En Portugal se está generando una gran protesta popular contra las actuaciones de la ASAE (Agencia de Seguridad Alimentaria), el motivo es la estricta aplicación que está realizando este organismo de las normas de higiene de la Unión Europea. Los alimentos artesanos y tradicionales de la gastronomía portuguesa podrían desaparecer por la estricta y desproporcionada aplicación de estas normas.
Una de las leyes quizá más polémica es la que prohíbe a los agricultores vender sus productos directamente a los restaurantes, además, para poder vender los productos, éstos deberían estar correctamente embalados y etiquetados. Básicamente se obliga a estos pequeños productores artesanos que funcionen como una empresa, obligándoles además a utilizar materias primas de origen industrial.
Los vendedores ambulantes que ofrecen en los mercados diversos alimentos elaborados de forma artesanal, quesos, chorizos, dulces, etc., tampoco podrán vender sus productos, ya que la ley les obliga a adaptar según la normativa el lugar donde los elaboran, es decir, convertir una cocina casera en una cocina industrial.
La aplicación de la ley de higiene en Portugal podría acabar con el sustento de un gran número de pequeños productores que trabajan de forma artesanal, la ASAE intenta que esta ley se aplique con el máximo rigor y no duda en utilizar las fuerzas policiales para que actúen en cualquier feria o evento donde se han comercializado tradicionalmente los alimentos que antes indicados.
Ni dulces tradicionales, ni embutidos, nada que se haya elaborado de forma artesana se puede vender, cualquier producto debe haber sido preparado con alimentos desarrollados de forma industrial y además, una vez elaborados, se han de embalar adecuadamente. Pero resulta gracioso que tampoco se permitan vender frutas o verduras, es como si se vetaran los cientos de puestos de mercados de nuestro país en los que se venden las frutas y verduras de los agricultores de la zona y en su lugar, nos obligaran a comprar las frutas y verduras que proporcionan los grandes centros comerciales.
El inspector general de la ASAE tuvo que presentarse ante el parlamento para explicar la actuación de este organismo, manifestó que los pequeños productores y artesanos deben forzosamente encuadrarse en la ley o corren el riesgo de no poder seguir trabajando como lo han hecho hasta ahora.
Todos los cambios que se apliquen para mejorar la seguridad alimentaria de los consumidores son interesantes, pero no se pueden cambiar los modelos que han funcionado durante siglos en sólo unos meses, además, hay que proporcionar las facilidades necesarias para que cada productor pueda adaptarse a la normativa y proseguir su trabajo.
Parece que la ASAE ha obviado un obligado periodo de transición tolerante para los alimentos artesanos de Portugal, veremos cual es el resultado.