Los alimentos se encarecen alrededor de un 436% desde su origen hasta su destino

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Los alimentos se encarecen alrededor de un 436% desde su origen hasta su destino, esta es la conclusión que se desprende del informe elaborado por la COAG (Coordinadora de Organizaciones de agricultores y ganaderos), la UCE (Unión de Consumidores de España) y la Ceaccu (Confederación española de amas de casa, consumidores y usuarios). El informe, Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos ha tomado como referencia 25 de los productos alimenticios que más consumimos los españoles, y con él se pretenden denunciar los abusos en los precios de compra a los productores y los precios de venta a los consumidores.

Esta actuación se encuentra orientada en la misma línea que la que está realizando la UPA (Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos) en su web Precios Justos, en ella se solicita la participación de los consumidores y productores para que muestren su repulsa e indignación ante la situación de los precios tan abusivos de los productos alimentarios. Parece que, a pesar de que el Gobierno español haya admitido el abuso de los márgenes comerciales en los alimentos, muchas organizaciones de productores y consumidores no quieren esperar sus lentas actuaciones y por tanto se suceden las iniciativas reivindicativas, manifestaciones, denuncias, etc.

La presentación de este informe coincidió con una nueva edición del denominado Mercado Agrario Transparente en Madrid, en el que los ciudadanos podían comprar diversos productos agroalimentarios por precios considerados justos, por ejemplo, el kilo de berenjenas tiene un coste en origen de 0,25 euros y en una tienda estaríamos pagando alrededor de 1,86 euros, claro que depende de la tienda. En todo caso, esta diferencia representa nada menos que un 744% de incremento, resulta incluso vergonzoso.

Lo mismo ocurre con otros alimentos cuyos valores añadidos rondan o incluso superan el 1.000%. Un ejemplo claro es el que nos muestra la publicación digital de El Mundo, los responsables de este periódico decidieron comprobar los márgenes y compraron diferentes productos en el Mercado Agrario Transparente en Madrid, un kg de calabacines, kg de berenjenas, 1kg de garbanzos, bote de medio kilo de aceitunas, 1/2 litro de aceite y un kilo de pepinos, en total sólo se gastaron 6 euros.

Los cálculos realizados sobre la compra de los mismos productos en otras tiendas arrojaba un gasto de 25 euros, nada menos que 19 euros de diferencia. Realmente es necesario y urgente que se adopten las medidas oportunas que permitan que consumidores y productores no soportemos esta situación ¿no crees?

Vía | El Mundo
Más información | COAG

Gastronomía y Cia - Mar Gavilán y Javier Muniesa

Mar Gavilán y Javier Muniesa

En 2005, fundamos el primer blog gastronómico colaborativo en España, que rápidamente se convirtió en un referente en el ámbito gastronómico. En 2008, dimos un paso adelante y creamos Gastronomía & Cía de manera independiente. Para nosotros, ha sido un sueño hecho realidad combinar nuestras pasiones por la gastronomía, la creatividad y la divulgación. Ahora nuestro objetivo es inspirar, informar, deleitar y conectar con todos los entusiastas de la cocina.

3 comentarios

  • Alvaro [doocomo.com sistema de reservas online] - mayo 30, 2008 - 12:41
    #1

    Creo que aquí se mezclan demasiados temas y variables y que en realidad el problema es mucho más complejo que simplemente ajustar cuentas con los distribuidores.

    Veamos el lado del productor. ¿Porqué se pagan precios de miseria y bajo coste por los productos agrícolas y ganaderos?. Por un lado tenemos pocos distribuidores, poca gente a la que venderle nuestros productos. Por otra parte son comodities, son genéricos e intercambiables, da igual comprar a un agricultor que a otro, no hay apenas diferenciación. Casi todos los productos sufren sobreproducción, se produce demasiado. Y finalmente cuando un producto sube de precio todos se lanzan a producirlo, al año siguiente el precio cae en picado. Por no hablar de las subvenciones que distorsionan el coste real de las cosas e incentivan producciones que nada tienen que ver con la demanda real del mercado.

    No todos los problemas del lado de los productores son debidos a la distribución.

    Si tengo una fábrica de digamos, bombillas, y aparecen productores más eficientes, o simplemente la demanda cambia, ¿me subvencionará el estado para no quebrar?. ¿Porqué es más importante un agricultor que un fabricante de bombillas?.

    ¿Qué es un precio justo?, ¿el que cubre los costes del productor?, ¿el que le garantiza un estándar de vida básico? (a pesar de que no sea competitivo)… más bien el precio justo es el lugar en que se encuentran oferta y demanda en un mercado competitivo (con mínimas barreras de entrada, con información veraz y transparente y con jugadores que operen de forma racional). No existen los precios justos, ni los márgenes razonables.

    En España se producen cerezas excepcionales que se pagan a más de 100€ el kilo… ¡qué injusticia!, deberían pagarse como las corrientes, debería prohibirse su exportación, ¿no?, para que estén al alcance de todos. Demagogico ¿no?. Pues lo mismo para todos.

    Veamos el otro lado, la compra. Se nos llena la boca cantando las virtudes del pequeño comercio… pero luego compramos en las grandes superficies. ¿Porqué?, ¡porque son en general más baratas!, por la mera economía de escalas. Nos vamos a vivir en adosados en el extrarradio, o en ciudades dormitorio. Compramos en centros comerciales. Esto conduce a la concentración de la distribución inevitablemente.

    Al margen de fenómenos puntuales debidos a la especulación, malas cosechas o prácticas anticompetitivas y por ello ilegales (aunque sean toleradas) los precios de las comodities, descontando la inflación (que es un efecto monetario), han bajado de forma sostenida. Aunque nos de la impresión de que cada vez cuesta más llenar la cesta de la compra, el hecho objetivo es que esa cesta está cada vez más llena y con productos más variados. Es el efecto de la competencia, una carrera feroz en pro de la eficiencia basada en la innovación.

    Pero bueno, podemos olvidarnos de la eficiencia y optar por definir qué es un precio justo para cada producto. Aunque entonces sería recomendable definir cuánto necesitaremos de cada producto y planificar la producción, más que nada para que lleguemos a cubrir la demanda. El problema es, ¿cómo predecir la demanda?… todos sabéis cuándo y dónde se probó este sistema y los efectos que tuvo.

    ¿Existen condiciones de competencia adecuadas en la agricultura?, ¿existe competencia adecuada en la venta al consumidor?, si no es así el gobierno debería estar haciendo algo ya, puesto que esa es su responsabilidad.

    Por que todo lo demás, subvenciones, aranceles, cuotas y cupos son distorsiones del mercado que sólo redundarán a la larga en subidas de precio para el consumidor final. Léase ciudadano. Tú y yo y todos los demás.

    Responder
  • VelSid - mayo 30, 2008 - 13:47
    #2

    Álvaro, estamos de acuerdo en muchos puntos, pero es algo más simple, como sabes, no sólo el Gobierno español ha reconocido que existe un cierto grado de abuso por parte de los intermediaros, otros gobiernos también lo han hecho y han comenzado a aplicar medidas (eficaces o no), como por ejemplo el Gobierno francés.

    Evidentemente intervienen muchos factores, pero simplificando, no es justo un margen comercial en torno al 1000% y no sirve la excusa de la oferta y la demanda, el margen es siempre muy elevado sobre cualquier producto, sea de coste alto o reducido.

    Deja por un momento a un lado la demanda, los problemas medioambientales o de producción, los impuestos, etc., apartando todo esto, el problema sigue siendo el mismo, da igual que exista una gran o pequeña demanda, el precio de venta al consumidor será mucho más elevado y quizás se pague un poco más al productor, pero la diferencia entre el precio de uno y otro seguirá siendo abismal. No creemos que sean fenómenos puntuales de especulación, tan sólo hay que dar un vistazo al precio de venta de muchos productos en su origen y al precio de venta al consumidor, en el MAPA muestran una media de esos precios, en algunos casos son abusivos.
    Definir un precio justo realmente es difícil y más con la variabilidad del mercado, pero volvemos a insistir, no se trata de definir el precio justo, sino de establecer unos topes en los márgenes que beneficiaran a las partes más sufridas. Lógicamente los intermediarios verán reducida su ganancia, a ellos les viene muy bien ganar cuanto más mejor, pero esta práctica carece de conciencia social (aunque hay que reconocer que en temas económicos esta cuestión es bastante escasa).

    Cierto es que las grandes superficies se llevan la mayoría de ventas por los precios más económicos que pueden ofrecer (lo que ha ahogado al comercio pequeño), pero también es cierto que pagan a los productores en muchos casos a 180 días, ajustan al máximo los precios, lo que supone una gran ventaja frente al pequeño comercio asegurando la venta de los productos y además, les obligan a reponer el género o productos estropeados en la propia gran superficie.
    En el precio de venta de una gran superficie se contemplan estas pérdidas, los robos y mil y una cuestiones que terminamos pagando los consumidores y los productores, ¿cuál es la responsabilidad económica de las grandes superficies con los productos que comercializan?, ninguna. Seguro que si tu adquieres un vino para vender en tu establecimiento, se te cae y se rompe la botella, es tu responsabilidad y la asumes ¿o le dices al productor que te la restituya sin cargo?, pues esto pasa en las grandes superficies.

    La intervención de alguna legislación reguladora en la responsabilidad económica del intermediario es necesaria, seguramente se reducirían los precios para el consumidor y aumentarían para los productores, al menos así lo creemos nosotros o es que quizás agricultores y consumidores nos quejamos por vicio.:)

    Saludos.

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  • MMar - junio 2, 2008 - 11:10
    #3

    Gracias por esta información.
    Después de haberme informado ultimamente mucho por las teorías del decrecimiento económico, las miles food, el comercio justo y la política de las grandes cadenas de distribución, no me extraña que los productores estén tan cabreados. Afortunadamente todos los movimientos a favor de un cambio defienden comprar lo más cerca posible del productor con lo que se evitaría estas injusticias.
    A mi tb me gusta comprar en hipermercados y ver mucha oferta de productos, pero entiendo las teorías del consumo responsable y más local, aunque no sea 100%, y creo totalmente en el poder del consumidor para la mejorar el mundo.

    Responder

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