Se ha dado a conocer un estudio realizado por expertos de la Universidad de Viena en el que se concluye que los alimentos transgénicos pueden provocar infertilidad. Se trata de uno de los pocos estudios que muestran científicamente los problemas que pueden originar este tipo de alimentos. Ante las pruebas obtenidas, algunas organizaciones ecologistas como Greenpeace exigen la retirada de los cultivos transgénicos.
El estudio ha sido patrocinado por los Ministerios de Agricultura y Sanidad de Austria (Austrian Ministries for Agriculture and Health) y fue presentado ayer durante la celebración de un seminario científico en Viena. Toda la investigación se basa en el maíz transgénico desarrollado por la compañía biotecnológica Monsanto, concretamente con la variedad de maíz NK 603 x MON 810.
Los investigadores austriacos estuvieron realizando distintos ensayos durante 20 semanas en las que le proporcionaron a un grupo de roedores de laboratorio una alimentación diaria en la que se contemplaba un 33% de los transgénicos mencionados. Uno de los estudios que se realizaron fue la evaluación de la reproducción mediante cría continuada, los roedores progenitores tuvieron varias camadas en un periodo de tiempo en el que fueron alimentados con la variedad de maíz NK 603 x MON 810. A otros grupos de roedores se les proporcionó una alimentación similar pero con maíz convencional.
Los resultados mostrados fueron bastante evidentes, los investigadores indican que se produjo una reducción del número de crías y el peso que éstas presentaban era significativamente menor comparándolo con el grupo de control que no ingirió alimentos transgénicos. La conclusión de los investigadores es que los alimentos transgénicos pueden provocar infertilidad.
Sobre el MON810 hemos hablado en varias ocasiones en Gastronomía & Cía, en el mes de marzo conocíamos que el maíz transgénico MON810 había sido autorizado en España con el propósito de desarrollar diversos ensayos en Extremadura. Manifestábamos entonces nuestro asombro porque hacía poco que Francia formalizaba la prohibición de cultivar maíz MON 810 tras conocer algunos resultados de estudios que mostraban las consecuencias de desarrollar las plantaciones del maíz.
En aquel entonces existían sospechas de que el polen del MON810 afectara a otros cultivos, además se mostró que podía provocar distintos efectos tóxicos en especies de insectos que en teoría no deberían verse afectadas. MON810 se había desarrollado con el propósito de superar el ataque del denominado taladro, insecto responsable de ser la mayor amenaza del maíz en todo el mundo. A partir de estos resultados se dedujo también que podría afectar de forma negativa al ser humano.
Francia fue prudente, algo distinto a la actuación española. Por cierto, en nuestro país se cultivan más de 80.000 hectáreas de MON 810, el año pasado eran 75.000 hectáreas, con lo que se ve el gran incremento de este cultivo en suelo español y las posibles consecuencias.
Volviendo al estudio austríaco, uno de los investigadores, Jürgen Zentek (profesor de Medicina Veterinaria en la Universidad de Viena), indica que los ratones que disfrutaron de una dieta libre de transgénicos tuvieron una reproducción mucho más eficiente y que estas diferencias reproductivas están atribuidas a la alimentación.
Parece evidente que queda mucho por investigar y que hay que frenar de forma prudente algunos alimentos desarrollados mediante biotecnología al menos hasta que se realicen estudios científicos que puedan acreditar claramente su salubridad. Por el momento los estudios que se han presentado ya son un duro golpe para algunas empresas que han certificado la seguridad del maíz, como es el caso de Monsanto, aunque también hay que añadir que la propia EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) certificó su seguridad.
¿Qué tendrán que decir ahora?
Vía | Greenpeace