Como sabemos, las patatas viejas francesas han provocado que el precio en origen de las patatas de temporada de nuestro país caiga espectacularmente, los productores nacionales no pueden competir con este tipo de patatas que se comercializa a precios que resultan llamativos para los consumidores. Son patatas a precio de saldo que adquieren las grandes cadenas de distribución y tras un lavado de cara, se ofrecen a muy buenos precios, pero en lo que respecta a calidad, no hay color. No es de la patata de lo que queremos hablar, sino de la competencia desleal de la leche francesa.
En el mercado español se han introducido, en sólo dos meses, unos 60 millones de kilos de leche de origen francés a un precio que ronda los 25’3 céntimos de euro, teniendo en cuenta que los productores gallegos perciben desde el mes de abril 0’29 céntimos (un 5,68 por ciento menos que la media nacional), la diferencia de precios es significativa. Francia coloca su excedente en España a precios con los que no se puede competir y con ello se hunde la producción nacional, aunque la más afectada es la producción gallega. En lo que respecta a precios a nivel comunitario, e incluso a nivel nacional, la disparidad es significativa.
Los productores gallegos reciben hasta un 15’06% menos por la leche en comparación con los productores andaluces, este es un ejemplo claro de disparidad a nivel nacional. En lo que respecta a países comunitarios, los ganaderos gallegos reciben un 0’23% menos que los portugueses, un 10’95% menos que lo que reciben los productores holandeses y un 5’57% menos de lo que reciben los productores franceses. Teniendo en cuenta que en Galicia se produce el 37’90% de la leche de la cuota asignada a nuestro país (6’1 millones de litros de leche), es evidente que el hundimiento y el daño es mucho más acusado en esa región.
Francia nos manda todos sus excedentes, y algunos son productos de peor calidad que los españoles, además de las mencionadas patatas viejas, podemos hablar también del cordero francés que se estuvo comercializando en nuestro país durante las pasadas navidades y que hizo sombra a un producto tan excelente como el Lechazo de Castilla y León con I.G.P (Indicación Geográfica Protegida), claro, que en este caso la causa era la confusión que provocaba el etiquetado.
¿Somos acaso un país destinado a dar salida a los productos franceses?, no es que tengamos nada en contra de los alimentos que se elaboran en ese u otros países, pero pensamos que tal y como se encuentra la actual situación económica, es necesario aplicar una política proteccionista que permita mantener la actividad de los productores nacionales. Para la canciller alemana Ángela Merkel, los tiempos del proteccionismo han pasado a la historia, es fácil realizar estas declaraciones desde la cómoda posición alemana, pero dado que conocemos continuamente casos que provocan el hundimiento de los productos españoles, moralmente podemos sentirnos obligados a proteger a nuestros productores.
La leche de Francia practica una competencia desleal y por ello, desde Unións Agrarias (UUAA) se anuncia la intención de denunciar ante la Fiscalía General del Estado la actuación francesa, dado que están comercializando la leche por debajo de los costes de producción, claro, que también se debería denunciar esta práctica en el seno de la UE. En este tipo de problemas juegan un papel importante las grandes cadenas de distribución, evidentemente sólo tienen un objetivo, el beneficio económico, no importa si se hunde la producción nacional de las patatas, las sandías, el cordero o la leche, quizá se debería preparar una reglamentación que evitara este tipo de situaciones.
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