares, y en ellos han participado procesos industriales como la hidrogenación, la hidrólisis, la extrusión, el moldeado o la remodelación, entre otros, hay que sumar la inclusión de colorantes, aromatizantes, emulsionantes, humectantes, etc.
Tras analizar los datos, se determinó que un aumento en la dieta de un 10% de productos ultraprocesados, equivalía a un aumento del riesgo de sufrir cáncer de un 12%, resultados que se mantuvieron después de descartar y ajustar factores de sesgo que podrían alterar las cifras. A raíz de los resultados, los expertos sugieren que dado que cada vez es mayor el consumo de alimentos ultraprocesados, es posible que en las próximas décadas se incrementen los casos de cáncer. De todos modos, los expertos son precavidos y consideran que a pesar de que los resultados son bastante evidentes, es necesario evitar el alarmismo y realizar nuevos estudios prospectivos que confirmen los datos que se han obtenido con esta investigación.
Según los datos del World Cancer Research Fund International y el American Institute for Cancer Research, un tercio de los casos de cáncer más comunes en el mundo, se podrían evitar simplemente cambiando los hábitos alimenticios y el estilo de vida. Desde hace mucho tiempo se ha observado un aumento del consumo de alimentos ultraprocesados, productos que tras someterse a todo tipo de procesos químicos o biológicos, son microbiológicamente seguros, convenientes, altamente apetecibles y asequibles, pero nada saludables, basta con citar el elevado contenido en grasas, azúcares añadidos o sal, si a esto añadimos toda la carga química que contienen, ¿qué es lo que estamos comiendo?
Los investigadores consideran que las medidas políticas dirigidas a la reformulación de productos, los impuestos y las restricciones de la comercialización de los productos ultraprocesados, así como la promoción de alimentos frescos o mínimamente procesados, puede ser una estrategia efectiva que contribuya a la prevención del cáncer. Algunos países ya han introducido recomendaciones nutricionales de carácter oficial para que se reduzca el consumo de los alimentos ultraprocesados y se incremente el consumo de alimentos frescos y mínimamente procesados, pero lo cierto es que este tipo de recomendaciones tienen poco calado.
Es un estudio interesante que merece la pena leer y tener en cuenta, podéis conocer todos los detalles a través de este artículo publicado en la revista científica British Medical Journal.