Generalmente se asocia que la producción de alimentos transgénicos es mayor que la producción de alimentos tradicionales, pero parece que esto no es cierto, en realidad los alimentos transgénicos no son tan productivos como cabría esperar. Cierto es que son más resistentes a las plagas, a la carencia de agua, a situaciones medioambientales adversas, etc., pero algunos estudios han puesto al descubierto que son alimentos que producen menos y la causa de ello, según indican los expertos, son los cambios genéticos que han provocado una alteración del metabolismo original de las plantas productoras, inhibiendo su capacidad de absorción de los nutrientes que necesitan para desarrollarse adecuadamente, en consecuencia la productividad merma.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Kansas en el que se analizó la productividad estadounidense de cereales durante los últimos tres años, puso al descubierto, realizando una comparativa entre los productos tradicionales y los transgénicos, que estos últimos habían rendido mucho menos, como por ejemplo la soja transgénica, que mostraba un 10% menos de productividad. Lo mismo ocurría con el maíz u otros productos, de este estudio se hacía eco el periódico The Independent.
Las semillas transgénicas son más caras y ofrecen menos productividad, entonces los supuestos beneficios económicos desaparecen ¿no? Claro, que se podría argumentar que se trata de un estudio aislado, pero no es así, el estudio fue presentado por la Universidad de Kansas en abril de este año y corrobora estudios anteriores como el realizado por la Universidad de Nebraska el año pasado. En este estudio se mostraba que la soja transgénica era entre un 6% y un 11% menos productiva que la convencional, siempre dependiendo de la variedad. Ante estos datos, quizá el argumento de la rentabilidad económica en la producción de alimentos transgénicos no es el más acertado.
Pero lo que resulta más gracioso de todo es la contestación que la famosa multinacional de agricultura y biotecnología Monsanto, la compañía indica que los transgénicos no han sido desarrollados para aumentar la productividad, ¿curioso no?, y más cuando hemos leído en algunas noticias que este tipo de cultivos son más productivos. Las empresas que se dedican al desarrollo de semillas transgénicas se esfuerzan por promover unos cultivos que por un lado producen menos y por otro, necesitan diversos productos agroquímicos para su desarrollo. Se está cambiando el uso de pesticidas, abonos y demás sustancias por estos productos agroquímicos.
Una explicación evidente es el gran negocio de los transgénicos, productos patentados que provocan la dependencia total de los agricultores y podríamos decir que de por vida, un buen ejemplo de ello es el post semillas transgénicas, sus problemas y consecuencias. También podríamos tener en cuenta la información que ofrecía hace unas semanas Greenpeace sobre los alimentos transgénicos en España y las consecuencias reales de su producción.
A todo esto hay que añadir el riesgo de la contaminación genética y la carencia de estudios científicos que demuestren la total inocuidad de estos alimentos. Quizás es cuestión de replantearse si realmente merece la pena mantener el cultivo de alimentos transgénicos, posiblemente libran a los productores de plagas y enfermedades, pero a cambio aparecen otros problemas que no parecen compensar.
Es posible que los alimentos transgénicos sean una solución tecnológica efectiva, pero ante los estudios que han proporcionado las universidades mencionadas, puede ponerse en duda, al menos con los actuales productos transgénicos. Será cuestión de sopesar también el nuevo modelo de agricultura que proponían dos expertos, cultivar alimentos transgénicos de forma ecológica.
Indudablemente preferimos los cultivos ecológicos, más ricos, mas nutritivos y por supuesto, más saludables.
Vía | The Independent
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