Un estudio desarrollado por investigadores del Centro de Investigaciones para la Dieta y la Actividad de la Universidad de Cambrigde (Reino Unido), concluye que comer de forma saludable se está convirtiendo en un privilegio exclusivo de los más pudientes. La razón es que los alimentos saludables son hasta tres veces más caros que los alimentos menos saludables.
El resultado del seguimiento realizado a 94 alimentos durante el periodo comprendido entre el año 2002 y el año 2012 muestra que los alimentos saludables son cada vez más caros. Productos como las verduras o las frutas son menos accesibles que aquellos alimentos que contienen un alto contenido en grasa y azúcares. Por ejemplo, los tomates aumentaron su precio en el periodo indicado en un 39’7%, en cambio, las pizzas preparadas y congeladas sufrieron una reducción del 24’8% en el precio, en vez de incrementarse se ha ido reduciendo año tras año.
Este es uno de tantos ejemplos que se pueden citar del estudio realizado, éste muestra una clara diferencia entre la evolución de los precios de cada grupo de alimentos, como ya hemos indicado en otras ocasiones, esa diferencia del coste complica que los consumidores puedan llevar una dieta saludable, especialmente aquellos con economías más deprimidas. Claro, que existen explicaciones evidentes, los alimentos frescos y naturales son perecederos, además de tener menos vida útil que una pizza congelada, es más cara su recolección, almacenaje, etc. También son más susceptibles a los cambios y fluctuaciones que se producen en el mercado, como por ejemplo la variabilidad de los precios del petróleo. A esto sumamos las malas cosechas causadas por las sequías, inundaciones u otros desastres naturales.
Según el estudio, en el año 2002 unas 1.000 calorías de alimentos saludables tenían un coste medio de 5’65 libras (unos 8 euros), mientras que la misma cantidad de calorías aportadas por alimentos menos saludables tenían un precio medio de 1’77 libras (algo más de 2 euros), ya entonces la diferencia era bastante significativa. En el año 2012 consumir 1.000 calorías de alimentos saludables costaba una media de 7’49 libras (unos 9’5 euros), la misma cantidad calórica de alimentos poco saludables tenía un coste medio de 2’50 libras (unos 3’17 euros), la diferencia sigue siendo muy notable.
Desde el año 2002 se constata que siempre ha existido una gran diferencia de precios entre ambos grupos, pero con la particularidad de que la brecha se va ampliando año tras año, lo que muestra que a medida que pasa el tiempo las dietas más saludables son cada vez menos accesibles, algo que puede tener implicaciones en la seguridad alimentaria y en la salud de la población. Según los datos facilitados por el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, el gasto relacionado con las enfermedades alimentarias alcanza los 5.800 millones de libras (unos 7.350 millones de euros al año). Es importante destacar que el 14’3% de las enfermedades que sufren los habitantes del Reino Unido son consecuencia de las dietas poco saludables, por supuesto, esta cifra se irá incrementando gradualmente a medida que los consumidores recurran a los alimentos menos saludables por ser más económicos y facilitar que puedan llegar a final de mes.
El estudio tenía como objetivo investigar los precios de ambos grupos de alimentos a partir del historial de precios de la base de datos del Gobierno del país, posteriormente clasificar cada alimento como saludable o no saludable según los datos de la Agencia de Normas Alimentarias. Esta investigación es interesante porque el Gobierno del país ha tomado nota de que en la salud del consumidor influye de forma determinante el precio de los alimentos y la accesibilidad a una dieta saludable. Sin embargo, como ya hemos comentado en otras ocasiones, siempre se habla de aplicar impuestos a los alimentos que favorecen el sobrepeso y la obesidad, pero prácticamente nunca se habla de subvencionar los alimentos que se consideran saludables.
Si además se hiciera una comparativa con alimentos ecológicos, la diferencia sería significativamente superior. En fin, los datos obtenidos se pueden trasladar a muchos países comunitarios, si hay verdadera intención de luchar contra problemas como el sobrepeso y la obesidad es necesario que los gobiernos empiecen a plantearse estrategias que tengan presente la subvención de la alimentación saludable, como ejemplo claro de que este tipo de estrategias funcionan os recomendamos leer el post que trata sobre los benéficos de los descuentos en alimentos frescos y naturales.
De la investigación que hemos conocido a través de este artículo del periódico digital The Independent, podéis conocer todos los detalles a través de la revista científica Plos One.
Foto | Andy Fell