Los ácidos grasos omega-3 pueden retardar el proceso de envejecimiento

Los ácidos grasos omega-3 pueden retardar el proceso de envejecimiento si se consumen en su justa medida. Esta afirmación cuenta con el respaldo de diferentes estudios científicos realizados hasta la fecha, como el que hoy conocemos. Una nueva investigación que ha sido realizada por expertos de la Universidad del Deporte de Beijing, de la Universidad de Geociencias de China y del Instituto de Ciencias del Deporte de China, ratifica esta conclusión.

Los investigadores comentan que una ingesta adecuada de este tipo de ácidos grasos puede retrasar el envejecimiento biológico, algo que ha sido medido a través de la aceleración de la edad fenotípica, un indicador que hace referencia a la diferencia entre la edad cronológica de una persona y su edad biológica, parámetros determinados por diferentes marcadores bioquímicos. A diferencia de otras investigaciones, en esta se destaca que aunque los beneficios de los ácidos grasos omega-3 son evidentes, un consumo excesivo donde se supere la ingesta de más de 1’1 gramos diarios, no ofrece mayores ventajas e incluso podría reducir su eficacia.

Antes de proseguir con el estudio será interesante saber qué son exactamente los ácidos grasos omega-3 y por qué son tan importantes para nuestro organismo. Este tipo de ácidos son un tipo de grasa poliinsaturada esencial que el organismo no puede producir por sí solo, por lo que se debe obtener a través de la dieta. Entre los diferentes ácidos grasos omega-3, los más conocidos son el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), que se encuentran principalmente en los pescados grasos, como el salmón, la caballa, el arenque y la sardina. Otro ácido destacado es el ácido alfa-linolénico (ALA) que procede de fuentes vegetales, como el aceite de linaza, las semillas de chía o las nueces.

Este tipo de ácidos grasos son muy importantes para un buen estado de salud y para los procesos y funciones que lleva a cabo el organismo, como la salud cardiovascular, la reducción de la inflamación o el correcto funcionamiento del cerebro, pero uno de los efectos que resultan más interesantes es la reducción del envejecimiento. En investigaciones anteriores se han relacionado los ácidos grasos omega-3 con la protección de los telómeros, estructuras que se encuentran en los extremos de los cromosomas y cuya función principal es proteger el ADN de nuestras células.

A medida que envejecemos, los telómeros se van acortando, algo que se asocia con un mayor riesgo de sufrir diversas enfermedades y un envejecimiento biológico acelerado. Por ello, los ácidos grasos omega-3 son muy valorados, ya que pueden contrarrestar el estrés oxidativo y la inflamación, lo que ayuda a mantener la longitud de los telómeros y por tanto, mejora la integridad de las células.

En este estudio chino se sugiere también que algunos aspectos como la edad, el género y condiciones como la hipertensión, pueden influir en la relación entre la ingesta de omega-3 y el envejecimiento biológico. Según los expertos, los hombres y las personas mayores de 60 años parecen beneficiarse más de la ingesta de estos ácidos grasos, y una posible razón de ello son las diferencias en el metabolismo y la biodisponibilidad, lo que muestra que una dieta rica en ácidos grasos omega-3 resultaría más beneficiosa para determinados segmentos poblacionales.

Además, explican que la clave está en la dosis adecuada, y es que según los resultados de la investigación, los efectos protectores de los ácidos grasos omega-3 se incrementan con una dosis óptima de 1’1 gramos, pero a partir de ese punto, los beneficios comienzan a estabilizarse. Por ello se destaca la importancia de realizar un consumo balanceado, ya que una mayor ingesta no necesariamente ofrece mejores resultados, e incluso pueden ser menos efectivos.

Afirman que los ácidos grasos omega-3 no sólo son esenciales para la salud en general, también podrían desempeñar un papel importante en la ralentización del proceso de envejecimiento, pero es necesario encontrar el equilibrio adecuado en la ingesta, que debe ser adaptada a las necesidades individuales. Por ello se considera que estos resultados abren la puerta a futuras investigaciones que podrían ayudar a determinar con precisión las recomendaciones de consumo, lo que contribuiría a mejorar la calidad de vida y en especial a las personas mayores.

Como ya hemos comentado en otras ocasiones, es necesario que en nuestra dieta estén presentes los alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, ya que es una estrategia simple y efectiva para poder gozar de una buena salud y mantenernos ‘jóvenes’ por más tiempo. Podéis conocer con detalle toda la investigación a través de este artículo publicado en la revista científica Frontiers.

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