El jamón cocido es un fiambre que se obtiene de la carne de las patas traseras deshuesadas del cerdo. Popularmente se conoce también como jamón de York y como jamón dulce, aunque como dicen @boticariagarcia y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el jamón de York no existe, no es una denominación de venta legal, y jamón dulce suele utilizarse especialmente en Cataluña, aunque es un producto salado y, además, en exceso. Entendemos que se le llama jamón dulce como contraposición al jamón salado o jamón serrano, cuyo contenido en sal es sustancialmente mayor.
Como bien sabemos, se produce jamón cocido de distintas calidades, por lo que es importantísimo leer bien las etiquetas del producto, tanto si se compra a granel como si se compra envasado, para que no nos den gato por liebre. Lo que tenemos que buscar cuando compremos este producto procesado es que tenga el mayor porcentaje de carne posible, si es un dato que no habéis consultado nunca, os va a sorprender porque hasta la marca más reconocida o más cara, puede no ser la más recomendable.
Sobre esta cuestión os hablamos en el post titulado ‘Por qué el fiambre de pavo no es tan recomendable en las dietas saludables’, una interesante lectura que os recomendamos leer si sois consumidores de este tipo de productos alimenticios. Y lo volveremos a abordar, procurando que sea pronto, pero de momento queremos mostraros un nuevo análisis de producto realizado por la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) que titula con una conclusión que ya conocemos todos, ‘El jamón cocido se pasa de sal’.
Para la mayoría de los españoles el jamón cocido es uno de los embutidos más accesibles, además, se considera una buena opción alimentaria tanto para niños como para adultos, se incluye en desayunos, meriendas y en multitud de recetas, pero al final es un producto procesado que no es tan saludable como se cree, debería consumirse con moderación y dar paso a otros alimentos nutricionalmente más interesantes en desayunos y meriendas, como fruta y hortalizas, lácteos y sus alternativas, frutos secos, semillas, cereales integrales…
La OCU ha analizado 25 marcas de jamón cocido extra envasado, y ahora os contamos sus conclusiones, antes cabe señalar que el ‘Jamón cocido de categoría extra’ es el de mayor calidad, pues no puede llevar almidones ni proteínas añadidas (lácteas o vegetales), y está limitado el contenido de azúcar. A esta categoría le sigue ‘Jamón cocido’ a secas, y se permite que contenga hasta un 1% de proteínas añadidas y más contenido de azúcares. La tercera categoría es ‘Fiambre’, es la más baja, su porcentaje de carne es muy inferior, dando paso a otros ingredientes que se reflejan en una larga lista, agua, almidón, dextrosa (azúcar), proteína de soja, gelificante, estabilizante, conservador, aroma, colorante…
El fiambre magro de cerdo puede contener aproximadamente un 52-56% de carne, así que lo mejor es no meterlo en la cesta de la compra. Y si optamos por el jamón cocido extra, hay que saber que podemos encontrar productos con distinto porcentaje de carne, aproximadamente desde el 80 al 98%. Volvemos a decir que cuanto mayor porcentaje de carne tenga el jamón cocido (y cualquier otro similar) mejor producto estamos consumiendo, pues lo más interesante es su aporte en proteínas. Si preocupan las grasas, hay que decir que el jamón cocido posee menos que el jamón serrano (que es un producto que se recomienda consumir ocasionalmente), por eso muchas veces se incluye en dietas de control de peso, pero también varía según el fabricante, pudiendo ir desde los 2 a los 10 gramos de grasa por cada 100 gramos de producto.
En general, es más preocupante el contenido en sal, y aunque la OCU diga que el 99% de los jamones cocidos que ha analizado tiene un contenido de sal superior a los 1’25 gramos por 100 gramos de jamón, serán los menos, porque la mayoría tienen 2 o más de 2 gramos de sal por cada 100 gramos de producto. Si tenéis un paquete de jamón cocido en el frigorífico o vais a ir al supermercado, recordad mirarlo, no olvidéis que el consumo excesivo de sal es muy perjudicial para la salud, y prácticamente todo lleva sal, no sólo consumimos la que nosotros añadimos en la cocina.
No vamos a poder comentar qué marcas de jamón cocido extra son mejores de las analizadas por la organización de consumidores porque es un informe accesible sólo para socios, pero sí vamos a facilitar algunas claves que han proporcionado aquí para elegir el mejor jamón cocido extra que encontremos en nuestro mercado o supermercado. Una de las más importantes es no dejarse llevar por mensajes como ‘Extrajugoso’, ‘En su jugo’… que pretenden hacer creer al consumidor que es un producto excepcional.
Además de jamón cocido, podemos encontrar paleta cocida, que es un producto muy similar, pues se elabora igual, pero con la carne de las patas delanteras del cerdo, por lo que sus valores nutricionales también son distintos. Puede ser mejor una paleta cocida con un porcentaje de carne elevado que un jamón cocido con menos carne. Al comprar este producto también conviene comprobar el precio, y si se va a comparar, siempre debe hacerse en relación al precio por kilo o precio por cada 100 gramos, que es como se suelen dar los precios tanto si se compra a granel como envasado. Veréis lo que comentábamos, los productos más caros no siempre son los mejores.
Y según la OCU, las marcas blancas de supermercado ofrecen el jamón cocido a precios muy competitivos frente a las primeras marcas, aproximadamente 6 euros menos por kilo. Pero lo dicho, lo principal es comprar el jamón cocido con mayor porcentaje de carne, seguramente no será el más caro, pero tampoco el más económico, no obstante, merece la pena pagarlo y sobre todo hacer caso a la recomendación de no consumirlo a diario.
Fotos | OCU