Los alimentos funcionales no son tan funcionales

Los alimentos funcionales no son tan funcionales, a medida que avanzan las investigaciones de la EFSA, se pone al descubierto el fraude que se encierra tras algunos alimentos. Son muchos los productos que se comercializan bajo la premisa de aportar beneficios extras y significativos para la salud sin que estos hayan sido probados científicamente, algo que la EFSA está rectificando progresivamente. A finales del año pasado hablábamos sobre los alimentos funcionales evaluados por la EFSA y de cómo muchos de ellos no superaban los controles que este organismo realizaba, hoy tenemos nuevos datos.

Más de 50 supuestos suplementos y alimentos funcionales han sido investigados por la EFSA, el Té negro de Lipton, del que se indica que ofrece grandes beneficios al sistema cardiovascular, el Jugo de arándanos que comercializa Ocean Spray al que se le otorgan ciertas propiedades preventivas contra distintas infecciones urinarias, u otros suplementos como pueden ser los suplementos de ácido graso omega 3, presente en el aceite de pescado del que se indica que puede mejorar el crecimiento cerebral de los niños.

Muchos productos carecen de beneficios extras constatados científicamente y así lo manifiesta la EFSA, de la investigación se desprende que los consumidores están perdiendo mucho dinero adquiriendo alimentos que no van a mejorar su salud o calidad de vida, hasta el momento y según se indica en el periódico digital Times on Line, han sido 66 productos los analizados y todavía quedan por analizar más de 4.000, lo que muestra que la tarea será larga y laboriosa.

Los estudios científicos presentados por las empresas no superan los exámenes, y dado el alto índice de suspensos hasta el momento, podemos imaginarnos cuál será el resultado de los 4.000 productos restantes que quedan por analizar. Parece evidente que la industria alimentaria en la mayoría de casos se ha valido de supuestos beneficios saludables aportados por sus productos para incrementar los precios y las ventas.

La EFSA indica que se ha estado engañando demasiado tiempo a los consumidores con el tema de los alimentos funcionales, con este trabajo se intenta poner fin a este fraude y obligar a que los fabricantes justifiquen científicamente cualquier propiedad beneficiosa para el organismo mediante estudios constatados. Sería interesante recordar el post Etiquetas de productos funcionales con mensajes engañosos.

Otro producto que debe presentar pruebas científicas sobre efectos beneficiosos para la salud es Actimel, recordemos que a este producto de Danone se le otorgó el Premio a la mentira publicitaria más insolente del año por Foodwatch, una asociación alemana que pretende denunciar las prácticas publicitarias engañosas. Si la EFSA determinara finalmente que tales beneficios no son como asegura Danone, el impacto económico para la empresa podría ser muy elevado, aunque esto en realidad no nos tendría que preocupar.

Con el ácido graso omega 3 ocurre lo mismo, algunos de los supuestos beneficios reclamados por las empresas que lo comercializan han sido rechazados por la EFSA, las empresas sugerían que los suplementos mejoraban el sistema nervioso de los fetos y los lactantes. Como decíamos la EFSA tiene mucho que investigar, pero mientras tanto, algunos productos se seguirán comercializando sin que sepamos a ciencia cierta si aportan los beneficios que en sus etiquetas especifican. Una pregunta que podemos plantearnos es si los alimentos funcionales son necesarios para gozar de buena salud, descubriremos que no.

Más información | EFSA
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