En el simposio FoodLegal sobre importaciones y exportaciones que se ha celebrado en Sidney (Australia), la gerente de Integrity Compliance Solutions, empresa con sede en ese país que ofrece formación y asesoramiento integral sobre todos los aspectos relacionados con la gestión, protección y seguridad de la cadena de suministro, dio a conocer los 12 alimentos con mayor riesgo de fraude en el mundo. Son alimentos que se caracterizan por la posibilidad que tienen los defraudadores de sustituir un ingrediente por otro que sea seguro pero que resulte más económico.
Es necesario aclarar que en la lista que conoceréis a continuación, los productos alimentarios susceptibles a fraude no se clasifican por orden de importancia, simplemente se enumeran y se destaca que en la actualidad son los que tienen más probabilidad de estar sujetos al fraude. Si comparamos la lista con la que conocíamos en el año 2013 y en la que se citaban los 10 alimentos con mayor riesgo de fraude en Europa, comprobaremos que, a pesar de que han pasado tres años, los productos son prácticamente los mismos.
Los jugos de frutas y especialmente los elaborados con manzanas, naranjas y granadas, son muy susceptibles al fraude, se diluyen en agua, se añaden edulcorantes y colorantes para que parezcan concentrados. En estos casos se suele realizar un análisis para detectar la presencia de sorbitol en el zumo de fruta, de este modo se puede saber si el azúcar que contiene el zumo es natural o se ha añadido artificialmente.
El aceite de oliva tiene la dificultad de evaluar su calidad y su procedencia, es un alimento muy popular en los fraudes y aunque se pueden detectar, el volumen que se requisa es insignificante. Algunas agencias apuntan como ejemplo que el 80% del aceite italiano que se comercializa es falso, se presenta como aceite de oliva virgen extra o virgen cuando en realidad tiene una menor calidad, también se suele mezclar con aceites vegetales como el aceite de girasol.
Las especias como el azafrán, el orégano o la pimienta, corresponden a uno de los grupos de alimentos con más solera en el fraude alimentario, se han llevado a cabo desde hace varios años afectando a cualquier país. Como ejemplo se puede citar el caso de Australia del que hablamos en abril de este año. Parte del orégano que comercializaban las empresas era sustituido por hojas de olivo y hojas de zumaque molidas, en algunos casos la adulteración alcanzaba el 90%.
El café es otro producto sujeto al fraude alimentario, sobre todo con el crecimiento de la cultura del café, donde se realiza un mayor énfasis en su origen y su carácter ético, dos cuestiones que son un incentivo para los falsificadores que hacen pasar el café de calidad inferior por café de calidad superior mezclando los granos, proporcionando información fraudulenta en las etiquetas del envase, introduciendo elementos como tierra, serrín u otros ingredientes que, molidos, tienen una textura similar a la del café.
La miel y el jarabe de arce son muy susceptibles al fraude, en el caso de la miel, se suelen realizar mezclas con miel de calidad inferior procedente de otros países como por ejemplo China, que además contiene pesticidas, antibióticos, metales pesados, etc. Podemos citar como ejemplo las continuas reivindicaciones realizadas en España por COAG y CEACCU para que se identifiquen los países de origen de la miel en el etiquetado, ya que es un modo de poder saber si se trata de una miel con mayor riesgo de fraude. En el caso del jarabe de arce, el fraude habitual es añadir azúcares o edulcorantes como el jarabe de maíz de alta fructosa.
El pescado está sujeto a múltiples tipos de fraude, el principal es el etiquetado incorrecto en el que se ofrecen unas especies de menor valor comercial sustituyendo a otras de mayor valor comercial, al respecto merece la pena retomar la lectura de este post sobre el informe de Oceana, organización internacional que se dedica a la protección de los ecosistemas marinos, la conservación de los océanos y las especies marinas amenazadas que los habitan. En la lectura del informe se denunciaba que el fraude con los productos pesqueros es un grave problema mundial.
Al té le ocurre lo mismo que al café, el aumento del interés por las distintas variedades de té en el mundo, ha abierto un mercado de oportunidades para los defraudadores, se sustituye el té de gran valor comercial por variedades baratas que pueden pasar perfectamente como auténticas, aunque eso en el mejor de los casos, en el peor, se adultera el té con otros elementos vegetales. Para tener una mejor idea del fraude, merece la pena dar un vistazo a esta investigación desarrollada por la Universidad de Rockefeller (Estados Unidos). En este trabajo se identificaron diferentes hierbas y malezas presentes en las bolsitas de té que no se identificaban en las etiquetas de los envases.
La leche se ha convertido en un alimento susceptible de falsificación sobre todo en los países asiáticos, a lo largo de los últimos años hemos conocido varios escándalos relacionados con la adulteración utilizando productos peligroso. En Europa el fraude se basa en las mezclas con agua o leche de menor calidad, de ahí el creciente interés de algunos países por introducir la etiqueta de origen en la leche y otros derivados lácteos.
El fraude de los alimentos ecológicos crece proporcionalmente al interés de los consumidores por este tipo de alimentos, básicamente es hacer pasar los productos por ecológicos sin serlo, o contener ingredientes que proceden del cultivo industrial. En un reciente estudio realizado en Estados Unidos, se detectó que el 40% de los alimentos ecológicos contenían plaguicidas, lo que delata la adulteración.
Adulterar el vino es algo más común de lo que podamos pensar, se intenta hacer pasar el vino de baja calidad por vino de calidad superior utilizando mezclas de uvas, añadiendo productos químicos. Según un estudio realizado en el año 2014 por Nick Bartman, experto en la protección de la propiedad intelectual, derecho penal, investigaciones de mercado e identificación de redes de falsificación, hasta el 70% del vino que se comercializa en China podría ser falso, haciendo alusión especialmente a los vinos Premium, de ello hablábamos aquí.
El arroz es otro de los alimentos muy susceptibles al fraude, sobre todo en los mercados asiáticos, se adultera el grano con resinas y otros productos, y las diferencias con respecto al arroz de calidad sólo se pueden identificar cuando el grano ha sido cocinado. En Europa el fraude habitual es dar gato por liebre, se puede citar como ejemplo el arroz para risotto fraudulento que se comercializaba en el Reino Unido, país que durante los últimos años ha sufrido todo tipo de escándalos alimentarios.
La carne es otro de los productos presentes en esta lista de los 12 alimentos más susceptibles de sufrir fraude, etiquetar carne de wagyu cuando en realidad no lo es, añadir otras variedades cárnicas en alimentos preparados sin que se especifique, como lo sucedido en el conocido escándalo de la carne de caballo, etc.
Los consumidores estamos expuestos continuamente al fraude alimentario, los controles y medidas actuales parecen insuficientes para frenar este tipo de delitos. Aunque cada año se incautan miles de toneladas de alimentos y bebidas fraudulentas y peligrosas, se considera que se trata sólo de la punta del iceberg. Al respecto merece la pena retomar la lectura de este post en el que hablábamos de la operación Opson V, para tener una ligera idea de este problema.
Foto 3 | Aka Hige